La autoayuda emocional es una excelente herramienta para recuperarnos de esas situaciones que nos dejan abatidos y nos hacen tocar fondo, como la pérdida de una persona amada o el rechazo de alguien significativo. También es una poderosa herramienta para lidiar mejor con los vaivenes cotidianos de la vida, de manera que nos generen menos estrés y ansiedad.
Los recursos de autoayuda emocional nos ayudan a lidiar mejor con la adversidad, sanar nuestras heridas emocionales y, en última instancia, cambiar nuestra visión del mundo. Y a veces eso es todo lo que necesitamos para reencontrar nuestro equilibrio mental y seguir adelante.
¿Qué son realmente las heridas emocionales?
Cuando atravesamos una situación difícil cuyas exigencias sobrepasan nuestros recursos psicológicos, se puede producir una «herida emocional» o un trauma en toda regla. En práctica, lo que sucede es que carecemos de las herramientas necesarias para afrontar esa situación: no sabemos cómo lidiar con el rechazo del grupo, la muerte de un ser querido, la humillación de la pareja o el fracaso en un proyecto profesional.
Lo habitual es que con el tiempo vayamos madurando y desarrollemos las habilidades que nos permiten enfrentar las decepciones, fracasos y contratiempos de forma más eficaz, con un menor costo emocional para nosotros. Sin embargo, en algunas ocasiones no somos capaces de utilizar esas herramientas y no llegamos a procesar lo que nos ocurrió. Entonces se hace referencia a un trauma o herida emocional.
De hecho, cuando la adversidad es demasiado grande o nos toma por sorpresa, podemos caer en un estado de shock que nos impide activar los recursos psicológicos a los que normalmente recurrimos. En esas situaciones podemos sentirnos profundamente desorientados, confundidos y angustiados.
Esa experiencia traumática no tiene lugar solo en nuestra mente, también deja una huella en el cerebro. De hecho, el trauma viene acompañado de una desregulación bioquímica. La amígdala, que es uno de los centros de control emocional del cerebro, se mantiene constantemente activada pues considera que aún existe un peligro, aunque en realidad ya sea cosa del pasado.
Esa activación genera un exceso de cortisol, una hormona que inhibe a su vez el funcionamiento del hipocampo, que es la estructura encargada de que podamos darle un significado a las experiencias que vivimos y logremos pasar página. Por tanto, se produce una especie de círculo vicioso: el hecho de que no podamos procesar una situación hace que esta se mantenga activa en nuestra mente, y al mantenerse activa, impide que la podamos asimilar.
En este sentido, una investigación llevada a cabo en la Universidad de Harvard descubrió que las heridas emocionales se quedan grabadas en el cerebro. Estos psicólogos escanearon el cerebro de personas que habían sufrido un trauma mientras escuchaban una descripción de lo que les había sucedido.
Apreciaron que esas experiencias activan tanto la amígdala como el córtex visual, lo cual indica que las personas estaban reviviendo el trauma. Al contrario, el área de Broca, la zona responsable del lenguaje, no se activó, lo que sugiere que esas personas no habían procesado conscientemente la experiencia dolorosa; lo cual significa que no habían podido incorporarla en su historia vital y, al activarse el recuerdo, seguía generando el mismo dolor y sufrimiento intensos.
Por eso, una de las misiones de la autoayuda emocional consiste en lograr que asimilemos y aceptemos lo sucedido, para que no sigamos arrastrando ese dolor poque cuando las vivencias permanecen activas, siguen influyendo en nuestro comportamiento, determinando nuestras decisiones y, por supuesto, afectando nuestro estado de ánimo y reduciendo nuestro bienestar.
Autoayuda emocional para sanar desde dentro
En un experimento realizado en las universidades de Massachusetts y Stanford se comprobó que la forma en que analizamos y evaluamos los hechos que vivimos determina nuestras reaccionamos emocionales. Estos psicólogos pidieron a un grupo de personas que vieran una serie de fotos catalogadas como “emocionalmente negativas”.
A algunos se les pidió que reevaluaran la imagen para no seguir experimentando emociones negativas. A otros solo les dijeron que debían concentrarse en las emociones que estaban experimentando. Así se descubrió que las personas que lograban encontrar una explicación alternativa que les permitiera cambiar la valencia negativa de las fotos experimentaban menos emociones dolorosas.
Esto significa que, a pesar de lo duros que puedan ser los acontecimientos, nuestra forma de interpretar la realidad y el significado que le conferimos a la misma es fundamental para lidiar con lo que nos sucede. En este punto entra en juego la autoayuda emocional ya que, en el fondo, no hay nadie que te conozca mejor que tú.
