
La vida que llevamos hoy es muy agitada. Entre tantas tareas cotidianas, es difícil encontrar tiempo de calidad para pasar en familia, disfrutando verdaderamente, sin estar conectados al móvil o pensando en las cosas que nos quedan por hacer o en los problemas que tenemos que solucionar.
La falta de tiempo en familia hace que los miembros se distancien poco a poco, hasta que llega el momento en que se convierten en extraños entre sí. Afortunadamente, siempre puedes revertir este proceso conectando con tu familia.
¿Cómo conectar con tu familia?
1. Desenchufa la tecnología
Según encuestas aplicadas a familias estadounidenses y canadienses, uno de los principales factores que sabotean el sentido de la armonía familiar es el uso excesivo o mal uso de la tecnología. Imagino que esto no te tomará por sorpresa si te detienes un instante a ver qué están haciendo ahora mismo los miembros de tu familia, inclusive tú mismo. Seguramente estarán conectados a Internet, conversando por teléfono o simplemente viendo televisión, y detrás de cada actividad: la tecnología. Y no es que el uso de la tecnología en el hogar sea algo negativo, pero cuando resta tiempo al disfrute y la compañía de los miembros de la casa se convierte en un obstáculo para la armonía familiar.
La solución no es eliminar la tecnología, sino utilizarla con mesura para dejar tiempo para la diversión y el entretenimiento en familia. Las estrategias que puedes utilizar son muchas, por ejemplo: si en tu hogar miran la televisión todas las noches, pueden comenzar a dejar de verla sólo por una noche. Luego podrán extender los días hasta llegar a unos tres o cuatro días sin televisión y durante estas noches pueden leer, escuchar música, pasar tiempo al aire libre o jugar en familia. Otra opción es mantener los teléfonos celulares apagados durante las comidas u otros momentos importantes de la familia, o limitar las horas de juego de los niños en la computadora solo para los fines de semana.
La reducción del uso de la tecnología va a ser difícil al principio, y, sin duda, dará lugar a quejas. Pero una vez que se disipen las dudas y todos en casa se acostumbren a la nueva rutina podrán disfrutar de la compañía en familia.
2. Crea una declaración de valores de la familia
Cada familia tiene su propia personalidad que es un reflejo de sus valores, actitudes y atributos compartidos. De esta manera, crean sus propios espacios, celebraciones, juegos, tradiciones y hasta hábitos. Sin embargo, la mayoría de los hogares no tienen claro qué es lo que los identifica como familia y como resultado los miembros parecen entes dispersos dentro de la casa.
Una manera bien sencilla de encontrar cuáles son los valores que identifican a tu familia consistirá en hacer una pequeña reunión donde cada miembro piense y exponga sus tres principales valores (creativos, entusiastas, conservadores, risueños…). Así, cada persona compartirá su lista y todos juntos se pondrán a trabajar para crear la lista de valores familiares donde se incluirán aquellos valores reiterados en las listas individuales. En esta reunión todos los miembros deben ser escuchados y la lista final deberá reflejar con exactitud el consenso de la familia.
Al hacer esta actividad, podrán corroborar si la vida actual en el hogar se corresponde con los valores familiares. De ser así, ¡estupendo! Si no, entonces deberán reestructurar su vida en familia de manera que todos se sientan identificados con los cambios que se propongan.
3. Fomenta los hábitos familiares
Muchos hogares tienen por sentado tradiciones familiares que disfrutan año tras año. Esta es una perfecta oportunidad para compartir todos juntos y conectarse como familia, aunque, en la mayoría de las familias estos encuentros no pasan de 4 o 5 celebraciones anuales. Evidentemente estos pocos encuentros al año no bastan para fomentar la armonía familiar, por lo que comenzar a crear hábitos familiares que sean cotidianos puede ser la solución.
Para crear hábitos familiares deberás contar con el consenso de todos los miembros del hogar, pues de lo contrario, no lograrás ningún resultado si no están todos implicados y comprometidos con las actividades que realizarán. Pueden elegir por ejemplo, desayunar y cenar 5 o 6 días a la semana todos juntos, salir todos los fines de semana a hacer deporte al aire libre o quizás escuchar música los domingos en la tarde. No interesa qué actividades escojan para hacer, lo importante será que todos los miembros de la familia participen de ellas.
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