Hans Selye, un fisiólogo y médico austro-húngaro, decía: “No es el estrés quien nos mata, sino la forma en que reaccionamos ante este”. Y no se trata de una metáfora ya que cada vez más investigaciones ponen en el punto de mira el estrés, entendiendo que se trata de un estado capaz de provocar por sí mismo, numerosas enfermedades .
Sin embargo, aliviar el estrés no es tan difícil, existe una técnica muy sencilla que nos permitirá lidiar con esos momentos en los que nos sentimos, literalmente, a punto de explotar, sobresaturados por la cantidad de tareas que tenemos por delante.
La técnica S.O.S. en tres pasos
Las siglas S.O.S. son conocidas universalmente e indican una llamada de ayuda. El capitán de un barco o el piloto de una nave saben perfectamente qué significa y cuán importante es, sobre todo cuando deben enfrentar una emergencia.
Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo también experimenta ese estado de emergencia. De hecho, los niveles de cortisol y adrenalina se disparan, nuestras pupilas se dilatan y el ritmo cardíaco aumenta, todo con el objetivo de hacerle frente a la supuesta situación amenazante. El problema es que si ese estado persiste durante horas o días, puede terminar desestabilizando nuestro metabolismo y provocar daños a nivel celular.
Por eso, es fundamental combatir el estrés apenas aparece. No obstante, se debe aclarar que el objetivo final no es eliminar por completo el estrés, ya que cierta dosis de eustrés es positiva para alcanzar nuestras metas ya que nos brinda una dosis de energía adicional. El objetivo de esta técnica es combatir la ansiedad y el distrés, lograr canalizar esa energía de forma positiva. La técnica S.O.S. (Stop-Organiza-Selecciona) puede ayudarte en esos momentos más difíciles.
¿Cómo se pone en práctica?
- Stop. Cuando sientas que el estrés está tocando a tu puerta, el primer paso es detenerte. De hecho, el principal problema es que cuando tenemos ante nosotros una montaña de trabajo, lo que hacemos es correr aún más, pensamos que detenernos es un lujo que no podemos darnos e incluso hasta recurrimos al café u otro truco para obligarnos a mantenernos despiertos y concentrados.
No obstante, seguir corriendo solo sirve para aumentar el estrés, para generar un estado de hiperactivación que nos afecta tanto física como mentalmente. Por eso, es imprescindible que nos detengamos. Recuerda que el mejor momento para relajarnos, es cuando creemos que no tenemos ni un minuto libre. Es entonces cuando realmente necesitamos parar.
- Organiza. Cuando nos estresamos, nos asaltan numerosas emociones pero entre ellas, la más acuciante es la sensación de saturación, de sobrecarga. A menudo, esto se debe a que no hemos dedicado tiempo suficiente a organizar las tareas. De hecho, lo que nos estresa no suelen ser las tareas en sí mismas, sino la sensación de agobio que surge porque no sabemos por dónde comenzar o cuándo podremos terminar. De esta forma, tareas que pueden ser sencillas, se suman a las demás y las percibimos como actividades que demandan un gran esfuerzo, cuando en realidad no es así.
Por eso, para combatir el estrés resulta imprescindible que hagas una fotografía lo más objetiva posible de las tareas que tienes por delante y de cómo las vas a realizar. Se trata de que organices esas actividades, que les des una prioridad e incluso, si son muchas, es conveniente que las pongas por escrito. Nunca desestimes el poder terapéutico de un lápiz. Cuando realizas una lista de todo lo que debes hacer durante la jornada o la próxima semana, notarás que la cabeza se vacía de preocupaciones y que puedes pensar con mayor claridad.
- Selecciona. No somos Superman, cuando antes lo aceptemos, mejor para nuestro equilibrio psicológico. Eso significa que tenemos recursos limitados, tanto en términos de tiempo como de esfuerzo. Por tanto, para combatir el estrés, es imprescindible que aprendas a priorizar las tareas. De hecho, la diferencia entre las personas que se dejan abatir por las circunstancias y aquellas que mejoran su desempeño en las situaciones estresantes, es que estas últimas saben limpiar el camino, retiran los obstáculos, eliminan lo superficial y se centran en lo que verdaderamente importa.
Hay ocasiones en que, simplemente, no podemos con todo. En ese caso, es conveniente elegir las tareas o proyectos más importantes. De hecho, considera que son precisamente las tareas menos importantes las que te ocupan más tiempo, hasta llegar a convertirse en un agujero negro por el que se escapa tu energía. Recuerda que más, no siempre es mejor. A veces es preferible hacer menos, pero con mayor calidad o con más tranquilidad. Tu equilibrio psicológico te agradecerá ese cambio de perspectiva y, a la larga, impactará positivamente en todas las esferas de tu vida.
Combatir el estrés desde el origen
La técnica S.O.S. es un salvavidas, algo que podemos aplicar cuando estamos al límite. Sin embargo, lo ideal es no tener que arribar hasta ese extremo. De hecho, si lo pensamos detenidamente, en muchas ocasiones el estrés lo creamos nosotros mismos, siendo incapaces de decir no, postergando las tareas hasta el último momento o dedicándonos de manera obsesiva al trabajo, sin dejar tiempo para la relajación.
No obstante, es importante ser conscientes de que las pequeñas situaciones de estrés cotidianas alteran profundamente lo que se conoce como coherencia cardíaca. En práctica, cada vez que nos estresamos, nuestro corazón comienza a latir de manera irregular, aunque normalmente no nos percatamos de ello. Sin embargo, un estrés mantenido a lo largo del tiempo, puede dañar profundamente el funcionamiento del sistema parasimpático y del corazón, dando lugar a un infarto.
Por eso, lo mejor es combatir el estrés desde su origen, realizando algunos cambios en la manera en que comprendemos y afrontamos las exigencias de la vida diaria.
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