Curar la ansiedad no es fácil. Sentirse ansioso no es precisamente agradable. La ansiedad no te deja vivir. Es probable que experimentes un estado de inquietud y angustia de carácter difuso. Te sentirás expectante, como si fuera a ocurrir algo negativo de un momento a otro, lo cual te mantiene en un estado de alarma permanente que te impide relajarte.
Sin embargo, es probable que no logres comprender por qué te sientes así, no encuentras la causa de la ansiedad. También es probable que seas consciente de que ese estado de excitación no tiene sentido, pero a pesar de ello no logras encontrar las estrategias adecuadas para curar la ansiedad sin medicamentos, de manera natural. El primer paso consiste en saber a qué te enfrentas exactamente; o sea, comprender qué es la ansiedad.
¿Qué tipo de ansiedad sufres?
En sentido general, se puede hablar de dos grandes tipos de ansiedad: la ansiedad rasgo y la ansiedad estado. Distinguir qué tipo de ansiedad padeces es importante porque te permitirá conocer mejor el problema y dar los pasos necesarios para solucionarlo. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Trento reveló que la ansiedad rasgo y estado afectan áreas diferentes del cerebro, como se puede apreciar en la siguiente imagen:

- La ansiedad rasgo indica a una persona que desde una etapa muy temprana de su vida ha sentido ansiedad, quizás desde la infancia o la adolescencia. Estas personas suelen tener un temperamento que les conduce a reaccionar inmediatamente ante las más diversas situaciones, se excitan con facilidad y les cuesta relajarse. De hecho, como han tenido que combatir la ansiedad durante gran parte de su vida, no saben cómo es vivir de otra manera. Para estas personas la ansiedad ha sido una compañera perenne de viaje. De hecho, no es casual que se focalice en el giro superior frontal del cerebro, un área relacionada con la autoconciencia, lo cual implica que estas personas han asumido la ansiedad como parte de su «yo».
- La ansiedad estado, al contrario, está desencadenada por algún acontecimiento específico (o un conjunto de ellos). Ante esa situación, una persona que nunca ha sido particularmente nerviosa, responde con ansiedad. En el fondo, lo que ocurre es que esa persona no cuenta con las herramientas psicológicas necesarias para hacerle frente al problema, por lo que su cuerpo y su mente responden con un estado de activación “excepcional”. Por eso la ansiedad estado se ha vinculado al giro cingulado, una zona que interviene en el procesamiento de las emociones y el aprendizaje, así como con el precuneus, una área que se activa cuando traemos recuerdos a nuestra mente. Eso significa que la ansiedad estado depende en gran medida del contexto.
Por supuesto, ambos tipos de ansiedad pueden coexistir. Una persona ansiosa notará que su nivel de ansiedad aumenta cuando tiene que enfrentar determinadas demandas del medio. De la misma forma, alguien que nunca ha sido ansioso, puede comenzar a responder con ansiedad ante diferentes situaciones, ya que no logra retomar el control de su vida emocional.
La buena noticia es que los síntomas de la ansiedad se pueden revertir, sin tener que recurrir a los ansiolíticos. De hecho, no debes olvidar que los medicamentos para la ansiedad no están exentos de efectos adversos y no son una solución a largo plazo. Al contrario, existen diferentes estrategias que han sido comprobadas científicamente y que son fáciles de aplicar que ayudan a curar la ansiedad sin medicamentos.
¿Cómo curar la ansiedad sin medicamentos recurriendo a estrategias naturales?
1. Acepta tu ansiedad, sé un observador imparcial
La ansiedad es dañina, lo sabemos y por eso queremos eliminarla. Por tanto, es normal que nuestro primer impulso sea negarla y rechazarla. Sin embargo, la paradoja radica en que mientras más intentemos combatir la ansiedad, más agobiados nos sentiremos. Cuando negamos una emoción o sensación, esta crece.
