¿Describir tus emociones y sentimientos puede ser una estrategia eficaz para combatir el miedo? ¿Podría ayudarnos a sentirnos menos ansiosos y a controlar el temor? Estas preguntas se las plantearon investigadores de la UCLA, quienes sugieren que etiquetar las emociones justo cuando las estamos experimentando nos ayuda a eliminar el miedo.
Minimizar o reconocer los miedos: ¿Cuál es la estrategia vencedora?
Ni cortos ni perezosos, estos investigadores reclutaron a 88 personas que le tenían miedo a las arañas. El objetivo era que se acercasen a una enorme tarántula viva que se encontraba dentro de un recipiente abierto. A los participantes se les dijo que podían acercarse todo lo que quisieran y que incluso podían tocar la araña, si lo deseaban.
Las personas fueron divididas en cuatro grupos. A un primer grupo se le pidió que describiesen las emociones que estaban experimentando y que etiquetasen sus reacciones ante la tarántula. Por ejemplo, podían decir: «estoy ansioso y asustado porque esta araña me resulta aterradora«.
En un segundo grupo, las personas tenían que usar términos más neutrales que no transmitiesen su miedo o asco intentando así que la experiencia pareciese menos amenazante. Por ejemplo, podían decir: «esa pequeña araña no puede hacerme daño, no le tengo miedo«. Vale aclarar que este es el enfoque con el que normalmente intentamos combatir el miedo. Es decir, minimizando las cosas a las que le tememos e intentando convencernos de que el miedo no existe.
En un tercer grupo, los sujetos simplemente debían decir algo irrelevante y en un cuarto grupo las personas debían mantenerse en silencio. ¿Qué sucedió? ¿Cuál fue la mejor estrategia para combatir el miedo?
Una semana más tarde, a todas las personas se les pidió que volvieran al laboratorio para exponerse nuevamente a la tarántula mientras se monitorizaban sus respuestas fisiológicas. Así se pudo apreciar que las personas del primer grupo (los que reconocieron el miedo y verbalizaron sus emociones) se acercaron más a la araña mostrando menos miedo. De hecho, los propios investigadores se quedaron asombrados de que una intervención tan mínima produjese resultados tan sorprendentes.
El poder de las emociones para combatir el miedo
Los investigadores piensan que el simple hecho de reconocer nuestras emociones y expresarlas verbalmente se convierte en un proceso de transición. Es decir, nos permite concientizar lo que está sucediendo, dándole un sentido a lo que estamos experimentando. Y ya sabemos que cuando tenemos una explicación a mano, la sensación de control aumenta y eso genera seguridad y confianza.
Lo curioso fue que mientras más palabras negativas se usaban, menos miedo experimentaban las personas y más se acercaban a la araña. En otras palabras, la descripción de la tarántula como una realidad aterradora fue muy beneficiosa para combatir el miedo que inspiraba.
Obviamente, se trata de un cambio de paradigma muy interesante, sobre todo porque la mayoría de las personas intentan combatir el miedo convenciéndose de que este no existe. Sin embargo, nuestro cerebro no es tonto y no siempre podemos convencerlo de que las reacciones fisiológicas que está percibiendo no se deben al miedo. Por tanto, la próxima vez que tengas que combatir el miedo, quizás puedes usar esta estrategia, podría darte buenos resultados.
Fuente:
Tabibnia, G.; Lieberman, M. D. & Craske, M. G. (2008) The lasting effect of words on feelings: Words may facilitate exposure effects to threatening images. Emotion; 8(3): 307-317.
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