No me referiré a una dieta, entre otras cosas porque realmente no conozco ninguna con suficiente profundidad pero estoy fervientemente convencida de que el primer obstáculo para adelgazar, en la mayoría de los casos, no es nuestro metabolismo ni el hecho de escoger la dieta equivocada sino algo mucho más sencillo: el primer obstáculo para adelgazar somos nosotros mismos.
Conozco varias personas obesas y todas muestran el mismo patrón de comportamiento.
– Conocen todas las dietas habidas y por haber. Incluso aquella que está en proyecto o la que salió a la luz la semana antes.
– Varían de una dieta a la otra y de un remedio para adelgazar al otro con resultados que dejan mucho que desear ya que no son estables en el tiempo.
– Su problema de obesidad no es su problema: tienen un locus de control externo. Están obesos porque: «a mi me engorda hasta el agua», «en mi familia somos todos así, no tengo solución», «es mi metabolismo», «he probado todas las dietas pero ninguna funciona»… en fin, la lista de presuntos culpables es inmensa.
Ya lo decía Mark Twain: «¿Quién ha dicho que dejar de fumar es difícil? Yo lo he logrado alrededor de cien veces». Pero… ¿realmente lo ha logrado?
El problema para adelgazar muchas veces se halla en nosotros mismos y se resume en dos actitudes: falta de responsabilidad y de compromiso con el cambio.
Así, intentaré sintetizar algunos pasos sencillos que debemos asumir si verdaderamente deseamos perder peso:
1. Decide conscientemente. Esto quiere decir que no necesitas perder peso solo para sentirte más bella estéticamente hablando sino porque es una necesidad imprescindible para mejorar nuestra calidad de vida y nuestra salud. En otras palabras, se trata de concientizar verdaderamente la necesidad de controlar el peso corporal.
2. Asume la responsabilidad. Todo puede ser un motor impulsor o una excusa. Si en tu familia todos son obesos tienes una razón de más para cuidar tu figura no para quejarte por la mala suerte o el destino. Reconoce que no llevas una dieta suficientemente sana y que tu estilo de vida no es el más atlético. Asume la responsabilidad por tus acciones. Este paso es esencial porque nos hacemos responsables por el camino que hemos recorrido y por los cambios que asumiremos en un futuro.
3. Comprométete. Decídete por una sola dieta o un producto y combínalo con el ejercicio físico. Cumple la dieta al pie de la regla.
4. No postergues. Muchas personas postergan el cambio para el nuevo año, para cuando tome vacaciones, para cuando tenga menos obligaciones… «La vida es eso que pasa mientras esperas que llegue el momento de vivirla». Así, el cambio es para hoy, toma el control e inicia. Si esperas el momento perfecto probablemente éste nunca llegue. Postergar es un síntoma de que te cierras al cambio o de que no estás suficientemente convencida de su necesidad. Algo dentro de ti verdaderamente no desea variar.
5. Sé perseverante. Quizás en los primeros días no se note una gran diferencia pero seguramente con el tiempo las libras irán desapareciendo. De la misma forma, si ya las has perdido, no abandones; es el error más frecuente en el que caen las personas obesas: una vez que han alcanzado su peso ideal vuelven a sus viejos hábitos alimenticios y a su estilo de vida inadecuado. Y por supuesto, regresan las libras.
Desearía terminar comentando una historia con cierto bis cómico en la que probablemente más de uno se vea reflejado.
«Un amigo con ciertas libras de más deseaba perder peso pero realmente era demasiado vago y odiaba el ejercicio físico. ¡Ni soñar con ir a un gimnasio!
Así, un buen día llegué a su casa y lo encontré caminando de un lado al otro de sus 45 metros cuadrados de espacio.
– ¿Qué estás haciendo?- le pregunté.
– Ejercicios.»
Así, el último de los factores psicológicos que debemos vigilar cuando nos proponemos perder libras es el autoengaño. Debemos estar atentos en relación con las justificantes irracionales que le damos a muchos de nuestros comportamientos. No nos dejemos engañar por nuestras racionalizaciones, caminar dentro de la casa no es un ejercicio físico que vaya a cambiar superlativamente nuestra vida. Comer alimentos chatarra no se excusa con la frase: «Un día es un día, mañana me ciño a la dieta».
Perder peso no solo implica eliminar algunas libras de más sino también asumir un estilo de vida más saludable y, ¿por qué no? hacer una limpieza mental y desechar todos esos malos hábitos.
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