De hecho, la mente de una persona ansiosa no está llena de preocupaciones por hechos de su vida cotidiana sino por las metapreocupaciones. Es decir, se preocupan porque se preocupan. Esta persona activa su crítico interior, una voz que le dice constantemente que la ansiedad es intolerable, que es incapaz de mantener el control o que su existencia es miserable.
De esta forma desencadenan un círculo vicioso que solo sirve para aumentar la ansiedad. Por tanto, no intentes negar la ansiedad que experimentas, simplemente sé consciente de su existencia. Cuando no huyes de una emoción ni la etiquetas como “negativa” puedes adoptar una distancia emocional del problema y recuperar el control de ti mismo.
2. Destierra la prisa de tu vida
La mayoría de las personas ansiosas se mueven continuamente de un lugar a otro, comen de pie, sin sentarse a la mesa y realizan diferentes tareas a la vez. Su ordenador, por ejemplo, suele ser un caos compuesto por diferentes ventanas y programas abiertos. Y es que lo que expresamos hacia el exterior, no es más que el reflejo de nuestra mente.
Sin embargo, cuando asumimos las tareas cotidianas desde esta perspectiva caótica y apresurada, le estamos dando una retroalimentación muy negativa al cerebro porque es como si le estuviéramos diciendo que debe funcionar aún más deprisa porque las cosas están fuera de control. Como resultado, el cerebro responde aumentando aún más los niveles de cortisol y adrenalina, que generan más ansiedad.
La solución radica en cortar ese círculo vicioso. Disminuye el ritmo y, sobre todo, dale un orden a las tareas que debes realizar a lo largo del día y prioriza las más importantes. Oblígate a bajar la marcha, verás que logras hacer mucho más, con menos estrés.
3. No dejes tareas pendientes
Una de las cosas que más aumenta nuestro estado de ansiedad es saber que tenemos tareas pendientes. De hecho, no son las tareas en sí las que nos desgastan y agotan, sino el recordatorio mental constante de que debemos hacerlas.
Los expertos en productividad personal afirman que para resolver este problema, lo mejor es aplicar la regla de los 2 minutos. En práctica, cuando surja una tarea, si esta no requiere más de 2 minutos, hazla inmediatamente ya que posponerla y recordarla consumirá más energía que llevarla a cabo. Si la tarea demanda más tiempo y no lo tienes, pregúntate si es realmente importante. Si es así, búscale un hueco en tu agenda.
Recuerda que la forma en que organices tu día repercutirá en tu estado mental. Por tanto, no dejes que las tareas se acumulen porque si las dejas para el último momento, solo estarás contribuyendo a que aumente tu nivel de ansiedad. Aprender a organizar tu vida te permitirá eliminar una gran fuente ansiógena: las tareas pendientes y las que te roban energía sin brindar ninguna recompensa a cambio.
4. Dedícate al menos una hora al día
En la sociedad en que vivimos, se premia el hacer sobre el ser. Por eso, nos sentimos obligados a correr, a no tener ni un minuto de descanso, porque es sinónimo de pereza, es la antítesis de los valores que promueve la cultura occidental.
De hecho, no es extraño que las personas ansiosas siempre estén llenas de trabajo y proyectos pendientes, no tienen ni siquiera unos minutos al día para dedicarlos a sí mismos. Inmersos en ese estado de tensión constante, no le permiten a su cerebro “desconectar”, como resultado, los niveles de ansiedad se disparan.
Sin embargo, desconectar y estar a solas consigo mismo es tan importante como ser proactivos. Aunque como las personas ansiosas suelen encontrar difícil estar de brazos cruzados, una excelente alternativa consiste en dedicarle al menos una hora cada día a una actividad que realmente disfruten. De esta forma, el cerebro comienza a liberar una serie de neurotransmisores como las endorfinas, que generan un estado de bienestar y relajación.
