Hay personas que parecen estar hechas para tener ideas brillantes, es como si viviesen en un continuo flujo de creatividad donde todo surge de manera natural, sin esfuerzo. Al contrario, a otros les cuesta más trabajo poner en funcionamiento su creatividad y las ideas originales les resultan elusivas.
Sin embargo, en un mundo cada vez más automatizado en el que las inteligencias artificiales ganan terreno a pasos agigantados, la capacidad de crear, innovar y dar vida a ideas y proyectos originales será una habilidad esencial. Y también lo es para la vida ya que nos permite solucionar problemas de manera mucho más creativa. No obstante, a menudo las barreras a la creatividad las construimos nosotros mismos, ya sea con nuestra forma de pensar, estilo de vida o estados afectivos.
Los principales obstáculos de la creatividad en el día a día
La buena noticia es que la creatividad no es algo innato, es una capacidad que se desarrolla a lo largo de la vida. Sin embargo, como toda capacidad, hay condiciones que la potencian y factores que frenan su desarrollo.
1. Cerebro siempre está en alerta. Nuestro cerebro cuenta con un sistema de alerta que tiene su base en la amígdala. Este centinela se activa cuando percibimos un peligro potencial y a partir de ese momento se puede producir un “secuestro emocional”; es decir, el resto de las áreas prácticamente dejan de funcionar. Obviamente, en ese estado es difícil ser creativos. Si estás continuamente tenso, estresado, irritable o ansioso no estarás fomentando el caldo de cultivo mental necesario para que la creatividad florezca. Para ser creativos también hay que aprender a bajar un poco la guardia y fluir, de manera que lo que te rodea pueda convertirse realmente en una fuente de inspiración.
2. Falta de concentración. A menudo las grandes ideas aparecen como parte de un proceso que se conoce como “flujo creativo”. Sin embargo, si interrumpes continuamente la actividad, cuando la retomes te verás obligado a volver al punto donde te encontrabas. Eso no solo significa que tendrás que hacer un mayor esfuerzo cognitivo, sino que quizás habrás perdido muchas buenas ideas. A fin de cuentas, muchas de las ideas originales a menudo surgen de las diferentes asociaciones que vas hilvanando en tu mente mientras estás absorto en una actividad, de manera que si interrumpes continuamente ese flujo, te resultará difícil volver a “sintonizarte” y recuperar esas ideas.
3. Falta de perseverancia. La autoeficacia es un concepto fundamental que te permite poner en marcha las conductas necesarias para lograr determinadas metas con la confianza necesaria en tus capacidades. Sin embargo, el punto idóneo de autoeficacia, también en el plano creativo, solo se alcanza cuando hemos fracasado lo suficiente. Eso significa que, para encontrar soluciones originales, a menudo hay que perseverar. Muchas personas se dan por vencidas rápidamente, de manera que no le dan tiempo a la creatividad a fluir.
4. Fijación funcional. La creatividad no sigue el mismo curso que el pensamiento racional. De hecho, Ray Bradbury aconsejaba: «no pienses. El pensar es el enemigo de la creatividad«. Uno de los mayores obstáculos para la creatividad es la fijación funcional, que se refiere a la incapacidad para pensar fuera de los límites establecidos y a la tendencia a aferrarse a las costumbres y lo conocido. Ese sesgo te empujará a ver el problema desde un solo punto de vista, lo que cercena la flexibilidad y te impedirá desarrollar nuevas perspectivas que abran la puerta a otras soluciones más originales.
5. No dejar espacio al “ruido de fondo”. La creatividad no es un proceso lineal. De hecho, funciona en gran medida a base de insight. Eso significa que es necesario ser pacientes. La creatividad bebe mucho de los contenidos inconscientes. Mientras estás dando un paseo o descansando, tu mente puede estar trabajando en segundo plano para encontrar la solución. Por esa razón, es fundamental que también dejes espacio para el “ruido de fondo” mental. Hay que encontrar un equilibrio entre el focus y el trabajo duro y el tiempo de descanso y desconexión, imprescindible para que tu subconsciente siga procesando la información, estableciendo conexiones y buscando nuevas salidas.
6. Prisioneros de las «escenas rectoras». Silvan S. Tomkins acuñó el término «guiones rectores» y Gershen Kaufman se basó en su trabajo cuando se refería a las «escenas rectoras», que no son más que las imágenes mentales de experiencias pasadas que nuestro cerebro evoca cuando nos encontramos con un «desencadenante» de esa experiencia. En práctica, cada vez que sufres un fracaso creativo, tu cerebro evoca automáticamente escenas rectoras de errores pasados. El dolor emocional que provocan, acaba convirtiéndose en una barrera para la creatividad ya que refuerza la idea de que no puedes seguir por ese camino. Por tanto, necesitas romper esa asociación comprendiendo que el fracaso también forma parte del proceso creativo.
7. Exposición limitada a la creatividad ajena. La creatividad es, en gran parte, la capacidad para establecer conexiones novedosas. De hecho, Steve Jobs dijo que «la creatividad es simplemente conectar cosas«. Eso significa que lo nuevo sale de lo viejo, visto bajo una luz diferente. Por ese motivo, la inspiración creativa es esencial. Sin embargo, el estilo de vida moderno a menudo nos aleja de la originalidad y nos sume en el infierno de lo igual. Aun así, no es inusual que después de leer una gran novela, la energía creativa fluya como un tornado o que después de ver una película increíble, se abran agujeros mentales que te inviten a descubrir nuevas ideas y posibilidades. Lo mismo ocurre con los museos, las galerías o los conciertos. Si quieres ser más creativo, debes alimentarte de nuevas ideas y moverte en un entorno rico de estímulos.
Este tipo de barreras de la creatividad son obstáculos psicológicos que impiden que expresemos todo nuestro potencial creativo. A ellas a menudo se le suma el miedo al fracaso, la autocrítica excesiva y la falta de confianza en las propias habilidades. Emociones como el miedo pueden paralizar la creatividad mientras que determinados heurísticos de pensamiento la descarrilan.
Para superar estas barreras, es crucial desarrollar una mentalidad más abierta y aceptar que el error es una parte natural del proceso creativo, aprendiendo a fluir y disfrutar de ello. Como escribiera Leo Burnett: «la curiosidad sobre la vida en todos sus aspectos, continúa siendo el secreto de las personas más creativas».
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