Los cigarrillos electrónicos han ido ganando terreno en los últimos años. De hecho, en 2012 las ventas en Europa habían superado los 500 millones de euros y a finales de 2013 se manejaban cifras a nivel mundial del orden de los 2.000 millones de dólares. Sin embargo, lo cierto es que aún existe mucho desconocimiento sobre este producto. ¿Es saludable? ¿Los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar son realmente eficaces?
¿Qué contienen los cigarrillos electrónicos?
Ante todo, se debe aclarar que existen diferentes marcas y cada cual contiene sustancias diversas por lo que es difícil generalizar cuando se hace referencia a sus componentes. No obstante, como regla general, los cigarrillos electrónicos contienen agua destilada, nicotina, propilenglicol, glicerina vegetal, agentes aromatizantes, nitrosaminas y otros productos que a menudo son tóxicos para nuestro organismo.
De hecho, la comunidad científica está preocupada por el incremento en su uso ya que algunos cigarrillos electrónicos liberan cantidades importantes de nitrosamidas, un compuesto catalogado como cancerígeno, que también se puede hallar en el humo de los cigarrillos tradicionales. Algunas marcas también liberan dietilenglicol, una sustancia peligrosa que se absorbe rápidamente a través de las vías respiratorias y digestivas.
Como los cigarrillos electrónicos son un invento relativamente reciente, aún no existen muchos estudios sobre sus efectos a largo plazo pero recientemente especialistas del Samaritan Medical Center de Portland dieron a conocer un caso de neumonía lipoidea, una enfermedad rara que consiste en la acumulación de lípidos en los alvéolos pulmonares, como resultado del consumo continuo de cigarrillos electrónicos.
¿Ayudan a dejar de fumar?
Se estima que el 10% de los fumadores se han pasado al cigarrillo electrónico. Algunos lo han hecho simplemente para poder fumar en los espacios cerrados pero muchos han apostado por el cigarrillo electrónico para dejar de fumar. Sin embargo, ¿es una buena alternativa para abandonar este hábito?
Esa misma pregunta se la plantearon investigadores de Nueva Zelanda, los cuales reclutaron a 657 personas que deseaban dejar de fumar. A unos les asignaron cigarrillos electrónicos, otros usaron los parches de nicotina y a un tercer grupo se les dio cigarrillos electrónicos con un placebo (es decir, no contenían nicotina).
Al cabo de 6 meses se apreció que los cigarrillos electrónicos eran ligeramente mejores que los parches pero su eficacia no era muy elevada: un 7,3% frente al 5,8% de éxito logrado usando los parches de nicotina y un 4,1% con los cigarrillos placebo.
¿Qué conclusiones podemos extraer?
A grosso modo, podemos decir que los cigarrillos electrónicos son menos dañinos que los cigarrillos tradicionales ya que contienen menos productos químicos pero eso no significa que sean saludables y mucho menos que debemos sustituir un hábito por otro.
Es cierto que este producto reduce el consumo de tabaco pero eso no significa que los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar sean la mejor estrategia porque la cuestión no es suplantar una dependencia por otra sino despojarnos para siempre de este hábito. En este sentido, considero que la mejor estrategia es someterse a un tratamiento psicológico y usar los parches de nicotina o el cigarrillo solo como una ayuda complementaria pero no como el arma principal.
Fuentes:
Bullen, C. et. Al. (2013) Electronic cigarettes for smoking cessation: a randomised controlled trial. The Lancet; 382 (9905): 1629-1637.
McCauley, L. et. Al. (2012) An Unexpected Consequence of Electronic Cigarette. Chest; 141(4): 1110-1113.
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