5. Cuestiona tus pensamientos negativos recurrentes
La mente de una persona ansiosa es su peor enemigo. De hecho, la ansiedad crece a raíz de los pensamientos poco realistas que la persona va desarrollando. Por eso, es fundamental que aprendas a detectarlos y que detengas su curso.
Lo más usual es que la persona ansiosa responda de manera exagerada ante las situaciones de su vida cotidiana. Hace una tormenta en un vaso de agua, piensa que un simple error tendrá consecuencias nefastas. De esta manera, añade una tensión innecesaria.
Por eso, es importante que comiences a cuestionarte esos pensamientos catastrofistas que no se ajustan a la realidad. Pregúntate: ¿Esa preocupación es realista? ¿Cuántas probabilidades existen de que se cumpla? ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Cómo podría manejarlo?
6. Busca un mantra
Cuando la ansiedad es particularmente intensa, es difícil poder controlarla. Cuando el corazón parece que se quiere salir del pecho y te cuesta respirar, es difícil pensar con claridad ya que estás sufriendo un secuestro emocional en toda regla. El sistema límbico del cerebro ha tomado el mando, «desconectando» la corteza prefrontal que te permitiría autocontrolarte y mantener la calma.
En esa situación, cuando sientes que estás en peligro y que nada funcionará, es útil recordarte que estás a salvo. ¿Cómo lo haces? Con un mantra personal que puedas repetirte de manera automática y que tenga un profundo significado para ti.
Vale la pena que te tomes un momento para recordar la última crisis de ansiedad que sufriste. ¿Qué te habría gustado que te dijeran? ¿Qué palabras tienen un efecto calmante en ti? Piensa en una frase corta, como «estoy al seguro», «no hay nada de qué temer» o «esto pasará» y conviértela en tu mantra. La próxima vez, cuando comiences a notar los primeros signos de ansiedad, repítete esa frase tranquilizadora. Esa frase se convertirá en un recordatorio de que puedes superar lo que estás pasando.
7. Asume otra perspectiva
La ansiedad está provocada, en gran medida, por el significado que le conferimos a determinadas situaciones. Por eso, una de las estrategias más eficaces para combatir la ansiedad es cambiar la manera en que pensamos en los agentes estresores.
Un estudio realizado en la Universidad de Yale les presentó a algunos dirigentes un vídeo en el que se transmitía la idea que el estrés era potenciador ya que algunas personas dan lo mejor de sí cuando están bajo presión. Durante las dos semanas siguientes estas personas no solo mejoraron su desempeño laboral sino que reportaron menos problemas psicológicos y sus niveles de cortisol, la hormona del estrés, disminuyeron. En el grupo que seguía creyendo que el estrés es negativo no se apreciaron estos cambios.
Por ejemplo, realizar una presentación en público es estresante y genera ansiedad pero, por otra parte, también es una oportunidad para poner a prueba nuestras habilidades y ampliar nuestra red de contactos profesionales. En este sentido, te será de gran ayuda utilizar más a menudo el “sin embargo”. Cuando descubras esos pensamientos irracionales, intenta darles una vuelta utilizando este término. Por ejemplo, si mientras estás estudiando piensas: “no voy a aprobar ese examen”. Reestructura ese pensamiento de forma positiva: “quizás no apruebe ese examen; sin embargo, me voy a esforzar para dar lo mejor de mí”.

8. Vive el “aquí y ahora”
La persona ansiosa suele vivir a caballo entre el pasado y el futuro. Se culpa por lo sucedido y se preocupa o se asusta por lo que podría suceder. De esta forma llena su presente de ansiedad. De hecho, a menudo la ansiedad surge precisamente de esas preocupaciones sobre el futuro. La persona ansiosa sufre una especie de obsesión por el futuro que le hace focalizarse en todos los desastres que podrían ocurrir.
