El vocablo alexitimia fue acuñado en el año 1972 por Peter Sifneos, quien sustentándose en su experiencia clínica se percató de que numerosos pacientes poseían dificultades para hablar de sus emociones, asumían una postura rígida y presentaban problemas para usar la fantasía. Inicialmente la alexitimia se identificó en personas con trastornos psicosomáticos pero posteriormente se ha relacionado con la dependencia a sustancias, con trastornos de la conducta alimenticia, personalidad antisocial y trastorno por estrés postraumático.
Actualmente esta condición clínica afecta entre un 7 y un 10% de la población mundial aunque debe aclararse que la alexitimia no es un constructo totalmente aceptado en los círculos científicos pero su valor práctico es innegable.
Las características esenciales de la alexitimia
– Dificultad para identificar y comunicar las emociones y los sentimientos.
– Dificultad para distinguir los sentimientos de la activación fisiológica que acompaña la activación emocional.
– Escasa capacidad de simbolización expresada en una pobre o nula fantasía y actividad imaginativa.
– Preferencia por ocuparse de los eventos externos más que centrarse en las experiencias internas.
No obstante, a este cuadro normalmente se le suman algunas características secundarias:
– Elevado grado de conformismo social matizado por un comportamiento muy rígido y apegado a las reglas y normas convencionales.
– Tendencia a establecer relaciones interpersonales estereotipadas marcadas por la dependencia emocional o el aislamiento.
– Impulsividad dada por la tendencia a recurrir a la acción para resolver los conflictos.
– Un estilo cognitivo orientado hacia lo externo y concreto.
Los dos tipos de alexitimia
– Alexitimia primaria: de origen eminentemente biológico, se considera como un defecto estructural neuroanatómico o una deficiencia neurobiológica debida a factores hereditarios que interrumpen la comunicación entre el sistema límbico y el neocortex.
– Alexitimia secundaria: se origina debido a situaciones traumáticas vivenciadas en periodos críticos del desarrollo infantil o debido a grandes conmociones ocurridas durante en la edad adulta. No obstante, recientemente se ha relacionado la alexitimia con algunas enfermedades eminentemente fisiológicas, como los infartos al miocardio, la hipertensión y la artritis reumatoide lo cual hace presuponer que también se convierta en un mecanismo de afrontamiento a la enfermedad.
Aunque esta diferenciación, muy a grosso modo, ha tenido bastante aceptación; lo cierto es que aún no existe un consenso sobre la etipatogenia de la alexitimia lo cual redunda en la existencia de tratamientos muy diversos que no siempre obtienen excelentes resultados.
Los tratamientos para la alexitimia incluyen desde el uso de la farmacología hasta las técnicas reeducativas. No obstante, en la actualidad se está apostando por un énfasis en la forma más que en el contenido de la comunicación terapéutica de forma que los pacientes se percaten de cómo procesan y viven las emociones aprendiendo a reconocerlas, diferenciarlas y manejarlas. La esencia de la terapia se centra en dirigir la atención de los pacientes alexitímicos hacia la expresión conductual de los afectos (gestos y movimientos).
Fuentes:
Sivak, R. & Wiater, A. (1997) Alexitimia la dificultad para verbalizar afectos. Barcelona: Paidós.
Sifneos, P.E. (1988) Alexithymia and its Relationship to Hemispheric Specialization, Affect and Creativity. Psychiatric Clinics of North America; 11(3): 287-292.
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