Hay muchas razones que llevan a las personas a dar por terminada la psicoterapia. A veces consideran que han cumplido sus objetivos, necesitan un descanso, creen que no están avanzando o simplemente no han logrado conectar con el psicólogo. En estos casos, tienen que plantearse abandonar las sesiones y, por supuesto, comunicárselo al terapeuta.
¿Por qué no deberías interrumpir bruscamente la psicoterapia?
Muchas personas apuestan por el camino fácil y cortan la relación dejando de asistir a las consultas, lo cual no es recomendable por múltiples motivos.
– Generas la sensación de pérdida. A menudo, cuando abandonamos una actividad o persona de forma abrupta, tarde o temprano sobreviene la sensación de pérdida, lo cual puede generar sentimientos negativos que van desde la frustración hasta la tristeza.
– Cierras un camino para el futuro. El motivo de abandono no siempre se debe a la falta de habilidad profesional del psicólogo por lo que si quieres mantener una buena relación, lo mejor será no interrumpir repentinamente el tratamiento. De esta forma, si vuelves a necesitar su ayuda, no te avergonzará pedirle otra cita.
– No muestras consideración por el psicólogo. Aunque estés pagando por las sesiones, el terapeuta también ha invertido tiempo y esfuerzo en tu tratamiento por lo que merece saber que no quieres continuar con la terapia y las razones por las cuales abandonas. De esta forma, si ha sido debido a un error suyo, podrá trabajar en este aspecto para mejorar sus habilidades profesionales en un futuro.
– No obtienes un cierre. Como norma, cuando le comunicas a tu terapeuta que dejarás el tratamiento, este te pedirá que acudas a una o dos consultas más. En estas sesiones podrás atar cabos sueltos, centrarte en alguna situación que te preocupa en ese momento o tener lineamientos generales para continuar sin la ayuda psicológica. De una forma u otra, estas sesiones no son para convencerte de que continúes sino para darte algunas herramientas que podrían serte muy útiles en el futuro.
Terminar la terapia en 3 pasos
- Busca la causa del abandono. Lo más usual es que la idea de abandonar la terapia no surja de un día para el otro, casi siempre es un pensamiento que va tomando forma a lo largo de varias semanas. Antes de tomar una decisión, intenta comprender qué te motiva a dar ese paso. Busca entre las razones más comunes para abandonar la psicoterapia y cerciórate de que se trata de un buen motivo, no de una resistencia al cambio o de la falsa percepción de que ya no necesitas el tratamiento.
- Sé honesto y claro. Poner fin a la terapia es una excelente oportunidad para practicar la asertividad. Coméntale a tu terapeuta cómo te sientes y por qué has decidido terminar el tratamiento. No se trata de que escondas lo que sientes pero tampoco de que le hagas sentir mal. Expresa tus motivos de la manera más objetiva posible, sin atacar. Recuerda que, después de todo, la psicoterapia está destinada a terminar ya que no puede ser un proceso que se extienda al infinito.
- Escucha las razones del psicólogo. Es probable que el psicoterapeuta te dé razones para continuar el tratamiento, motivos que pueden ser perfectamente válidos y lógicos. Considera que en determinadas circunstancias, sobre todo cuando las emociones están en juego, no podemos pensar con claridad y una visión externa siempre es recomendable. No te cierres de antemano a sus argumentos y no pienses que está intentando convencerte a toda costa. Escúchale y, más tarde, cuando llegues a casa, valora esas ideas.
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