Sin embargo, para eliminar la ansiedad, es importante aprender a centrarse en el presente. Respira, mira a tu alrededor y nota que no está sucediendo nada malo ahora mismo. Disfruta de ello. La práctica del mindfulness puede ayudarte a lograr este cometido. Ni siquiera es necesario que medites, tan solo debes aprender a centrarte en el aquí y ahora, en la experiencia que estás viviendo, sin criticarla y sin dejar que tu mente divague hacia el futuro.
Como probablemente te resultará difícil abandonar de una vez las preocupaciones, puedes establecer lo que se denomina en la Psicología: “Periodo de las Preocupaciones”. Se trata de posponer esos pensamientos hasta que lleguen esos 30 minutos al día en los que te darás permiso para preocuparte todo lo que desees. Pero una vez que hayan pasado, si acuden a tu mente otros pensamientos ansiógenos, deberás posponerlos hasta la próxima sesión.
9. Gestiona mejor tus emociones
Durante muchas décadas, se animó a las personas a reprimir sus sentimientos y emociones. Más tarde, se les dijo que era mejor que las expresaran ya que de esta manera, podían aliviar estados como la ira y la ansiedad. Sin embargo, ahora se ha demostrado que ventilar las emociones no ayuda, necesariamente, a gestionarlas mejor, ni disminuye su intensidad.
Psicólogos de la Universidad Estatal de Iowa les pidieron a las personas que escribieran un ensayo y después hicieron valoraciones muy negativas sobre este, con el objetivo de generar ira. A algunas personas se les brindó la posibilidad de descargar su agresividad con un par de guantes, pegándole a una pera de boxeo con la fotografía del evaluador. Otras debían esperar sentadas tranquilas en una habitación. Al final, se evaluó su nivel de frustración e ira. Curiosamente, quienes habían “ventilado” sus emociones se mostraron más agresivos.
Esto no significa que debas reprimir las emociones, sino que debes encontrar la manera adecuada de expresarlas. Golpear una almohada, gritar o descargar tu ira verbal contra alguien puede aumentar los sentimientos negativos. Esto se debe a que hay algunas actividades que activan tu sistema nervioso, en vez de calmarlo, que es lo que necesitas. Por tanto, para superar la ansiedad, es mejor que optes por actividades que te permitan relajarte verdaderamente.
10. Practica ejercicio físico
Una de las mejores estrategias para combatir la ansiedad y el estrés es realizar ejercicio físico. No es necesario que le dediques mucho tiempo, apenas media hora todos los días será suficiente. Aunque es recomendable que sean ejercicios intensos, que son los que permiten que se libere una gran cantidad de endorfinas.
De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Princeton descubrió que la práctica regular de actividad física hace que el cerebro resista mejor los embates del estrés porque se produce una reestructuración a nivel funcional. En práctica, el deporte detiene la actividad de las neuronas del hipocampo ventral, que son las principales encargadas de activar las áreas del cerebro vinculadas con la respuesta de estrés y ansiedad.
Por tanto, es conveniente que al menos cinco veces a la semana dediques tiempo a la práctica de ejercicio. No solo notarás una mejoría a nivel psicológico sino que tu salud física también te lo agradecerá.
12. Evita la cafeína
Es probable que el café te ayude a despertarte e incluso puede darte energía para afrontar los desafíos de la jornada, pero si eres sensible a la cafeína, también es probable que esa taza de café te genere una sensación de nerviosismo que exacerbe los síntomas de ansiedad.
La cafeína es un estimulante del sistema nervioso, que es precisamente el que se activa desencadenando la respuesta de lucha o huida cuando estamos ante un peligro. Eso significa que puede aumentar tus niveles de adrenalina ya que la dosis de energía se suele acompañar de un incremento de la presión arterial, sudoración y palpitaciones. Por tanto, si quieres curar la ansiedad, será mejor que limites al mínimo su ingesta.
