Hace poco me referí a la intoxicación de amor, también conocida como mal de amores o «love adicction«. No obstante, algunas ideas quedaron en el tintero refiriéndose a otra forma de dependencia emocional: la codependencia afectiva.
¿Qué es la codependencia afectiva?
La codependencia afectiva inicialmente fue observada en las personas inmersas en una relación de pareja con alcohólicos o tóxico dependientes. Esta condición asume una forma multidimensional que comprende distintas formas de sufrimiento y anulación del sí mismo, asociada a la focalización de la atención y las energías personales en las necesidades y los comportamientos de la pareja dependiente. Paradójicamente, este cuidado no intenta ayudar a la sanación sino mantener a la persona dependiente en una suerte de «paciente o enfermo designado».
La codependencia afectiva tiene en común con las otras dependencias emocionales el hecho de que la persona renuncia a todas sus necesidades y deseos (ya sea porque los esconde o los niega) hasta que estructura un «yo falso» sustentado en una vida falsa que no responde verdaderamente a sus motivaciones y necesidades. El principal problema de este «yo falso» es que la persona se va haciendo cada vez más vulnerable y débil por lo cual, generalmente, la única forma que encuentra de demostrar su fuerza y nutrir su autoestima es controlando a su pareja.
Los principales síntomas de las personas codependientes
Cermak nos propone cuatro grandes peculiaridades de las personas codependientes:
– Variaciones de la autoestima en relación con el control que se ejerce sobre la pareja.
– Propensión a asumir responsabilidades más allá de las posibilidades objetivas de control en el intento de satisfacer las necesidades de la pareja pasando sobre las propias.
– Ausencia de la percepción de los límites entre el yo y el otro.
– Asumen relaciones con personas que usualmente presentan trastornos de personalidad, marcada tendencia a la dependencia y/o dificultades en el control de los impulsos.
Es importante además, resaltar los síntomas secundarios:
– Depresión e insomnio.
– Ideas obsesivas y recurrentes.
– Abuso de sustancias o alimentos.
– Abusos físicos o sexuales en su historia.
– Tendencia a no pedir ayuda y no reconocer los problemas.
El principal problema para solucionar la codependencia afectiva radica en que la persona reconozca que tiene una dificultad pues usualmente, la esperanza (sobre todo si ésta se centra en un cambio imposible) sirve para alimentar la problemática. Así, muchas veces las personas piden ayuda cuando están sometidas en la más profunda desesperación y resulta muy complejo poder salvar la relación de pareja.
Aunque muchos profesionales utilizan la psicoterapia, la literatura especializada nos avisa que la terapia de grupo tiene efectos muy positivos ya que le permite a la persona mirarse en un espejo y reconocer sus dificultades.
Fuentes:
Wright, P.H. & Wrigth, K. D. (1990) Measuring codependents’ close relationships: a preliminary study. Journal of Substance Abuse; 2: 335-344.
Cermack, T. L. (1986) Co-dependence, diagnosing and treating. Minneapolis: Johnson Institute Books.
Maurice André dice
Muy interesante! Gracias de verdad… me ayudas a pensar en formas de ayudar a un amigo que está pasando por una situación muy parecida. 🙂
Jennifer Delgado Suarez dice
Maurice,
Me alegro que le hayas encontrado la parte práctica al artículo.
Creo que el primer paso para ayudar al otro es comprender la situación que está viviendo.