Cuando nos sucede algo negativo en nuestro día a día, desde una multa de tráfico hasta una desencuentro con un compañero de trabajo, es normal que nos sintamos frustrados, enfadados o tensos. Si no logramos gestionar esas emociones, es probable que terminen acumulándose, de manera que, al llegar a casa, seremos un manojo de sentimientos negativos que nos dejan con los nervios a flor de piel. Eso, obviamente, puede afectar la relación de pareja. Sin embargo, existe una manera de romper ese bucle tóxico: contar lo que nos ha ocurrido.
Compartir las experiencias negativas acerca a la pareja
Psicólogos de la Universidad de Jena reclutaron a 100 parejas de entre 20 y 80 años. Cada integrante de la pareja primero calificó de forma independiente la cercanía de su relación y luego participó en un estudio diario que duró tres semanas.
Cada persona recibía notificaciones para completar una encuesta en su móvil, seis veces al día durante 15 días. En esa encuesta debían indicar si habían experimentado recientemente algún evento “muy desagradable” y señalar si se lo habían contado a su pareja.
También calificaron hasta qué punto se sentían enojados, abatidos, decepcionados y nerviosos, e indicaron cuán cercanos emocionalmente se sentían de su pareja en ese momento. Durante esas tres semanas, las personas reconocieron haber contado sus experiencias negativas a la pareja el 57% de las veces.
Los investigadores descubrieron que los hombres son los que más se benefician de contar un evento desagradable a su pareja, ya que después reportaban un estado de ánimo menos negativo. No obstante, en general los participantes informaron sentirse más cerca de su pareja después de contarles un evento desagradable o escuchar las experiencias negativas del otro.
Dos años y medio más tarde, los investigadores volvieron a contactar a esas parejas para que evaluaran la cercanía de su relación. Así comprobaron que compartir esas pequeñas molestias cotidianas con la pareja tiene efectos positivos a largo plazo: quienes se contaban regularmente sus experiencias negativas informaron un aumento en la cercanía durante ese período de tiempo, pero las parejas que nunca o rara vez compartían esas experiencias reportaron una disminución en la cercanía emocional.
¿Cómo reforzar la relación de pareja? La clave radica en que ambos compartan sus problemas
Contar nuestros problemas, en vez de regurgitarlos en silencio, tiene varios beneficios. Por un lado, nos ayuda a liberar la tensión, actuando como una válvula de escape. Compartir nuestras malas experiencias nos ayuda a liberar la rabia, la ira, la tristeza o el malestar que esas situaciones han generado, por lo que mejora casi automáticamente nuestro estado de ánimo. Tiene un efecto catártico.
Eso evitará que la tensión emocional se siga acumulando, por lo que disminuye considerablemente las probabilidades de involucrarnos en discusiones con nuestra pareja o reaccionar de manera excesiva ante el menor desacuerdo.
Por otra parte, compartir las malas experiencias cotidianas con nuestra pareja es una muestra de confianza, de manera que es lógico que con el tiempo ello conduzca a una mayor cercanía. Cuando le contamos a nuestra pareja nuestros problemas, la forma en que nos afecta y lo que pensamos al respecto, le dejamos entrar en nuestro mundo interior. Le permitimos conocernos mejor. A largo plazo, eso genera una mayor conexión y fortalece el vínculo emocional.
Sin embargo, para que esto funcione es necesario que ambos miembros de la pareja se abran. Los investigadores comprobaron que la cercanía se debilitaba cuando solo una de las personas contaba sus experiencias negativas.
Por tanto, es importante hacer partícipe a nuestra pareja de aquellos problemas, malas noticias o preocupaciones. Si esa persona no nos escucha o minimiza nuestras vivencias constantemente, asume una actitud de invalidación emocional que, más temprano que tarde, construirá un muro entre los dos.
En cambio, si ambos miembros de la pareja son capaces de escuchar al otro, empatizar con sus problemas, ayudarle a buscar soluciones o simplemente apoyarle, es probable que la relación de pareja se fortalezca.
“Compartir los problemas cotidianos ayuda a las parejas a ir perfeccionando sus estrategias de apoyo mutuo y construir una realidad compartida que facilite la alineación interpersonal de emociones, objetivos y acciones durante futuras interacciones”, según estos investigadores. Por consiguiente, los efectos de ese intercambio pueden acumularse a lo largo del tiempo fomentando una relación positiva.
Fuente:
Rauers, A. et. Al. (2022) Ease of Mind or Ties That Bind? Costs and Benefits of Disclosing DailyHassles in Partnerships. Social Psychological and Personality Science; 10.1177.
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