De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Uppsala reveló que la cafeína puede inducir ataques de pánico y ansiedad en las personas vulnerables. Por consiguiente, intenta cambiar tu café de la mañana por una taza de té verde u otra bebida sin cafeína. Las infusiones relajantes como la manzanilla, la menta y la lavanda incluso pueden ayudarte a sentirte más tranquilo. Por supuesto, dejar el café puede ser difícil si lo has bebido durante muchos años, en cuyo caso, pasar al café descafeinado puede facilitar la transición.
12. Relájate y respira
Las técnicas de relajación son muy eficaces para combatir la ansiedad. Existen diferentes técnicas, una de las más comunes consiste en tensar cada uno de los grupos musculares, para después relajarlos suavemente. De hecho, si sufres ansiedad, es probable que tengas una gran tensión en el cuerpo, sobre todo en la zona de la espalda y el entrecejo.
También existen técnicas de visualización o meditación guiada que brindan excelentes resultados para quienes tienen una imaginación fértil. Una de las más sencillas consiste en cerrar los ojos e imaginar que estás en un lugar tranquilo que te gusta y en el que te sientes a gusto. Imagina todo con la mayor cantidad de detalles y después, simplemente déjate embargar por las sensaciones positivas que estás experimentando.
Estas técnicas se deben acompañar con una buena respiración. De hecho, aunque no somos conscientes de ello, la respiración es un proceso muy importante a través del cual la mente obtiene una retroalimentación de nuestro estado. Cuando respiramos rápido y de manera superficial, nuestro cerebro entiende que algo no va bien y que podemos estar en peligro, por lo que aumenta el nivel de ansiedad. Cuando respiramos lenta y profundamente, todas las funciones corporales, incluyendo el latido cardíaco, se acompasan y es más fácil relajarse.
La meditación mindfulness también te ayudará mucho. Este sencillo vídeo explica qué es y, sobre todo, cómo puede ayudarte a superar la ansiedad.
Si no descubres las causas, será difícil combatir la ansiedad
Recuerda que para eliminar este problema de una vez y por todas, es vital que descubras cuáles son las causas de la ansiedad y que aprendas a evitarlas, o al menos a gestionarlas de manera más adecuada. En este «Programa para Superar la Ansiedad» se analizan las principales situaciones estresantes con las cuales tenemos que lidiar cada día y te brindo técnicas prácticas, explicadas paso a paso, para combatir la ansiedad.
Referencias Bibliográficas:
Klevebrant, L. & Frick, A. (2022) Review articleEffects of caffeine on anxiety and panic attacks in patients with panic disorder: A systematic review and meta-analysis. General Hospital Psychiatry; 74: 22-31.
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Crum, A. J. et. Al. (2013) Rethinking stress: The role of mindsets in determining the stress response. Journal of Personality and Social Psychology; 104(4): 716-733.
Schoenfeld, T. J. et. Al. (2013) Physical Exercise Prevents Stress-Induced Activation of Granule Neurons and Enhances Local Inhibitory Mechanisms in the Dentate Gyrus. The Journal of Neuroscience; 33(18): 7770-7777.
Bushman, B. J. (2002) Does venting anger feed or extinguish the flame? Catharsis, rumination, distraction, anger, and aggressive responding. Personality and Social Psychology Bulletin; 28: 724–731.
Unknown dice
Gracias por este articulo! Tengo un par de años con estos sintomas y nu fue hasta hace unos meses que la situacion empeoro. Tengo un tiempo investigando acerca de estos sintomas y hasta hace poco descubri que es ansiedad. Reconozco que tengo este problema y definitivamente voy a tratarlo con un profesional. Mi ritmo de vida va muy rapido y nunca tengo tiempo suficiente para hacer las cosas que quiero hacer (esposa, hijos, escuela, trabajo, actividades sociales, mi banda musical y otros proyectos relacionados con la musica en los que me mantengo ocupado, etc). Siempre estoy preocupado por hacer feliz a los demas y eso me agota. Hay gente que gente depende de mi en muchas maneras. Siempre estoy preocupado por dar lo mejor de mi y al mismo tiempo mi objetivo es mostrarle al mundo de lo que soy capaz (soy demasiado competitivo). De nuevo, gracias por este foro
Joaquin Bresan dice
Excelente post amiga. Muy buena información, gracias por compartir.
