Hay mil y una razones para acudir a un psicólogo. Pero también hay mil y una razones por las que las personas no piden ayuda psicológica cuando la necesitan, desde el estigma que aún acompaña a los trastornos mentales hasta la idea de que los psicólogos no sirven para nada. Sin embargo, las consecuencias de una salud mental mala son terribles, por lo que proteger nuestra estabilidad emocional es tan importante como cuidar la salud física.
En España, aproximadamente el 27,4% de la población sufre algún problema de salud mental, siendo los trastornos de ansiedad y la depresión los más comunes con una incidencia del 6,7 y el 4,1% respectivamente, según el último informe del Sistema Nacional de Salud. Para lidiar con esas dificultades y con muchas otras que, si bien no llegan a ser trastornos mentales propiamente dichos, afectan considerablemente nuestro bienestar emocional y calidad de vida, hay que comenzar por elegir cuidadosamente una buena clínica de salud mental.
¿Qué distingue a una buena clínica de salud mental?
Una buena clínica de salud mental debe proporcionar un entorno seguro, reconfortante y de apoyo para las personas, sobre todo porque en el momento en que piden ayuda suelen encontrarse en una situación de extrema vulnerabilidad emocional.
1. Personal calificado y empático
Una buena clínica de salud mental se caracteriza por la experiencia y empatía de su personal. Una clínica solo debe emplear a profesionales colegiados, lo cual significa que no solo cuentan con la titulación adecuada, sino que también poseen el respaldo de su respectivo Colegio, que garantiza que ha seguido todos los pasos necesarios para convertirse en psicólogo clínico o sanitario y poder ejercer como tal.
Obviamente, la empatía también es esencial desde el primer momento. Podemos detectar una buena clínica de salud mental porque nos sentiremos acogidos, prácticamente como en casa, desde el primer momento. El personal de la clínica, desde la primera persona que recibe a los pacientes hasta el psicólogo o el psiquiatra, deben transmitir confianza y seguridad para generar esa conexión imprescindible que nos ayuda a abrirnos.
2. Planes de tratamiento individualizados
Cada persona es única, por lo que cada tratamiento también debe serlo. Una buena clínica de salud mental debe ofrecer planes de tratamiento individualizados que se adapten a las necesidades específicas de cada cliente. En ocasiones eso significa cambiar el enfoque terapéutico desde el que se aborda la problemática para lograr que la persona se sienta más cómoda y pueda avanzar más.
Los psicólogos y psiquiatras deben realizar evaluaciones exhaustivas y trabajar con los pacientes para desarrollar los objetivos del tratamiento y ajustar sus expectativas. Al mismo tiempo, la clínica de salud mental debe revisar y adaptar continuamente sus planes en función del progreso de los pacientes y sus necesidades cambiantes. Solo así podrá garantizar un tratamiento psicológico realmente eficaz.
3. Servicio integral
Lo ideal es que una clínica de salud mental brinde una amplia gama de servicios que le permita abordar diferentes problemas psicológicos, desde la depresión y la ansiedad hasta el trastorno bipolar. De esta forma los pacientes podrán recibir una atención integral, lo cual reduce la necesidad de múltiples derivaciones a otros profesionales y centros de salud y agiliza el proceso de tratamiento. Sin embargo, las clínicas especializadas, como aquellas que ofrecen ayuda a las personas con problemas de adicción, también son una opción válida.
En general, una buena clínica debe incluir un equipo multidisciplinar que pueda realizar pruebas psicológicas, brinde terapia, pueda recetar medicación si es necesario y ofrezca intervención en crisis. Si además incluye profesionales como logopedas, fisioterapeutas o nutricionistas, aún mejor porque podrán brindar una atención integral a los pacientes que conduzca a un proceso de sanación más sólido a lo largo del tiempo.
4. Trabajar la prevención
Una buena clínica de salud mental no solo trata los problemas existentes, sino que también aborda la educación y la prevención. Los psicólogos y psiquiatras deberían llevar a cabo programas de prevención, talleres y campañas de concientización para educar a la comunidad sobre la salud mental. De esta forma pueden contribuir a reducir el estigma que rodea a las enfermedades mentales.
Obviamente, también hay que realizar un trabajo de prevención dentro de la propia clínica de salud mental con los pacientes que buscan ayuda. Eso implica enseñarles estrategias de afrontamiento del estrés, técnicas de resolución de conflictos y promover prácticas de mindfulness. Todo eso los ayuda a desarrollar resiliencia y mejorar su salud mental en general. Cuando las personas tienen las herramientas adecuadas para gestionar su estado emocional de forma proactiva, están mejor equipadas para afrontar los desafíos de la vida.
5. Integración perfecta con la tecnología
Independientemente de que muchos pacientes sigan prefiriendo la terapia presencial, en la actualidad una buena clínica de salud mental no puede prescindir de la tecnología ya que esta puede mejorar significativamente la atención ofrecida. Las nuevas tecnologías no solo pueden agilizar las tareas administrativas sino también mejorar la comunicación y la atención al paciente.
De hecho, la telesalud, en particular, demostró ser invaluable durante la pandemia de coronavirus para que los pacientes pudieran seguir recibiendo tratamiento a distancia. Un estudio realizado en la Universidad de Cambridge reveló que la pandemia provocó un aumento en el uso de la tecnología para recibir atención de salud mental. Es probable que dicha tecnología haya llegado para quedarse, ya que permite a los clientes recibir terapia desde la comodidad de sus hogares, lo cual a su vez promueve la accesibilidad y elimina las barreras a la atención de salud mental.
Referencias Bibliográficas:
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Mulvaney, N. et. Al. (2022) Trends in Use of Telehealth for Behavioral Health Care During the COVID-19 Pandemic: Considerations for Payers and Employers. Am J Health Promot; 36(7): 1237–1241.
Wainberg, M. L. et. Al. (2017) Challenges and Opportunities in Global Mental Health: a Research-to-Practice Perspective. Curr Psychiatry Rep; 19(5): 28.
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