1. Reconoce la herida emocional
Después de un evento traumático, las personas pueden volverse reacias a reconocer lo sucedido. Es un mecanismo de defensa. Caen en un estado de negación y actúan como si nada significativo hubiera pasado en su vida. Creen que negar lo ocurrido borrará sus huellas. Por desgracia, no es así. Si no reconoces la importancia de lo que te ocurrió no podrás sanar esa herida emocional. Recuerda que la sanación proviene de la aceptación, no de la negación. Por tanto, aunque duela o sea incómodo, es importante ser conscientes del impacto que ese hecho traumático ha tenido en tu vida.
2. No huyas de tus sentimientos
Algunas personas no reconocen que se sienten mal, esconden su sufrimiento tras una máscara de fingida alegría. Por supuesto, es perfectamente comprensible que no quieras sentirte mal pero esconder las emociones no hará que desaparezcan. No se trata de regodearte en el sufrimiento, porque no es saludable, pero si no reconoces el problema, no podrás solucionarlo. No hay nada malo en reconocer que tienes abierta una herida emocional y que en este momento de tu vida te sientes vulnerable. El error es seguir usando esa máscara de seguridad porque al cabo del tiempo terminará resquebrajándose por completo y te hará venirte debajo de la peor manera posible,
3. No juzgues tus emociones
Somos dueños de nuestros actos, pero no de nuestras emociones. Esto significa que puedes controlar la ira y gestionar la tristeza, pero no puedes evitar sentirlas. Por eso, un gran error consiste en juzgar las emociones que experimentas catalogándolas como “negativas”. Ese juicio añade aún más angustia y malestar a la situación. En cambio, vale la pena comprenderlas como simples reacciones ante una situación que te ha hecho daño. Experimentar esas emociones no te convierte en alguien débil o en una mala persona. No es tu culpa sentirte así. Por tanto, no te juzgues.
4. Entiende tus emociones
Es probable que las emociones que estás experimentando no sean nuevas. Intenta recordar cuándo las sentiste por primera vez. Quizá descubras una herida emocional que dejaste abierta hace muchos años y que aún está supurando. Si fuimos rechazados de pequeños, reaccionaremos ante el rechazo de forma mucho más intensa, por lo que este nos dolerá más. Intenta asumir el papel de un observador externo y, sin juzgar, limítate a sentir e intentar comprender el mensaje que traen esas emociones y su conexión con tu pasado. Quizá descubras que estás reaccionando de manera excesiva o que para cerrar esa herida emocional primero debes hacer las paces con algo que te ocurrió en otro momento.
5. Acepta los sentimientos contradictorios
Cuando una persona emprende el camino de la autoayuda emocional y bucea en su interior suele descubrir sentimientos contradictorios. A veces esas contradicciones generan disonancia, la cual se expresa como un malestar de carácter difuso. Quizá te preguntes cómo es posible que aún ames a la persona que te abandonó o que justifiques a quien te trató mal. Descubrir esos sentimientos antagónicos puede ser un golpe muy duro. Podrías pensar que eres una persona débil o indigna, pero en realidad no es así. Todos experimentamos sentimientos contradictorios, sobre todo ante situaciones de gran impacto emocional o cuando hemos tenido una conexión afectiva importante con alguien. Afronta esas emociones como si fueran testigos en un caso judicial: escucha lo que tienen que decirte, te darán pistas para que puedas comprender por qué estás en ese punto.
6. Mantén bajo control las creencias irracionales
Cuando sufres una herida emocional, es probable inmediatamente te acribilles con un sinfín de preguntas: ¿por qué me ha pasado justo a mí? ¿Qué he hecho para merecerlo? ¿Qué dice de mí lo que me ha pasado? Por supuesto, asumir nuestra cuota de responsabilidad y aprender de los errores es positivo, pero a menudo las respuestas a estas preguntas conducen al callejón de la baja autoestima y la autoflagelación. Por eso, es importante que detectes las creencias irracionales que impiden que esa herida emocional cicatrice y que pongas en su lugar pensamientos más racionales y objetivos que te ayuden a mirar al futuro. La culpabilización no te conducirá a ninguna parte, así que mantén bajo control tu diálogo interior para evitar que siga echando sal sobre la herida abierta.
7. Cuídate y trátate con amabilidad
Una regla básica de la autoayuda emocional: cuídate. El periodista estadounidense Sydney J. Harris decía que “el mejor momento para relajarte es cuando no tienes tiempo para ello” porque es precisamente cuando más lo necesitas. Cuando estás dolido, enfadado o angustiado, es fácil olvidarse de uno mismo, pero las heridas emocionales solo pueden sanar con el descanso del alma, que significa tomarte tiempo para reconectar contigo y tratarte con amabilidad y compasión. La manera en que te trates en esos momentos difíciles puede marcar la diferencia y acelerar la curación. Por tanto, intenta hacer lo que te relaje y ayude a reencontrar la serenidad. No es tiempo perdido. Es tiempo de bienestar ganado.
