
Nada es eterno. Tampoco las relaciones. A veces, lo queramos o no, una relación termina. Algunas se extinguen lentamente, sin provocar grandes cataclismos en nuestra vida. Otras acaban abruptamente y dejan tras de sí una estela de dolor, amargura o desilusión.
Si estábamos muy vinculados a esa persona y no logramos poner punto final, es probable que nos sintamos profundamente confundidos, frustrados e incluso enfadados. En ese caso, nos quedaremos orbitando alrededor de lo ocurrido, sin poder pasar página. En cambio, cuando logramos cerrar una relación liberamos esas emociones negativas y podemos concentrarnos en la curación y el crecimiento.
¿Qué significa exactamente cerrar una relación?
Cerrar una relación significa alcanzar un estado de resolución emocional respecto a la ruptura. Significa que comprendes mejor la relación y aceptas que ha llegado al final, dándote permiso para seguir avanzando en tu vida.
No se trata simplemente de dejar de hablar con la otra persona o de borrar sus fotos, sino de procesar la experiencia, aceptar su final y adaptarse a la nueva realidad, de manera que no te quedes atrapado en el resentimiento, la culpa o la esperanza de un regreso.
Obviamente, existen muchos rituales de cierre, por lo que el proceso puede variar de una persona a otra. Pero en sentido general, cerrar una relación implica entender y aceptar – no solo en el plano racional sino también emocional – que se ha terminado.
A menudo ese cierre incluye una explicación de por qué terminó la relación. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Virginia comprobó que quienes logran comprender la situación, experimentan menos confusión y sentimientos negativos durante y después de la ruptura. Sin embargo, no siempre es posible responder a todas las preguntas, por lo que en ocasiones es necesario aceptar la ruptura sin más, aunque queden cabos sueltos.
Las señales que indican que aún no has puesto punto final a una relación
Cerrar una relación no siempre es un proceso claro y definitivo. A veces creemos que hemos pasado página, pero ciertas actitudes, pensamientos o emociones nos delatan. Si aún revisas sus redes, comparas a nuevas parejas con tu ex o sientes un nudo en el estómago al escuchar su nombre, es posible que la historia no esté del todo cerrada.
Estas son algunos signos que indican que todavía no has puesto punto final a una relación:
- Sientes una montaña rusa emocional al hablar o recordar a esa persona. Tristeza, rabia, nostalgia o esperanza se activan con tan solo pensar o escuchar su nombre.
- Fantaseas con una reconciliación. Como no aceptas completamente que la relación ha terminado, en el fondo sigues esperando que esa persona vuelva o buscas excusas reencontrarla continuamente.
- Te aferras a recuerdos. No has eliminado conversaciones, fotos o regalos porque sientes que desprenderte de ellos es como perder parte de la historia. Te aferras tanto a esas memorias que te impides vivir el presente.
- Intentas mantener el contacto. Sigues en contacto con su familia y amigos, frecuentas lugares donde podrías encontrarte con esa persona o escudriñas sus perfiles en redes sociales porque no quieres aceptar que la relación ha terminado.
- Comparas constantemente a las nuevas personas que conoces con la que has perdido. Ninguna relación parece encajar ni te viene bien porque la comparas con un recuerdo que has idealizado en tu mente.
- Las emociones de la separación siguen afectándote. Sigues experimentando dolor, culpa o resentimiento, un estado emocional que influye en tus decisiones presentes y afecta tu bienestar.
Reconocer que aún no has cerrado una relación no es un retroceso, sino una oportunidad para sanar de verdad. Cada persona tiene su propio ritmo, pero cuanto antes decidas afrontar esas emociones y soltar lo que ya no suma, más cerca estarás de recuperar tu bienestar y construir vínculos más sanos en el futuro.
¿Cómo cerrar una relación adecuadamente?
Cerrar una relación no es un proceso lineal ni inmediato, requiere conciencia y trabajo emocional. Tendrás que permitirte soltar, reconstruirte y abrir espacio para vivir nuevas experiencias sin las cargas del pasado.
- Habla con la otra persona. Si tienes dudas sobre lo que ocurrió, puedes decirle a la otra persona que necesitas hablar sobre lo sucedido para poder cerrar el ciclo. No se trata de lanzarse recriminaciones o repartir culpas, sino de intentar comprender en qué habéis fallado y por qué no hay vuelta atrás. Aviso importante: volver varias veces sobre el mismo tema puede sumiros en un bucle que obstaculice el proceso de curación. Así que es mejor que tengáis una conversación profunda solo una vez y decidáis pasar página de común acuerdo.
- Acepta que quizá no encontrarás todas las respuestas que buscas. No siempre es posible hablar con la persona, ya sea porque ha fallecido o simplemente porque no está disponible. En esos casos, cerrar el círculo puede ser más difícil, pero no es imposible. Tienes que aceptar que quizá nunca sepas a ciencia cierta lo que ocurrió y no sigas haciendo elucubraciones. Asume que la incertidumbre forma parte de la vida y que algunas preguntas no tendrán respuesta.
- Busca respuestas dentro de ti. Cuando una relación se acaba, no siempre es necesario buscar las respuestas en el otro. Tras el final, dedicar tiempo a hacer un ejercicio de introspección podría ayudarte a comprender mejor lo que te ha sucedido. Así podrás aprender de tus errores, incorporar ese capítulo en la historia de tu vida y prepararte para el siguiente.
- Trátate con amabilidad. Es normal que te sientas enojado, decepcionado o frustrado, pero no la tomes contigo. Estás atravesando una situación difícil, así que lo último que necesitas es presionarte más. Vigila a tu crítico interior y sustituye su discurso por palabras más amables que te ayuden a superar esa etapa. Sé paciente y trátate amablemente.
- Concéntrate en el perdón. A veces, es difícil liberar los sentimientos negativos que dejan las rupturas. A veces, el dolor es tan grande que buscamos chivos expiatorios. Como resultado, culpamos al otro o a nosotros mismos. Es importante que estés atento a esta tendencia porque la culpa y el resentimiento te impedirán encontrar el cierre que necesitas, por lo que es como negarte vivir en paz. Por tanto, asume que lo pasado, pasado está. Así que intenta perdonar y pasar página.
Por último, también puedes practicar algún ritual de cierre de ciclo que te ayude a poner punto final a lo que no pudo ser o a una historia bonita que simplemente expiró. No sigas esperando un cierre que tal vez nunca llegue por sí solo. Ve dando pequeños pasos para encontrar esa sensación de serenidad y plenitud que acompañan al final de una etapa.
Referencia Bibliográfica:
Kansky, J. & Allen, J. P. (2018) Making Sense and Moving On: The Potential for Individual and Interpersonal Growth Following Emerging Adult Breakups. Emerging Adulthood; 6(3): 172-190.
Deja una respuesta