El escenario es conocido: no has podido dormir bien, ya sea porque te has quedado trabajando hasta tarde para terminar un proyecto, te has ido de fiesta o un molesto mosquito zumbaba cerca de tu oído cada vez que lograbas conciliar el sueño. Al día siguiente, la somnolencia sienta casa y no eres tú mismo. Tu rendimiento cae en picado y no sabes ni siquiera dónde tienes la cabeza. Entonces recurres a una taza de café – o dos – con la esperanza de activar tu nivel de alerta. Y realmente te despiertas, pero al parecer y según la ciencia, no del todo ni lo suficiente.
La cafeína mejora la atención, pero no la memoria ni el pensamiento
Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Pittsburgh reveló que no es el caso. De hecho, la cafeína restauró la atención vigilante a niveles regulares en los participantes privados de sueño. Pero apenas tuvo impacto en otro tipo de desempeño que es importante para todo tipo de trabajos.
Estos investigadores reclutaron a 276 estudiantes con hábitos de sueño normales. Llegaron al laboratorio por la noche para completar dos tareas. La primera fue una simple tarea de vigilancia visual por ordenador: un círculo rojo aparecía en la pantalla a intervalos aleatorios y cada vez que lo veían, debían hacer clic. Si tardaban más de 500 milisegundos en responder a un círculo, se contaba como falta de atención.
La segunda tarea, denominada de seguimiento, era más compleja ya que los participantes debían recordar siete pasos en el orden correcto y a menudo eran interrumpidos a mitad de la secuencia, de manera que debían reanudarla correctamente siguiendo el resto de los pasos. Los investigadores contaron el número de errores que cometieron.
Al terminar esas tareas, algunos participantes pudieron dormir, pero otros debieron mantenerse despiertos durante la noche en el laboratorio. A la mañana siguiente, todos los que no durmieron recibieron una cápsula que contenía 200 mg de cafeína o un placebo.
Luego completaron una segunda ronda de las mismas pruebas de vigilancia visual y mantenimiento del lugar. Las diferencias en los resultados fueron claras. La privación del sueño (sin cafeína) perjudicó el desempeño en ambas tareas.
Sin embargo, con la cafeína, las personas privadas de sueño obtuvieron tan buenos resultados en la tarea de vigilancia visual como aquellas que habían dormido bien por la noche. Sin embargo, la cafeína no ayudó en la tarea de seguimiento. Eso significa que si bien el café puede aumentar nuestra atención, no es suficiente para activar todos nuestros recursos cognitivos.
¿Cómo actúa la cafeína realmente en el cerebro?
La cafeína es un estimulante del sistema nervioso. Básicamente, en el cerebro la cafeína bloquea el receptor de adenosina, una sustancia que tiene una acción sedante e inhibitoria de la actividad neuronal.
Nuestro sistema nervioso monitoriza continuamente los niveles de adenosina mediante una serie de receptores y cuando estos alcanzan cierto umbral, decide que es hora de descansar. En ese momento comenzamos a sentir sueño, nos resulta difícil concentrarnos y pensamos con lentitud. O sea, gracias a la adenosina nuestro cerebro detecta cuándo necesitamos descansar.
La cafeína inhibe la función de la adenosina ya que sus moléculas son similares. Por eso, los receptores de adenosina aceptan la cafeína, pero esta los bloquea en vez de activarlos, como haría la adenosina para provocar el sueño. Como resultado, otras sustancias estimulantes, como la dopamina y el glutamato, siguen haciendo su trabajo para mantenernos despiertos.
Hasta hace poco se solía pensar que los déficits cognitivos causados por la privación del sueño; es decir, la somnolencia, las dificultades para concentrarse y la ralentización del pensamiento, se sustentan en deficiencias de la atención, de manera que, al restaurar esta, el resto de los problemas cognitivos deberían desaparecer.
Sin embargo, esta investigación demuestra que el sueño no solo afecta nuestro nivel de atención y que, si bien el café puede restituirnos la alerta, no restaura por completo todos los procesos cognitivos.
De hecho, el café no es un estimulante en sí mismo, sino un inhibidor que deja vía libre a otras sustancias con poder activador. Básicamente, lo que hace la cafeína es eliminar de nuestro cerebro la señal que indica que estamos cansados y necesitamos dormir.
Por tanto, hay un mensaje importante, en particular en aquellos trabajos donde es fundamental recordar una secuencia de pasos clave, desde las fábricas hasta los hospitales: aunque la cafeína restaura la atención simple, podría ser peligroso usarla para solucionar los déficits cognitivos que produce la privación del sueño. La cafeína puede aumentar la energía, reducir la somnolencia e incluso mejorar nuestro estado de ánimo, pero no sustituye en absoluto una buena noche de sueño.
Fuente:
Stepan, M. E., et. Al. (2021) Caffeine selectively mitigates cognitive deficits caused by sleep deprivation. Journal of Experimental Psychology: Learning, Memory, and Cognition; 47(9): 1371–1382.
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