Aunque la mayoría de las personas saben que las fotos de las modelos son retocadas parece ser que las jóvenes anorexicas no se dan por enteradas y siguen la imagen que promocionan los ídolos falsos. Por esto en Francia se ha realizado una propuesta de ley que obligaría a los medios de comunicación que utilizan imágenes retocadas a advertir sobre los efectos digitales. No acatar esta ley podría obligar al pago de una multa de 37.500 euros o hasta el 50% del coste del anuncio publicado.
Lo cierto es que resulta un intento loable para ponerle freno a la locura publicitaria y desenmascarar finalmente la imagen de la mujer perfecta: sin una arruga y sin un kilo de más, que siempre está pronta a sonreír y posa estupendamente bajo todas las luces.
La sociedad actual promociona una imagen de belleza que se ha convertido en un sinónimo de éxito social y personal, en un modelo que todos deben seguir para poder insertarse «felizmente» en la cultura y en el grupo que les ha tocado vivir. Por supuesto, los jóvenes y aquellas personas que no poseen las herramientas psicológicas necesarias para enfrentar el alud de publicidad y el bombardeo de mensajes subliminales, es muy común que pasen a formar parte de las filas de los anorexicos, los ebrioexicos (una nueva modalidad que consiste en no comer si se bebe alcohol y así se evita consumir más calorías) o de los millones que comparten la baja autoestima.
Particularmente espero que este intento de ley sea el inicio de un retorno a la naturalidad que contribuya a la autoaceptación y por lo tanto, propicie una vida más plena y armónica. El camino no es sencillo pero los primeros pasos son imprescindibles.
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