Cada vez más estudiantes se sienten desbordados y estresados. Las horas lectivas se multiplican hasta ocupar gran parte de su tiempo fuera de las aulas y la presión por alcanzar buenas calificaciones aumenta, a la par de las expectativas sociales sobre su desempeño.
En la última encuesta del National College Health Assesment, el 78% de los estudiantes universitarios reconocieron haberse sentido muy o bastante estresados durante el último mes. Muchos de ellos consideran que los proyectos académicos son su principal fuente de estrés, por lo que no debería asombrarnos que apenas tengan tiempo libre.
La buena noticia es que puedes aprender a estudiar mejor: no se trata de echar más horas, sino de lograr que ese tiempo te rinda más. Y para ello, tienes que empezar por comprender cómo aprende tu cerebro.
Trucos para estudiar mejor que realmente funcionan
Nuestro cerebro es muy flexible y puede absorber una gran cantidad de información, pero tiene un límite. Cuando está sometido a una estimulación incesante, se satura. En ese estado, estudiar es en vano ya que solo estarás sometiéndote a una tensión innecesaria y el aprendizaje será prácticamente nulo. No tienes que luchar contra tu mente, sino comprenderla para descubrir cómo estudiar mejor.
1. Pon tu cerebro en “modo estudio”
Piensa en tu cerebro como en una taza. Si la llenas, más temprano que tarde rebosará. La carga académica no es lo único que puede saturarlo, todo cuenta: desde los mensajes que recibes constantemente en tu móvil hasta el scroll infinito en las redes sociales y, en general, todo aquello que llame tu atención del entorno.
Por ese motivo, es conveniente colocar un “filtro” que te ayude a poner límites para proteger una de las funciones cognitivas más importantes y, al mismo tiempo, subestimadas: la atención. Si simplemente dejas que la atención funcione en modo “predeterminado”, se entretendrá con diferentes estímulos, lo que dificultará la concentración y el estudio.
Para entrar en “modo estudio”, evita la mayor cantidad de distracciones posible. Elige un sitio tranquilo y apartado, silencia el móvil y determina un periodo de tiempo de máxima concentración dedicado solo a una tarea, seguido de pequeños descansos reparadores. Eso te ayudará a mantener una atención sostenida durante más tiempo, de manera que podrás avanzar más y aprender mejor.
2. Limpia el “ancho de banda” mental
Tu mente no tiene un ancho de banda infinito, por lo que si quieres estudiar mejor debes asegurarte de disponer del mayor espacio posible. Si algo te preocupa o estás distraído, no tendrás suficiente “ancho de banda” para estudiar. En ese caso, te costará concentrarte, comprender lo que estás leyendo o hilvanar adecuadamente las ideas para escribir un ensayo.
Por tanto, antes de sentarte a hacer los deberes, intenta vaciar tu mente. Cada persona es diferente, a algunas les ayuda estudiar después de haber dado un paseo y otras encuentran que la música les permite concentrarse e impide que su mente divague. Lo ideal es que encuentres alguna actividad que disfrutes, te relaje y te permita liberar tensiones para que luego estudies más concentrado.
Este consejo para estudiar es particularmente importante cuando te sientes atascado en un problema. En ese caso, simplemente haz otra cosa, a condición de que sea algo divertido o relajante que despeje tu mente. Así, cuando vuelvas a los libros es probable que veas el problema desde una óptica diferente porque habrás asumido la distancia psicológica necesaria para estimular nuevas conexiones neuronales, por lo que quizá hasta tengas un insight que te conduzca a la solución.
3. Haz que todo encaje: conecta los puntos
La memoria no es un almacén en el que puedes guardar la información de cualquier manera. De hecho, esta función cognitiva organiza los datos que recopilas del entorno en grandes “paquetes de información” interrelacionados. Eso explica por qué te resulta tan difícil recordar fragmentos de información fuera de contexto.
En cambio, cuando los recuerdos están vinculados entre sí, es más sencillo recordarlos. Eso significa que te resultará mucho más fácil estudiar si conectas conceptos y teorías. Tienes que enfocarte en conseguir un aprendizaje significativo en el que la nueva información se imbrique de manera natural con lo que ya conoces, de forma que tenga un sentido lógico y amplíe tus conocimientos y visión del mundo.
Al crear esas conexiones no solo aprendes más rápido, sino que también consolidas la información en tu memoria a largo plazo, asegurándote de que esté fácilmente accesible. Y no olvides que cuanto más te involucres con la información, mejor la asimilarás. Por consiguiente, tomar notas o escribir un ensayo a mano, realizar mapas conceptuales o gráficos te ayudará a comprender mejor el contenido.
4. Divide y vencerás
Dejar todo para el último momento no es una buena idea, sobre todo porque te generará una gran dosis de estrés. En un primer momento, esa tensión emocional podría ayudarte a memorizar, pero a la larga perjudica la recuperación de la memoria, según un estudio publicado en Nature, por lo que probablemente te jugará una mala pasada en los exámenes.
Una manera más inteligente de estudiar y afrontar los proyectos académicos consiste en dividirlos en pequeñas tareas que puedas gestionar mejor. Tu cerebro absorbe y retiene mejor la información si haces sesiones de estudio más breves que si intentas aprender todo de golpe. ¿Por qué? Debido a la consolidación, un proceso que permite afianzar la información cuando no estás pensando en ella mientras tu mente sigue procesándola por debajo del radar de la conciencia.
Además, al revisar el contenido con regularidad, obligas a tu cerebro a recordar esa información, lo cual no solo te ayudará a retenerla sino también a volverla más accesible para que puedas recuperarla con facilidad cuando la necesites. Por tanto, olvídate de las sesiones de estudio maratonianas, es mejor que hagas tres sesiones de una hora cada una, que una sola sesión de tres horas consecutivas.
5. Cambia chip alternando materias
No siempre es posible alargar los periodos de estudio, sobre todo cuando los deberes y los exámenes se concentran al final de un semestre. En esos casos, lo más conveniente es mezclar contenidos. Así evitarás que tu cerebro se sature. ¿En qué consiste esta técnica?
Se trata de “intercalar” diferentes materias en una sesión de estudio. Por ejemplo, en lugar de dedicar dos horas a estudiar para un examen de Psicología, puedes dedicar una hora de esa sesión a las Estadísticas. De hecho, lo ideal es que las materias sean lo más diferentes posibles para que tu cerebro pueda “desconectar”.
Investigadores de la Universidad de Texas alertan que, si los conceptos de dos materias se parecen demasiado, es probable que se superpongan e interfieran en el aprendizaje, por lo que debes elegir asignaturas muy distintas. Así también podrás facilitar la consolidación.
Por último, pero no menos importante, recuerda que todos tenemos un momento del día en el que nuestro cerebro funciona a máxima capacidad, así que un truco para estudiar mejor consiste en reservar ese tiempo para las materias y proyectos más complejos. Si tienes la mente más despejada temprano en la mañana, no malgastes ese tiempo haciendo otras cosas, dedícalo a estudiar. Serás mucho más productivo y podrás utilizar tu capacidad mental de forma óptima.
Referencias:
Vogel, S. & Schwabe, L. (2016) Learning and memory under stress: implications for the classroom. Nature Science Learn; 1: 16011.
Yan, V. X. et. Al. (2017). How should exemplars be sequenced in inductive learning? Empirical evidence versus learners’ opinions. Journal of Experimental Psychology; 23(4): 403–416.
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