¿En cuántas ocasiones te has sentido plenamente feliz mientras trabajabas? ¿Cuántas veces te has sentido rebosante de felicidad mientras pasabas tiempo con tu hijo? Puede que te hayas sentido así en alguna ocasión o puede que no. Y es que, al contrario de lo que muchos piensan, la felicidad no es algo que viene añadido a determinadas situaciones, es una decisión personal.
Por eso podemos encontrar a personas que no tienen grandes riquezas materiales, ni reconocimiento social pero que son plenamente felices. También podemos hallar el extremo opuesto, gente que goza de gran prestigio social y que tiene mucho dinero pero que son infelices. Y es que la felicidad está en aprender a disfrutar cada momento, por muy sencillo o cotidiano que sea. La felicidad no está en las situaciones sino en la forma en que nosotros las disfrutamos.
De hecho, la felicidad es un estado que está determinado, en gran parte, por la manera en que percibimos el mundo que nos rodea. Es un estado en el que el optimismo, las ansias de vivir, la búsqueda de la satisfacción y el disfrute del momento son elementos inviolables.
En este punto es probable que te estés diciendo: “Si, eso lo sé, el problema es cómo hacerlo realidad”. Y tienes toda la razón del mundo porque muchos conocemos el camino para fomentar la felicidad pero muy pocos nos atrevemos a recorrerlo, sobre todo porque no logramos concretar la teoría, porque nuestras buenas intenciones jamás se concretizan en actos.
Consejos prácticos para ser feliz aquí y ahora
1. Cultiva tus relaciones
Una de las mayores fuentes de felicidad para la gran mayoría de las personas se encuentra precisamente en el disfrute de sus relaciones con los demás. Sin embargo, en nuestro constante y ajetreado vivir olvidamos cultivar y fortalecer esas relaciones por lo que un buen día cuando abrimos los ojos, descubrimos que nuestros amigos ya no son lo que eran antes. Por tanto, dedica algunos minutos diarios a llamar a ese amigo que tanto aprecias, a decirle un “te quiero” a tu pareja o a desearle las buenas noches a tu madre. Fortalece las relaciones que tienes ahora y aprende a disfrutar lo que ellas te ofrecen.
2. Agradece todo lo que tienes en tu vida
A menudo es necesario que pasemos por una experiencia traumática para darnos cuenta de todas las cosas buenas que tenemos en nuestra vida, pues de lo contrario nos resulta difícil percatarnos de las ventajas que tenemos. Sin embargo, si aprendiéramos a valorar todo lo que tenemos, desde las relaciones hasta las pequeñas posesiones materiales e incluso las situaciones que vivimos diariamente, todo comenzará a cambiar a nuestro alrededor y disfrutaremos nuestra vida con más entusiasmo.
3. Sé siempre optimista
Es cierto que en la vida pasan cosas negativas que nos entristecen mucho. Pero, esas situaciones ¿son toda negatividad? ¿No hay algo que puedas aprender? Ninguna situación es completamente positiva como ninguna es completamente negativa. Por tanto, intenta vislumbrar siempre el lado mejor de las cosas, quizás son una oportunidad para que pongas a prueba tu fuerza o para aprender a valorar lo que tienes.
4. Encuentra un propósito para vivir
Las personas que tienen un propósito, una meta en la vida, son más felices. ¿Por qué? Pues sencillamente porque se sienten motivados, inspirados y con energía para conseguir lo que desean. Pero además, tener un propósito en la vida le otorga un sentido a nuestra cotidianidad, a la vez que aumenta nuestra autoestima y satisfacción personal. Por eso, piensa en algo que te entusiasme, no importa de qué se trate, lo esencial es que se transforme en tu propósito de vida.
5. Vive el momento
Vivir pensando en lo que sucederá mañana es la fórmula ideal para no vivir. ¿Por qué? Pues porque nos entretenemos en todo lo que pensamos que sucederá y al final no disfrutamos lo que realmente tenemos en el aquí y ahora.
Por eso, si verdaderamente quieres fomentar la felicidad aprende a disfrutar de cada momento sin pensar demasiado en el mañana. Aprovecha el despertar de tu pareja, el beso de tu hijo o sencillamente el paseo con tu mascota. Esos son los pequeños detalles que forman tu vida y te harán feliz, como decía Orison Swett Marden: “Tan sencilla es la verdadera felicidad, que la mayor parte de las gentes no reparan en ella. Es hija de lo más humilde, tranquilo y modesto que en el mundo existe”.
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