Derek Emanuel Salguero Giron dice
Cuando se habla de técnicas y herramientas para atacar el estrés, nervios y ansiedad todas ellas se dividen en 2 grupos, las de preparación previa y las técnicas de resultado instantáneo. Las técnicas de preparación previa dependiendo del autor podrán diferir mucho, sin embargo en lo personal considero que lo mejor es separa ambas en tres grupos generales, las de carácter físico, académico y psicológico. Las de carácter físico son aquellas técnicas que ayudan a tener el desenvolvimiento optimo del cuerpo, con ellas podemos hacer referencia a: hacer deporte, masajes musculares, hidratación con tiempo, terapias relajantes; como duchas de agua caliente, buena alimentación; disminuyendo la ingesta de glucosa y excesivas grasas. Las de carácter académico son aquellas que están directamente relacionadas con el contenido de la presentación donde podemos ver técnicas como: la práctica, donde se intenta desarrollar la presentación repetidas veces para poder luego desarrollarla con naturalidad y soltura, sin embargo es recomendable NO memorizar todo, pues a la hora de presentar puede ser que experimente algún tipo de dificultad y se le olvide algún extracto especifico, el cual puede dañar su desenvolvimiento, así mismo se recomienda realizar mucha investigación para estar preparados en caso de tener espacio de preguntas y poder responderlas con un buen soporte, se recomienda presentarle a una persona imparcial que pueda dar críticas constructivas, pedir la revisión de un experto. Las de carácter psicológico son directamente proporcionales a la confianza que tiene el presentador en ellas podemos observar: la reafirmación continua, la visualización positiva. Todas estas técnicas previas ayudan a que el presentador sienta completa seguridad que el trabajo que está efectuando es óptimo.
Las técnicas de resultado instantáneo son aquella que tienen algún resultado físico químico instantáneo en el cuerpo tales como: control del flujo sanguíneo con ejercicios de fuerza, la respiración profunda, la hidratación previa para contrarrestar la resequedad y las posturas imponentes. El conjunto de herramientas no aseguran que los nervios no ataquen, o que la presentación sea un éxito, sin embargo ayudan a que sienta mayor confianza y seguridad de sí mismo, en lo personal considero que lo más importante es tener seguridad y confiar en uno mismo, pues si uno confía en uno mismo los demás podrán hacerlo también “TODO EMPIEZA CONFIANDO EN UNO MISMO”.
Ivan dice
Hola Jennifer
Excelente articulo.
Gracias por tu aporte inmenso a la sociedad por una vida mas plena.
Slds 🙂
Jessica dice
Hola. Mi novio padece ataques de ansiedad y recién tuvo dos crisis importantes, consultó a un psicólogo y este tras solo una platica por zoom, le recetó Atarax y Gabapentina y le recomendó internarse en su clínica por un mes en aislamiento (rechazó esta última). Si toma el medicamento, Lo percibo mejor sin embargo, duerme demasiado y tiene muchos blackout, no recuerda muchas cosas y repite en cada conversación, situaciones ya dichas, olvida citas y casi no le da hambre. Tiene 53 años y hace ejercicio, pero su capacidad de memoria y concentración está muy mermada, qué recomienda ? Temo por su integridad y por su trabajo
Jennifer Delgado dice
Hola Jessica,
Considero que la ansiedad no se puede abordar únicamente con medicamentos. Los medicamentos deben ser una tabla de salvación, pero el objetivo es reducir bastante la dosis o incluso eliminarlos por completo con terapia psicológica.