La palabra agora proviene del griego y significa plaza. Así, podrán presuponer que la agorafobia hace referencia a un miedo irracional ante los lugares públicos (que no es sinónimo de los lugares abiertos), generalmente llenos de personas o ante situaciones donde escapar pueda resultar difícil o embarazoso. De esta forma, los agorafóbicos suelen temer y evitar las concentraciones de personas, viajar en el metro o en avión, estar en un puente o ascensor…
Los orígenes históricos del trastorno se remontan al aó 1621 cuando el psiquiatra Robert Burton describiera algunos casos con estas características. Pero no fue hasta el 1872 que el neurólogo Karl Westphal utilizaría el término. Evidentemente, por aquel tiempo la mayoría de los aquejados eran hombres ya que en aquella época las mujeres no solían andar libremente por las calles aunque en la actualidad se conoce que la agorafobia afecta mayormente a las féminas; hallándose que 2/3 del total son mujeres.
Generalmente el trastorno inicia alrededor de los 18 y los 35 años y tiene como característica esencial la aparición de ansiedad o incluso crisis de ansiedad cuando la persona debe enfrentarse a las situaciones que teme aunque si tiene una compañía los síntomas pueden disminuir considerablemente. Alrededor del 95% de las personas diagnosticadas con agorafobia padecen además ataques de pánico. Aunque también vale aclarar que aproximadamente un tercio de las personas que sufren ataques de pánico continuos también llegan a desarrollar la agorafobia.
Es bastante usual que desarrollen cierto comportamiento evitativo y esto les restringe sus potencialidades hasta tal punto que no pueden llevar a cabo las tareas domésticas más sencillas como hacer las compras en un supermercado o les impide relacionarse con su propia familia en lugares diversos a la casa como podría ser un parque de diversiones.
La persona con agorafobia suele temer a la pérdida de su fuente de seguridad, que generalmente se halla en su casa, por lo cual usualmente restringe sus actividades al marco de los sitios donde se siente segura y protegida. En sus formas más extremas la persona se encuentra totalmente incapacitada para salir de su hogar o incluso permanecer en éste sin la compañía de otras personas.
Entre los famosos que sufren agorafobia se pueden mencionar a: Kim Basinger, Nicolas Cage, Barbra Streisand, Johnny Depp y Michael Jackson.
No obstante, la agorafobia no es un trastorno que deba acarrearse de por vida; los tratamientos psicológicos generalmente se enfocan en dos factores: controlar la sintomatología ansiosa y hacer desaparecer las conductas de evitación. La desensibilización sistemática es una de las técnicas por excelencia.
Podríamos decir que, de las personas que terminan el tratamiento, alrededor de un 65-75% logran la remisión total de los síntomas. El problema mayor se halla en la adhesión terapéutica ya que alrededor de un 25% suele abandonar el tratamiento.
Fuentes:
Peñate, W. et. Al. (2006) Agorafobia (con o sin pánico) y conductas de afrontamiento desadaptativas. Salud Mental; 29(2): 22-29.
APA (2000) DSM-IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Mason.
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