Aprender a evitar las tentaciones que ponen en riesgo nuestros objetivos es una de las habilidades más importantes que debemos desarrollar si queremos llevar una vida más productiva y satisfactoria. Es importante decir no a las distracciones que nos roban más tiempo del recomendado, así como a los compromisos que no nos aportan nada.
Sin embargo, a menudo adoptamos una estrategia inadecuada y terminamos siendo víctimas de la procrastinación, lo cual no solo consume nuestros recursos psicológicos sino que también genera frustración y nos aleja de nuestras metas. ¿Existe algún truco para evitar las tentaciones y no caer en los malos hábitos?
Evitar las tentaciones y los malos hábitos cambiando el diálogo interior
Una investigación realizada en la Universidad de Houston reclutó a 120 personas, que fueron divididas en dos grupos. A un grupo se le indicó que cada vez que tuviesen que enfrentar alguna tentación se dijeran a sí mismos: “no puedo hacer X” mientras que al otro grupo se les dio una frase diferente: “no hago X”.
Por ejemplo, el primer grupo debía decir: “No puedo pasar tiempo en las redes sociales” mientras que el segundo grupo diría: “Yo no paso tiempo en las redes sociales”.
Después de repetirse estas frases, cada persona debía responder una serie de preguntas y, se les dijo, que el estudio había terminado. No obstante, en realidad todo estaba por comenzar ya que al salir de la habitación a cada persona se le dio a elegir entre una barra de chocolate o una de cereales (una opción mucho más saludable).
¿Qué sucedió?
Un 61% de las personas que se dijeron a sí mismas: “No puedo” eligieron la barra de chocolate. Al contrario, este número descendió al 36% entre quienes se dijeron “No hago”. Los resultados son impresionantes si tenemos en cuenta que lo único que hemos hecho es incluir un simple cambio en la forma en que nos hablamos.
De hecho, los resultados fueron tan sorprendentes que estos psicólogos decidieron ir un paso más allá y analizar el efecto de estas frases en las tentaciones repetidas. ¿Un simple cambio terminológico nos puede ayudar a mantener buenos hábitos y evitar malas costumbres?
Ni cortos ni perezosos, pusieron en marcha un segundo experimento, esta vez con 30 mujeres que se habían apuntado a un curso sobre salud y bienestar. Se les habló sobre la importancia de mantener las metas a largo plazo y luego se dividieron en tres grupos.
– Grupo 1: actuó como grupo de control, es decir, no se les brindó ninguna estrategia para enfrentar las tentaciones que podrían afectar sus objetivos.
– Grupo 2: se les indicó que cuando sintieran la tentación debían decirse a sí mismas: “no puedo”.
– Grupo 3: se les indicó que, ante la tentación de flaquear, debían decirse: “no hago”.
Después de 10 días lo que sucedió fue lo siguiente:
– Grupo 1: 3 de cada 10 mantuvieron sus objetivos.
– Grupo 2 (“no puedo”): 1 de cada 10 mantuvo sus objetivos.
– Grupo 3 (“no hago”): 8 de cada 10 mantuvo sus objetivos.
En este punto no queda lugar a dudas: un simple cambio terminológico obra milagros y nos puede ayudar a ser más perseverantes y a evitar las tentaciones, incluso a largo plazo.
¿Por qué “No hago” es más eficaz que “No puedo”?
Aunque normalmente no le prestamos demasiada atención a las palabras que usamos, lo cierto es que estas tienen un gran poder sobre nuestras decisiones, actitudes y comportamientos. Nuestro diálogo interior es muy importante y los términos que elegimos son fundamentales.
Por ejemplo, decirnos “no puedo” solo sirve para recordarnos nuestra incapacidad, para traer a colación nuestras limitaciones. Sin embargo, como normalmente no nos gustan las cosas impuestas, esta frase la interpretamos como una obligación, algo que debemos hacer pero que en realidad preferiríamos evitar pues socava nuestro sentido del poder. A la larga, estas palabras generan frustración.
Al contrario, la frase “no hago” no implica una limitación sino que más bien una caracterización, nos da la sensación de que tenemos el control sobre la situación. No se trata de algo que nos estamos imponiendo sino de un recordatorio, una alternativa que nos hace sentir poderosos y que reafirma nuestra determinación.
Se trata de una estrategia muy sencilla que puedes poner en práctica en cualquier momento, para evitar las tentaciones y los malos hábitos, de manera que te mantengas focalizado en tu objetivo.
Fuente:
Patrick, V. M. & Hagtvedt, H. (2012) ‘I Don’t’ versus ‘I Can’t’: When Empowered Refusal Motivates Goal-Directed Behavior. Journal of Consumer Research; 39(2): 371-381.
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