En sentido general, estar de mal humor no es divertido y tampoco es beneficioso para nuestra salud mental y emocional. Las personas que experimentan emociones negativas a menudo, como la ira, la ansiedad y la tristeza, suelen tener una vida social más pobre y tienen una salud peor a largo plazo. Esto nos indica que los estados de ánimo negativos nos cobran un peaje.
Sin embargo, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Johannes Gutenberg University desvela que los estados de ánimo negativos no afectan a todas las personas de la misma forma. De hecho, quienes los asumen como una experiencia que aporta valor y son capaces de encontrarles un significado, incluso logran sacar ventaja de esta situación. Y es que, una vez más, todo depende del cristal con que se mire.
A mal tiempo, buena cara: Todo depende de la actitud
Estos psicólogos entrevistaron a 365 personas para analizar sus actitudes hacia las emociones negativas y positivas, así como para evaluar su salud mental y física. Los investigadores también monitorizaron los estados de ánimo de los participantes durante un período de tres semanas, recurriendo a sus smartphones.
Seis veces al día, durante nueve días, cada persona debía señalar lo bien o mal que se sentía en ese momento, indicando sus estados de ánimo, que variaban desde la alegría y el entusiasmo hasta el enojo y la decepción. De esta forma los psicólogos determinaron un perfil del estado de ánimo habitual de cada persona, estableciendo un vínculo con su salud mental y física.
Descubrieron que lo más importante no eran los estados de ánimo en sí sino la actitud que cada cual presentaba ante esas emociones “negativas”. Quienes manifestaban actitudes negativas hacia el mal humor pagaban un alto precio: mientras más estados de ánimo negativos indicaban, más mala era su salud física y emocional. Sin embargo, las personas que mostraban una actitud más positiva hacia el mal humor no mostraban estos problemas.
¿Cómo se pueden interpretar estos resultados? ¿Es realmente tan importante la actitud?
Estos psicólogos piensan que reconocer el valor y el significado de los estados de ánimo y las emociones negativas nos ayuda a que estos no se nos vayan de las manos. En práctica, comprenderlos y no tener una visión tan negativa de los mismos nos permite amortiguar su impacto, disminuyendo tanto su intensidad como su duración.
Aceptar y comprender: Las claves para que las emociones negativas no te dañen
A nadie le apetece estar de mal humor, y sería mucho mejor que potenciáramos estados de ánimo positivos. Sin embargo, es imposible no experimentar estados de ánimo negativos porque a menudo estos son una reacción ante las situaciones de nuestro entorno o ante los pensamientos que cruzan por nuestra mente; por tanto, el único camino es aprender a lidiar con ellos de la mejor manera posible.
Esto significa que no debemos entender las emociones “negativas” como nuestros enemigos, simplemente debemos escuchar el mensaje que nos transmiten. Cuando aceptamos esas emociones, cuando nos convertimos en simples espectadores de nuestro estado de ánimo, sin criticar ni dejar que nos apabulle, podemos deshacernos de esas sensaciones con mayor rapidez y recuperar nuestro equilibrio mental.
De hecho, no debemos olvidar que en algunas ocasiones la ira puede dar pie a un empoderamiento y la tristeza puede ser tan conmovedora que nos permita acercarnos a otras personas. Cada emoción tiene una razón de ser, pero si no las comprendes y luchas contra ellas, como si fueran tu enemigo, solo lograrás sentir frustración y tensión, sensaciones que pueden llegar a ser más dañinas que la propia emoción. Por tanto, aprende a fluir y abraza tus emociones a través de la meditación mindfulness.
Fuente:
Luong, G., et. Al. (2015) When Bad Moods May Not Be So Bad: Valuing Negative Affect Is Associated With Weakened Affect–Health Links. Emotion; 16(3): 387-401.
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