Hace poco ha iniciado a transmitirse una nueva serie televisiva: Lie to me. Debo decir que algunos amigos están muy preocupados/asombrados por las capacidades del protagonista para detectar las incongruencias. Pero… ¿es tan sencillo como se observa en la serie detectar las incongruencias de las personas?
Para aquellos que no conozcan la serie a la cual me estoy refiriendo basta sintetizar que se trata de un especialista en detectar las mentiras que resuelve crímenes asombrosos en su laboratorio de altamente tecnológico en Washington. Una de sus premisas radica en que solo los expertos muy entrenados son capaces de detectar las mentiras. Realmente esta premisa es cierta, muy contrario a lo que la mayoría de nosotros suponemos, no somos muy buenos descubriendo mentiras; somos desconfiados y recelosos pero de ahí a descubrir realmente una falsedad va un buen trecho de camino.
Las investigaciones de Ekman (algunas de las cuales están recogidas en el libro: «Psicología Curiosa«) nos muestran que cuando mentimos no podemos esconder algunas expresiones corporales pero estas se muestran tan rápidamente que solo un ojo entrenado puede detectarlas. Pero… ¿sería posible mejorar las habilidades para detectar las mentiras en personas sin ningún tipo de entrenamiento especial? Un equipo dirigido por Mariëlle Stel ha intentado responder esta pregunta utilizando nuestra tendencia a la mímica física y facial.
Con este fin reclutaron un total de 92 voluntarios que debían participar en una corta conversación. Se formaron parejas al azar y a una de las personas le fue asignado el rol de «mentiroso». A este «mentiroso» le preguntaron antes de que conociese a su pareja si estaría dispuesto a realizar una donación para Amnistía Internacional y luego le pidieron que mintiera sobre sus verdaderos propósitos a la persona que hallaría. Si lograba convencer a su interlocutor ganaría una recompensa.
Los compañeros «inocentes» fueron divididos a la vez en tres grupos:
1. El primer grupo debía imitar las expresiones faciales de su interlocutor y los movimientos de su cuerpo.
2. Al segundo grupo se le dieron orientaciones muy precisas de NO imitar a su interlocutor.
3. El tercer grupo no recibió orientación alguna.
Finalmente los compañeros de conversación se encontraron y hablaron acerca la decisión del «mentiroso» de donar fondos a la institución. Después de la conversación la persona «inocente» debía puntuar en una escala del 1 al 7 cuanto confiaban en lo que le habían contado.
Los resultados fueron muy curiosos:
– Las personas del tercer grupo mostraban una tendencia a imitar los gestos y movimientos de su interlocutor mostrándose como pésimos detectores de mentiras.
– Las personas del segundo grupo fueron más hábiles para develar las verdaderas intenciones de sus interlocutores.
Entonces… ¿cómo influye la mímica en nuestras habilidades para detectar mentiras? ¿Qué nos dice este sencillísimo experimento?
Simplemente que, aunque existan muchas técnicas para detectar mentiras, una de las más sencillas es no seguirle el juego mímico al interlocutor. ¿Por qué? Porque en una conversación, cuando estamos confiados y nos sentimos a gusto con la persona, se evidencia lo que se denomina: la sincronización de movimientos. Inconscientemente imitamos los gestos de nuestro interlocutor, nos dejamos envolver por su estado anímico y al hacernos más empáticos, también aumenta nuestra confianza en sus palabras de manera. El resultado: nuestras herramientas como detectores de mentira se minimizan.
Podemos finalizar el artículo con la frase con la cual se titula la investigación: “¿Deseas conocer la verdad? ¡Entonces no imites!”
Fuente:
Stel M, van Dijk E, & Olivier E (2009). You want to know the truth? Then don’t mimic! Psychological Science; 20 (6): 693-699.
Anónimo dice
Lie to me…te recomiendo "The Mentalist", primera y la mejor en su genero, uno aprende mucho viendo a Patrick Jane, como tambien aprendemos leyendo tus notas estimada Jennifer.
Jennifer Delgado Suarez dice
"Lie to me" es una de las pocas series que veo y una de las que recomiendo si bien puntualizo que no debe tomarse todo al pie de la letra. Ya sabemos como la televisión tiende a los extremos.
"The Mentalist" es una de esas series en las cuales no logro pasar de los primeros diez minutos. Pero supongo que es sólo cuestión de gustos 😉
Gracias por tus apreciaciones y por dejar tu huella en el blog.