Conectar con los demás puede ser una experiencia muy positiva y gratificante. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de York reveló que sentir que tenemos cosas en común con los demás y saber que les importamos tiene un efecto beneficioso para nuestra salud mental. Sin embargo, establecer ese vínculo especial que une a dos personas no siempre es sencillo.
Las 3 claves para conectar con los demás
Para conectar con las personas, el primer paso es desnudarse, metafóricamente. O sea, es importante ser conscientes de que normalmente nos relacionamos desde nuestros prejuicios y estereotipos, los cuales a menudo se convierten en una barrera que nos impide conocer al otro. Por esa razón, es fundamental desnudarnos mentalmente, liberándonos de todo tipo de ideas preconcebidas que terminan convirtiéndose en obstáculos para desnudar el alma.
Existen tres palabras que pueden guiarnos a través de esa experiencia para favorecer un vínculo más profundo con la persona que tenemos delante: respeto, compasión y sinceridad.
- Respeto. Esta palabra proviene del verbo latino “spectare”, que significa “mirar”, a la que se le añade el prefijo “re” que implica duplicar la acción. Por tanto, cuando nos comportamos con respeto lo que hacemos es mirar y volver a mirar al otro, para poder verlo como una persona distinta a nosotros mismos, una persona única a la que debemos tratar con consideración y tolerancia. El respeto es, por ende, la base de todas las relaciones desarrolladoras.
- Compasión. Este vocablo proviene viene del griego “pathos” que suele traducirse como “sufrir”, aunque también tiene un significado más amplio que indica “todo lo que se siente o experimenta” o “estado del alma”, y el prefijo “com” significa “junto a”. Por consiguiente, cuando nos relacionamos desde la compasión no sentimos lástima por la otra persona, sino que mostramos una actitud empática, compartimos sus sentimientos. Así logramos conectar a un nivel más profundo.
- Sinceridad. El origen de la palabra “sincero” es muy interesante porque proviene de una práctica relativamente habitual en la época romana en la que los escultores usaban una “cera” para disimular las imperfecciones y rajaduras en el mármol de las esculturas. En aquella época, algunas personas pedían una obra “sin-cerum”, en la cual se podía apreciar la obra en la piedra tal cual, sin ningún arreglo ni añadido que la hiciera parecer perfecta. Sin duda, la sinceridad es un ingrediente esencial para conectar con los demás pues es lo que permite que nuestra esencia fluya. No tenemos que hacer nada especial ni intentar ser alguien que no somos, tan solo debemos ser auténticos.
La puesta en práctica de esas tres actitudes contribuye a desarrollar la disposición interior necesaria para establecer una verdadera conexión con otras personas, un vínculo que no se base en las apariencias sino en un deseo auténtico de conectar y mostrarnos sin máscaras, tal cual somos.
Obviamente, para lograrlo es necesario que al menos dos personas estén dispuestas a abrirse y conectar. Entonces hay que mirar al otro y volver a mirarlo para tomar consciencia de su unicidad, pero también para poder compartir el estado de su alma. Todo desde la sinceridad, sin pretender ocultar nuestras fallas o vulnerabilidades porque es precisamente eso lo que nos humaniza y acerca.
Fuente:
Flett, G. L. et. Al. (2022) The Anti-Mattering Scale: Development, psychometric properties and associations with well-being and distress measures in adolescents and emerging adults. Journal of Psychoeducational Assessment; 40(1): 37–59.
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