8. Lleva un diario terapéutico
Las palabras sanan. Escribir un diario terapéutico puede ser muy beneficioso para sanar esa herida emocional. No existe una forma “correcta” de escribir ese diario, lo más importante es que te sientas libre para expresar lo que desees, según tus necesidades y estado de ánimo. Lo importante es que escribas en primera persona y no te juzgues ni censures. Poner en negro y blanco lo que piensas o sientes puede ayudarte a identificar los desencadenantes del trauma y comprender mejor su impacto. También puede ayudarte a identificar las estrategias de afrontamiento que mejor funcionan y las que te mantienen atado al trauma. Un estudio realizado en la Universidad de Auckland reveló que la escritura terapéutica incluso puede acelerar la sanación de las heridas provocadas por una biopsia.
9. Perdona, te liberará
La mayoría de las heridas emocionales vienen acompañadas de una gran dosis de resentimiento. La persona culpa a su verdugo o se culpa a sí misma. Sin embargo, por muchos libros de autoayuda emocional que leas o por muchas sesiones de psicoterapia a las que acudas, si no perdonas desde el corazón, la herida no sanará, se mantendrá abierta y doliendo. Es probable que necesites tiempo para dar ese paso, no es conveniente apresurarse, pero cuando estés preparado, es necesario que perdones y dejes ir. Te darás cuenta de que en ese preciso instante te despojas de un peso enorme que estaba asfixiándote. Recuerda que el perdón no es para quien te causó daño, sino que es un acto de amor hacia ti mismo. El perdón te libera de ese hecho traumático permitiéndote seguir adelante con tu vida.
10. Aprende y crece
Cada experiencia, por dolorosa que sea, encierra una enseñanza. Podemos sufrir solamente o aprender de lo que hemos vivido y convertirnos en una persona más fuerte. De hecho, es probable que ahora mismo no seas la persona que deseas ser. A todos nos pasa en algún momento y no es algo negativo, al contrario, es un incentivo para seguir creciendo. Aprovecha esa herida emocional para “actualizar” tu personalidad. Cuando te hayas desvinculado de las emociones y sentimientos que te impedían ver con claridad lo sucedido, aprende la lección y pregúntate cómo te sirve para crecer. De esta forma también te conviertes en una persona más resiliente de cara al futuro.
Por último, pero no menos importante, no apresure el proceso de sanación. La autoayuda emocional necesita tiempo. Para curarte de un trauma no hay atajos. La curación es un proceso y no suele ocurrir en línea recta. Habrá éxitos y retrocesos. Ese ciclo de logros y recaídas es normal cuando hay una herida emocional. Cuando parece que todo ha pasado, llegan días o semanas malos. En ese momento, intenta mantener la calma, perseverar y cultivar una actitud más positiva. Trátate bien y recuerda que tú puedes superarlo.
Referencias Bibliográficas:
Robinson, H. et. Al. (2017) The effects of expressive writing before or after punch biopsy on wound healing. Brain Behav Immun; 61:217-227.
Rauch, S. L. et. Al. (1996) A symptom provocation study of posttraumatic stress disorder using positron emission tomography and script-driven imagery. Archives of General Psychiatry; 53(5): 380-387.
Alloy, L. B. & Abramson, L. Y. (1979) Judgment and contingency in depressed and nondepressed students: Sader but wiser? Journal of Experimental Psychology; 108: 441-485.
Andrea dice
Me siento culpable por que tengo una nueva pareja que no vive en mi país, tres hijos, uno de ellos de 5 años y un ex que fue muy posesivo, me alejo de mi familia una vez al mes durante una semana para estar con mi pareja, me siento culpable de dejar tantos días a mi pequeño y no he podido definir si es culpa real o es por las criticas de mi ex pareja, yo le dedico tiempo de calidad a mi hijo soy quien pone las normas con tranquilidad y amor pues su padre lo deja hacer lo que se le venga en gana y desafortunadamente para mi, el niño prefiere estar con su papa cosa que me hace sentir mal también, deje a mi ex por ser violento y controlador, en este momento tengo un hombre maravilloso y no lo quiero arruinar pero no quiero ser irresponsable como mama o egoísta como mujer, espero entenderme con los artículos de su blog. Muchas gracias
Unknown dice
Solo quiero decir, que estoy completamente de acuerdo con los pasos enumerados. He pasado por situaciones difíciles, y me gustaría alentar a todo el que lee este comentario que: el tiempo es nuestro mayor aliado, pase lo que pase en nuestra vida lo superaremos porque estamos programados para sobrevivir por muy difícil que sea la situación, y que eres unic@ y especial sino no estarías en la tierra.
Un fuerte abrazo.
Ana dice
muy bueno el artículo y la página. Me gustaría saber si hay libros que traten este tema, ya que yo soy Asperger y tengo enormes dificultades para identificar y manejar mis emociones.
Jennifer Delgado dice
Hola Ana,
En práctica, la mayoría de los libros de autoayuda de carácter más generalista abordan este tema de una manera u otra. He recomendado algunos en este blog.