Las relaciones felices no se deben a la buena suerte. No responden a una sorprendente alineación de los planetas sino más bien al esfuerzo conjunto. Una relación no es una película romántica – o al menos dista bastante de serlo. Por tanto, para construir una relación de pareja sólida y feliz no basta el amor, hay que renovar el compromiso y el deseo de estar juntos un día tras otro.
Las 5 claves para mantener una relación de pareja que resista contra viento y marea
Las relaciones de pareja sólidas se basan en la comunicación y la confianza, aunque tampoco debe faltar el equilibrio, la empatía y el respeto mutuo. Las parejas que sobreviven a la prueba del tiempo y siguen amándose no están exentas de conflictos, pero saben navegar por esas aguas turbulentas, de manera que los problemas las acercan en vez de alejarlas.
1. Mantener una perspectiva realista de la relación
Es poco romántico, pero es importante ser conscientes de que esa increíble sensación de mariposillas revoloteando en el estómago no durará para siempre. Albergar expectativas irreales sobre la relación de pareja es el camino más directo hacia la desilusión.
En cambio, mantener una perspectiva realista nos ayudará a apreciar cada momento de felicidad compartida, siendo conscientes de que también llegarán etapas difíciles. Todas las relaciones tienen altibajos y pasan por periodos de crisis. Esperar que todo sea color rosa simplemente no es realista y aumenta las probabilidades de que tiremos la toalla ante el primer obstáculo que surja en la relación.
2. Encontrar un equilibrio entre la interdependencia y la autonomía
Una relación no debe nacer de la necesidad de que otra persona nos complete, sino del deseo de compartir nuestra vida. Cuando dejamos de lado el ideal romántico de fusionarnos y convertirnos en «uno», aprendemos, como escribiera Rainer Maria Rilke, a amar tanto las distancias como la unión en la pareja. Para construir una relación de pareja sólida y feliz, es fundamental hallar un equilibrio entre la interdependencia y la autonomía. Es necesario conectar, pero sin llegar a perderse en el otro.
Para que las relaciones crezcan y se desarrollen, es necesario que ambas personas pasen tiempo de calidad juntas, haciendo cosas que disfruten y nutran la conexión, de forma que no se conviertan en dos extraños viviendo bajo el mismo techo. Pero también es fundamental que encuentren tiempo para estar a solas y cultivar sus pasiones o intereses, un espacio que terminará enriqueciendo el vínculo.
3. Estar dispuestos a aprender el uno del otro
Las parejas felices no son como dos gotas de agua, sino que son capaces de aceptar al otro e incluso amar sus diferencias. Una relación solo puede avanzar cuando ambos se respetan mutuamente y no se exigen sacrificios desmedidos ni se les pide que cambien para adaptarse a un ideal amoroso.
Hay que entender que cada persona tiene sus propias necesidades, sueños, habilidades y debilidades. De hecho, para construir una relación de pareja sólida hay que estar dispuestos a aprender el uno del otro. En vez de percibir las diferencias como un obstáculo, hay que valorarlas por lo que aportan a la relación.
Muchas veces, la clave consiste en ver al otro como un espejo y descubrir cómo podemos mejorar a partir de ese reflejo. Por tanto, cuando nos sintamos molestos o enfadados, en vez de culpar inmediatamente a nuestra pareja por sus supuestos defectos, podríamos preguntarnos por qué nos molestan tanto.
4. Elegir las batallas que vale la pena luchar
El conflicto forma parte de toda relación sana y comprometida, de manera que es fundamental aprender a gestionarlo. Si dos personas no logran solucionar sus problemas, es probable que discutan una y otra vez, muchas veces por los mismos motivos intrascendentes, lo cual terminará desgastando la relación.
En cambio, las parejas felices y sólidas suelen elegir las batallas que merece la pena luchar y son conscientes de que no podrán ganarlas todas. Saben que algunas veces es mejor priorizar la relación antes que tener razón o que simplemente hay que ceder.
Un buen punto de partida antes de sumergirse en una discusión que probablemente solo servirá para agregar tensión inútilmente y generar distancia consiste en preguntarse: “¿esto seguirá siendo importante dentro de 10 años?” Si no es así, es probable que no valga la pena discutir por ello.
5. Hablar, hablar, hablar… desde el respeto mutuo
Para construir una relación de pareja sólida hay que comunicar mucho. Hay que hablar en los buenos y los malos momentos. Hay que expresar el amor, pero también el malestar. Hay que poner en común nuestras preocupaciones y expectativas, preferentemente de la manera más sensible, sencilla y clara posible.
La comunicación es la clave de todas las relaciones duraderas. Si no podemos comunicarnos de manera efectiva con nuestra pareja, si tenemos miedo a que nuestra voz no sea escuchada, la relación no podrá funcionar. Por eso es importante hablar de todo desde el primer momento y hacerlo desde el respeto mutuo. Siempre con el objetivo de solucionar los problemas, nunca con la intención de culpar al otro.
Pero, sobre todas las cosas, para mantener una relación de pareja estable que resista al paso del tiempo, es imprescindible que prime el deseo mutuo de hacer feliz al otro y permitirle que sea quien quiera ser.
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