La mayoría de las personas que sufren dolores agudos tienen una o varias imágenes mentales que asocian con el displacer. Ahora un nuevo estudio realizado en la Universidad de Cambridge ha demostrado que estas imágenes se pueden manipular para provocar un alivio casi instantáneo.
En el experimento participaron 73 personas con una edad promedio de 45 años, que se encontraban en un centro de rehabilitación de Vancouver. Todas afirmaban que tenían en su mente ciertas imágenes relacionadas con el dolor. Después de haber sido entrevistados sobre su dolor y estado psicológico, se les pidió que seleccionase la imagen más potente y angustiosa relacionada con el dolor.
Como era de esperar, concentrarse en estas imágenes desagradables hizo que aumentase su percepción del dolor y la angustia. A continuación, después de un intervalo de seis minutos en el cual hablaron de otros temas (para distraerles de las imágenes), a la mitad de los participantes se les pidió que pensasen en una forma para no ver la imagen que les causaba dolor. Por ejemplo, un hombre que padecía de dolor en las articulaciones afirmaba que una de las imágenes que más sufrimiento le causaba era verse a sí mismo corriendo y siendo perseguido por un gran perro. La imagen se varió ligeramente, en vez de estar siendo perseguido por un perro, el hombre corría en una pista de atletismo y era aclamado por la multitud.
Lo interesante es que después de haber variado las imágenes, el nivel de dolor percibido disminuyó drásticamente. De hecho, el 49% de los participantes afirmó que no sentía ningún dolor. Los investigadores afirman que estos resultados fueron extraordinarios ya que se produjo una rápida disminución del dolor y su efecto perduró en el tiempo. Por si fuera poco, la ansiedad, la tristeza y los sentimientos de indefensión también se hicieron menos acusados.
Vale aclarar que no es la primera vez que se trata el dolor con la imaginería. De hecho, en el pasado se ha demostrado que tan solo imaginar el rostro de la persona amada puede reducir el dolor que percibimos. También se conoce que imaginar escenas relajantes puede incidir en nuestros signos vitales provocando una disminución del ritmo cardiaco y de la presión arterial.
Sin lugar a dudas, se trata de una estrategia muy eficaz y, sobre todo, totalmente natural para combatir el dolor sin tener que sufrir los efectos adversos de los medicamentos.
Fuente:
Philips, C. & Samson, D. (2012) The rescripting of pain images. Behavioural and Cognitive Psychotherapy; 40 (5): 558-76.
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