Existen muchos pequeños determinantes cotidianos de las emociones y el comportamiento que usualmente nos pasan desapercibidos. Por ejemplo, los muebles de formas redondeadas nos hacen sentir más cómodos y confiados, una habitación fría promueve la indiferencia y el aislamiento social mientras que cruzar el umbral de una puerta facilita el olvido. Entonces… ¿qué efectos podría tener acariciar un oso de peluche?
Investigadores de la Universidad Nacional de Singapur se plantearon esta misma pregunta y para responderla idearon un experimento muy curioso.
En primer lugar, crearon en un grupo de personas una sensación de exclusión social a través de falsos cuestionarios de personalidad que tenían afirmaciones como: “Soy del tipo de personas que llegará sola al final de su vida”. En otro grupo sentaron las bases para crear una situación grupal incómoda diciéndole a las personas: “Odio tener que decirte esto pero nadie te eligió para que formases parte de su grupo”. En un tercer grupo no se realizó ningún tipo de priming.
A continuación, a cada persona se les dijo que deberían evaluar un producto: un osito de peluche de unos 80 centímetros. Mientras a un grupo se les permitió tocar el oso, otros debían evaluarlo en la distancia.
Los investigadores estaban interesados en saber cómo el haber promovido la sensación de estar socialmente excluidos interfería en la voluntad de las personas en participar en experimentos futuros así como en compartir dinero con otra persona a través de un juego de trasfondo económico. Así, se preguntaban si tocar un oso de peluche podía incidir en sus decisiones.
Asombrosamente, las personas que habían experimentado la sensación de estar socialmente excluidas y que tocaron el oso de peluche tendían a mostrarse más cooperativos y deseosos a participar en experimentos posteriores y a compartir dinero generosamente con otro participante. Además, reportaron más emociones positivas. Al contrario, el oso de peluche no tuvo ningún efecto en las decisiones de las personas que no se sometieron al priming.
¿Por qué sucede esto?
Los investigadores creen que una parte de la explicación radica en las conexiones que establecemos entre el bienestar emocional, el calor físico y las superficies suaves al tacto. En el pasado ya se había comprobado que las personas que se sentían solas y socialmente excluidas encontraban una habitación más fría y tendían naturalmente a tomar más baños calientes. También se sabe que la interacción con las mascotas mejora considerablemente el humor y actúa como un antidepresivo. En otras palabras, tocar la textura de un oso de peluche (cuando nos sentimos solos) activa conexiones precedentes relacionadas con el bienestar y la seguridad.
Otra posible explicación es que los participantes perciban al oso de peluche con características humanas. Es decir, aunque conscientemente sabemos que se trata de un oso, inconscientemente le conferimos algunas peculiaridades antropomórficas. Y es bien sabido que el toque humano dispara los niveles de oxitocina, una hormona involucrada en la confianza y los sentimientos de cercanía social.
Obviamente, todas estas conexiones serían mucho más fuertes en las personas que se sienten solas y deprimidas ya que sus “defensas psicológicas” son más bajas y serían más proclives a establecer cualquier tipo de conexión que les ayudase a sentirse mejor. O al menos esta es la explicación que brindan los investigadores.
Particularmente creo que también habría que añadir una conexión con nuestras experiencias infantiles. Y es que casi siempre asociamos un oso de peluche con la sensación de seguridad y con las experiencias infantiles más positivas. Quizás no es un hecho casual que los niños prefieran los osos de peluche para dormir, probablemente así se sienten más seguros y acompañados.
Fuente:
Tai, K. Zheng, X. & Narayanan, J. (2011) Touching a Teddy Bear Mitigates Negative Effects of Social Exclusion to Increase Prosocial Behavior. Social Psychological and Personality Science; 2 (6): 618-626.
jose alo dice
Siguiendo el hilo del articulo. es razonable, regalar inocentemente un osito de peluche a quien uno sabe o presume padece de soledad?
Si este sitio no es para estas consultas, por favor hacemelo saber para no fastidiar!
Jennifer Delgado Suarez dice
Jose,
Es perfectamente razonable, de hecho, es incluso recomendable. Además, es un regalo tan lindo. Aunque claro, hay personas a quienes no le agradan los ositos de peluche.
No te preocupes, este es un espacio para compartir experiencias y plantear dudas, en fin, para crecer entre todos.
Solo que en ocasiones me demoro un poco en responder ya que las personas que visitan el blog son miles.
Anónimo dice
Me parece muy interesante el efecto positivo que causa un Peluche (sea cual sea la forma) Att. Nito
Enrique Medina Real dice
Os escribo para felicitaros por el artículo. Por razones profesionales estoy muy ligado al mundo de los peluches y me gustaría saber si conocéis algún otro estudio que hable de la influencia de los peluches en la infancia desde un punto de vista psicológico.
Si no os molesta he compartido vuestro artículo a través de un enlace a vuestra página en http://www.aldeapeluche.es
. Un saludo.
Jennifer Delgado Suarez dice
Enrique,
No conozco otros estudios que hayan analizado el efecto de los peluches pero si encuentro alguno más no dudaré en reseñarlo.
Y gracias por compartir lo que escribo.
Len Tao dice
Me encanta tu articulo y la insvestigacion que se hizo.
Muy buena, usar primming, grupos control, hablar de un efecto real.
amo mis peluches!
Jennifer Delgado dice
Gracias por la retroalimentación!