El éxito es una palabra que está estrechamente vinculada con el hecho de alcanzar las metas que nos hemos impuesto a medio y largo plazo. La cuestión en la sociedad moderna es muy sencilla:
¿Alcanzaste tus metas?
¡Sí! Entonces eres exitoso.
¡No! Entonces eres un fracasado.
Y es que en ocasiones las personas asumen el éxito como un concepto que no tiene puntos intermedios. Entonces comienza la lucha por ser “exitoso”. Pero… obviamente, para ser exitoso primero debemos proponernos algunos objetivos a cumplir, debemos plantearnos metas cuya consecución será el patrón de comparación para decidir si somos o no exitosos.
Plantearse metas es realmente fácil, basta pensar en algo que deseamos fervientemente. Lo verdaderamente complicado es alcanzar las metas. Entonces las personas recurren a las técnicas más variadas (la mayoría de las cuales no tienen ningún basamento psicológico consistente) para lograr sus objetivos.
Y es que el problema con los consejos es que normalmente entrañan un poco de buen sentido y otro tanto de mala estrategia. Al final, los mismos se convierten en un obstáculo para alcanzar las metas, más que en un facilitador de nuestros objetivos.
Las 10 estrategias más comunes que se plantean las personas para alcanzar las metas
Richard Wiseman, en su libro «59 segundos» recoge las principales estrategias o técnicas que las personas utilizan para lograr sus metas:
1. Construir un plan detallado paso por paso.
2. Motivarse a sí mismo focalizándose en una persona que ha logrado una meta similar a la que nos hemos propuesto.
3. Hablar con las otras personas sobre nuestras metas.
4. Pensar sobre acontecimientos negativos que podrían sobrevenir si no alcanzamos nuestra meta.
5. Pensar sobre los acontecimientos positivos que podrían acaecer si logramos alcanzar las metas.
6. Suprimir todos los pensamientos negativos y desmotivadores relacionados con el logro de la meta.
7. Recompensarse a sí mismos cuando hacemos progresos en el camino hacia la meta.
8. Confiar en la fuerza de voluntad.
9. Registrar nuestros progresos.
10. Visualizar o fantasear sobre lo grandiosa que podría ser nuestra vida si alcanzamos la meta propuesta.
¿Cuál de éstas es tu estrategia preferida? ¿Cuál crees que sea más eficaz?
Lo curioso es que Wiseman continúo dándole un seguimiento a estas personas para comprobar si realmente lograban alcanzar las metas, algunas de las cuales eran muy sencillas: como dejar de fumar, obtener una nueva calificación, perder peso o alcanzar un nuevo puesto de trabajo.
La triste pero real verdad fue que solo el 10% de las personas lograron alcanzar sus objetivos. ¿Por qué? Sencillamente porque algunos desistieron en el camino.
Analizando con mayor profundidad las causas del fracaso puede hallarse que algunas de las estrategias asumidas por las personas eran erróneas; por ejemplo, las estrategias 2, 4, 6, 8 y 10 no son del todo positivas para alcanzar una meta. (Para comprender cómo los pensamientos negativos pueden ayudarnos en el logro de una meta baste revisar el artículo: “El pesimismo futurista”)
Entonces, ¿cuáles son las estrategias que funcionan?
Las personas que optaron por realizar un plan detallado paso por paso o compartir sus metas con los otros, fueron aquellas que realmente lograron alcanzar sus objetivos.
Obviamente, entre una meta y su consecución existen múltiples factores que no se pueden restringir al mero uso de una técnica pero el estudio de Wiseman nos brinda algunos sustentos para afirmar que muchas de las estrategias que se comparten en la red y en los libros de autoayuda no científicos realmente pueden ser totalmente ineficaces.
Las 5 claves para alcanzar las metas – de verdad
Así, todo indica que las estrategias más eficaces para alcanzar una meta son aquellas donde somos más pragmáticos:
1. Desarrollar un plan detallado y objetivo que pueda conducirnos realmente al logro de los objetivos de una manera progresiva.
2. Compartir nuestras metas con otras personas porque en este proceso comunicativo usualmente surgen nuevas ideas que nos ayudarán a comprender el camino desde perspectivas diversas.
3. Mantenerse focalizados en la meta pensando en los acontecimientos positivos que podremos alcanzar. No obstante, esto no quiere decir que debemos eliminar las ideas negativas relacionadas con la consecución del objetivo porque en muchas ocasiones estos pensamientos son indicativos de una barrera real, por ello, apartarlos cual si no existieran es totalmente contraproducente. Lo ideal es repensarlos para analizar cómo podemos traspasar estas barreras.
4. Recompensarnos cuando realizamos un progreso, brindarnos un respiro y felicitarnos por el camino adelantado.
5. Registrar adecuadamente cuánto hemos avanzado y, sobre todo, cuánto nos queda por avanzar porque sólo de esta forma podremos saber si necesitamos cambiar nuestro plan de acción o si vamos por el buen camino.
Fuente:
Wiseman, R. (2009) 59 Seconds: Think a little, change a lot. London, UK: Pan Macmillan.
Juancho dice
Una de las cosas que mas me ha servido a mi es el plantearme las metas de forma que alcanzarlas dependa 100% de mi y no de factores externos.
Si fuese hacer una dieta, plantearse como meta bajar 10 kg en la semana seria algo que no depende 100% de nuestra voluntad, ya que no podemos controlar nuestro metabolismo, o tal vez para alcanzar la meta debamos hasta dejar de comer totalmente; pero plantearse la meta "seré mas disciplinado que nunca con las comidas" seria algo que depende exclusivamente de nosotros.
Jennifer Delgado Suarez dice
Juancho:
Creo que has captado en muy pocas palabras la esencia del artículo: es importante plantearse metas objetivas (no importa si su cumplimiento es a corto o largo plazo), lo esencial es que puedan ser viables si somos capaces de poner todo nuestro empeño.
Un saludo
Juancho dice
Otro punto importante, creo yo, es que si conseguimos un objetivo que nos habíamos planteado de forma que no dependía puramente de nuestra voluntad, no podremos atribuirnos el triunfo y nuestra autoestima no mejorara o mejorara parcialmente.
Jennifer Delgado Suarez dice
Es interesante tu reflexión pero me gustaría llevarla más allá para acotar que en algunas ocasiones, cuando alcanzamos algunas metas (que no dependían en más del 50% de nuestra voluntad, empeño o inteligencia sino del azar) corremos el riesgo de desarrollar una autoestima artificialmente elevada ya que nos atribuimos un éxito que no es nuestro y esto podría traernos graves consecuencias para un futuro ya que nos plantearíamos otros objetivos que no están a nuestro alcance.