Ser madre es el trabajo más difícil del mundo, aunque también el más maravilloso. Desde que la mujer descubre que está embarazada, su mundo cambia por completo y esa pequeña personita que lleva dentro se convierte en una parte fundamental de su vida.
Luego, no importa cuánto crezcamos, para una madre seguiremos siendo sus pequeños, y siempre estará ahí cuando más la necesitemos. Ser madre es ternura y abnegación, también es sacrificio y entrega. Ser madre es consumirse en ese amor, querer sin descanso, conocer la pena que provoca tanto cariño y dar sin pedir nada a cambio. Por eso, hay muchas cosas que una madre hace pero que jamás le confesará a sus hijos.
1. Le has hecho llorar, y mucho
Lloró cuando supo que estaba embarazada, cuando te dio a luz y la primera vez que te sostuvo en sus brazos. Ha llorado de felicidad, pero también ha llorado por el miedo y por las preocupaciones. Llora porque siente que eres parte de sí, y porque también experimenta tu dolor y tu alegría, aunque no siempre te des cuenta de ello.
2. Ser madre, duele
Por muy emocionante que sea el embarazo, está acompañado de dolor. Duele cuando te mueves dentro y le das una patada, cuando comienzas a crecer y constriñes sus órganos y duele cuando finalmente decides salir. Por muy tierno que seas, también duele cuando tiras del cabello, cuando te aferras a ella con las uñitas afiladas o cuando te amamanta. Aunque quizás el peor dolor de todos, es cuando creces y le dices una palabra mezquina.
3. Quiere el último pedazo de pastel, pero te lo deja
A tu madre le apetecería comer el último trozo de pastel, pero cuando le miras con esos ojazos, le resulta imposible. Así que te lo dejará. Y para que no tengas la sensación de culpa, te dirá que no lo quiere, que ya está saciada, aunque no sea así. No es el primer sacrificio, que hará por ti, y ni siquiera el último o el más grande.
4. Tiene mucho miedo
Desde el momento en que supo que estaba embarazada, su instinto maternal se puso manos a la obra, un instinto que le lleva a protegerte, sin importar qué edad tengas y cuánto hayas crecido. A tu madre se le desbocó el corazón cuando diste tus primeros pasos, pensando que podías caerte y hacerte daño. Es probable que seas la persona que más quiere en el mundo y, como tal, tiene miedo por ti. Aún así, también tiene el coraje suficiente para apartarse y dejar que vivas tus propias experiencias.
5. Es consciente de que no es perfecta
Tu madre es su peor crítica y su juez más severo. Es consciente de que a veces pierde los estribos y se equivoca, lo cual le provoca un inmenso malestar y muchísimas dudas sobre cómo lo está haciendo. Aún así, sabe que no hay un manual de instrucciones, así que se recompone y sigue adelante, aunque a menudo querría regresar el tiempo para hacer las cosas de una manera diferente, para darte lo mejor.
6. Vigila tu sueño
Cuando te sientes mal, cuando tienes fiebre o simplemente cuando no puedes dormir porque tienes pesadillas, tu madre siempre está ahí, para vigilar tu sueño y hacerte saber que no estás solo. No importa cuán cansada esté o cuánto haya trabajado a lo largo del día, se quedará a tu lado, hasta que lo necesites.
7. Te llevará consigo durante mucho más que nueve meses
Cuando eres un bebé, le necesitas. Así que tu madre simplemente está ahí para ayudarte a crecer. Más adelante, te sostendrá para que des tus primeros pasos vacilantes, te enseñará a comer, te dará una mano con los deberes y te limpiará las heridas cuando caigas. Con el paso de los años, aunque crezcas, seguirás necesitándola y ella estará ahí, quizás en un discreto segundo plano, pero dispuesta a socorrerte cuando lo necesites.
8. Se le rompe el corazón cada vez que lloras
No hay nada más triste que el llanto de un bebé, y tu madre lo sabe. Pero también sabe que tu llanto seguirá desgarrándole el corazón durante toda su vida, porque daría el mundo entero para que no tuvieses que llorar, nunca. El amor de una madre es tan grande que daría todo por llevar tu peso, tu dolor y tu sufrimiento, aunque sabe que no puede hacerlo. Y eso la destroza aún más.
9. Te antepone a todo
Aunque consumas cada gramo de su energía, tu madre siempre estará ahí, anteponiendo tus necesidades a las suyas. Consolándote, ayudándote y hasta siendo feliz por ti. No se deja nada para sí, porque todo lo que tiene, simplemente es para ti, porque formas parte de ella. Y aunque un día haya sido extenuante, al otro día estará preparada de nuevo, para ser el hombro sobre el que puedes descansar.
10. Lo haría todo, de nuevo
Lo más maravilloso es que tu madre volvería a pasar por todo eso de nuevo, solo por tenerte. Porque a pesar del dolor, el cansancio, las frustraciones y las dudas, los momentos de alegría, felicidad y satisfacción hacen que ser madre sea una experiencia fabulosa. Porque tu sonrisa y tu abrazo, le dan ánimos cada mañana.
Dedicado a todas las madres del mundo y, por supuesto, a la mía, que sé que ha pasado por todo esto, y mucho más. ¡Gracias!
Deja una respuesta