En un mundo donde todo gira a un ritmo vertiginoso, cada vez es más fácil perderse, aspirados por un torbellino de información y demandas sociales. Sin embargo, existe una vida donde todo se mueve más lentamente y donde la felicidad no es una utopía sino una realidad al alcance de la mano. No se necesita mucho, tan solo algunos cambios en las actitudes con las cuales enfrentamos nuestro día a día.
¿Qué actitudes merece la pena cambiar?
1. Dale un significado a tu vida. Muchas personas pasan toda su vida persiguiendo las metas ajenas, los objetivos que la sociedad u otras personas diseñaron para ellos. Cuando llegan al final del camino, se dan cuenta de su error pero a esas alturas ya no hay nada que hacer. En vez de seguir los sueños de los demás, construye tu propio camino, sigue tus ilusiones y aférrate a tus metas. En la recta final no te importará si has conseguido tus sueños, te sentirás satisfecho porque al menos lo has intentado.
2. Escucha tus sentimientos. Durante muchas décadas la sociedad se ha encargado de transmitirnos la idea de que los sentimientos y las emociones son enemigos contra los cuales debemos luchar, problemas que sería mejor mantener a raya. De hecho, esta creencia está tan arraigada en cada uno de nosotros que ni siquiera nos atrevemos a aceptar nuestras emociones cuando estas son negativas. Sin embargo, si no reconocemos una dificultad no podemos resolverla. Las emociones y los sentimientos no son nuestros enemigos sino nuestros aliados, la clave consiste en aprender a escucharlos y manejarlos de manera asertiva.
3. Practica la gratitud. A menudo asumimos una postura egocéntrica y pesimista. En vez de sentirnos contentos con lo que tenemos, nos lamentamos por lo que no hemos podido alcanzar y nos quejamos por las cosas que hemos perdido. Sin embargo, el poder de la gratitud es inmenso porque nos permite sentirnos satisfechos y felices aquí y ahora, sin esperar a mañana.
4. Evita criticar. Somos críticos por naturaleza, nuestro pensamiento está estructurado para hacer comparaciones y sacar conclusiones. Y eso es bueno. Sin embargo, asumir una postura híper crítica no solo es desgastante sino que también nos traerá muchas complicaciones. Recuerda que la mayoría de los comportamientos o personas que criticas, no son buenas ni malas sino tan solo diferentes. Al inicio te costará un poco de trabajo pero muy pronto te darás cuenta de que dejar de criticar es un acto liberador.
5. Disfruta del presente. La mayoría de las personas están demasiado ocupadas recriminándose por el pasado y preocupándose por el futuro por lo que el presente se les escurre entre las manos. Sin embargo, la clave de la felicidad radica en vivir con plenitud los momentos presentes. Recuerda que el aquí y el ahora es lo único que tienes. Concientizar esa idea puede cambiar tu perspectiva del mundo y la manera en que lo enfrentas.
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