La psicoterapia es el arte de usar la palabra para sanar. A lo largo de las sesiones se establece una relación de colaboración que proporciona un espacio de apoyo para que la persona pueda hablar abiertamente de los problemas que le preocupan. El psicólogo y el paciente trabajan juntos para identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que están afectando el equilibrio mental.
Los estudios sobre la eficacia de la psicoterapia han demostrado que alrededor de un 80% de las personas manifiestan cambios psicológicos positivos y significativos. De hecho, se ha podido apreciar que en algunos trastornos, como la depresión, las fobias y los ataques de pánico, la psicoterapia es mucho más eficaz a largo plazo que los medicamentos.
Sin embargo, no podemos engañarnos, la psicoterapia no es un proceso sencillo por lo que no siempre transcurre por los cauces previstos. Hay ocasiones en que el tratamiento no ayuda e incluso puede llegar a ser iatrogénico.
¿Cómo saber si la terapia no está funcionando?
1. No mejoras. La psicoterapia no suele brindar resultados inmediatos, no se puede esperar que los problemas se resuelvan como por arte de magia en unas pocas sesiones. De hecho, se estima que solo el 50% de las personas experimenta una mejoría notable después de seis meses de tratamiento, algunas deben esperar un poco más.
Sin embargo, el psicólogo debe realizar un cierre adecuado en cada sesión, de manera que la persona perciba que está avanzando. Incluso en las primeras consultas, que normalmente están dirigidas al diagnóstico, se intenta que la persona confíe en que va a solucionar la dificultad que le ha motivado a pedir ayuda. Por tanto, si han pasado varias semanas y sientes que no has hecho ningún progreso, quizás sea hora de comentárselo a tu psicólogo para que cambie de estrategia.
2. No te sientes cómodo hablando de tus problemas. El psicólogo es un completo desconocido para la persona que solicita ayuda por lo que es comprensible que durante las primeras sesiones no se sienta del todo cómoda hablando de sus dificultades. No obstante, a medida que se va consolidando la relación con el terapeuta, se produce una desinhibición y la persona logra hablar libremente de sus problemas.
Si sientes que no conectas con tu psicólogo, es probable que se haya producido un fallo en el momento de crear el rapport o que este no muestre suficiente empatía. Por tanto, si esta situación no se resuelve rápidamente, la psicoterapia no llegará a buen puerto ya que uno de los factores que predice el éxito es precisamente el grado de apertura de la persona.
3. Te sientes criticado o juzgado. Uno de los principios fundamentales de la terapia es no juzgar. Cuando el psicólogo juzga, termina enviando pequeñas señales extraverbales que la persona puede captar y que la harán sentirse incómoda. En el peor de los casos, el paciente no se atreverá a desvelar sus secretos por temor a que el psicólogo le critique.
Sin embargo, en una psicoterapia se debe establecer un clima de aceptación, solo así la persona podrá hablar abiertamente de los problemas que le preocupan. De hecho, los estudios sobre la eficacia de la psicoterapia han descubierto que la similitud entre el psicólogo y la persona, en términos de personalidad, valores y actitudes, es un indicador que puede predecir el éxito del tratamiento. Por eso, siempre se recomienda que antes de elegir un psicólogo, la persona valore si ha “conectado emocionalmente” con el profesional.
4. Experimentas más emociones negativas. En algunos casos, en la terapia es necesario traer a colación determinadas experiencias negativas o dolorosas, para que la persona las pueda procesar y aceptar. A veces, estas sesiones son muy intensas y pueden generar cierto desasosiego o desconcierto pero el psicólogo debe cerciorarse de que, al final, permitan que la persona crezca. Caso contrario, será simplemente iatrogenia.
Por eso, si te sientes peor después de varias sesiones y emociones como la ira o la frustración han ido en aumento, es probable que la terapia no esté yendo por buen camino. Lo usual es que al salir de una sesión, aunque no siempre te sientas feliz o contento, te sientas tranquilo y tengas confianza en que vas a resolver el problema.
5. Comienzas a tener problemas en otras áreas de tu vida. En ocasiones, la psicoterapia abre nuevas puertas, hace que la persona adopte perspectivas diferentes que pueden sacar a la luz insatisfacciones en determinadas áreas de la vida, como puede ser la relación de pareja o el trabajo.
Sin embargo, la mayoría de los psicólogos están obligados a seguir una norma: no se debe enfrentar a la persona a nuevos problemas que no estén preparadas para solucionar. Por tanto, si te sientes más confundido que antes y han aparecido nuevos problemas en tu vida, es probable que se deba a que la psicoterapia no está funcionando o a que el psicólogo ha sacado a colación conflictos que aún no puedes afrontar.
6. Te culpas por las cosas que salen mal en la psicoterapia. La terapia es un proceso complejo y aunque el terapeuta intenta mantener el control de lo que sucede, algunas situaciones pueden escapársele de las manos. No obstante, si las cosas salen mal en la terapia y te culpas por ello, es probable que el tratamiento no esté yendo por buen camino.
Si te sientes culpable por los problemas que surgen a lo largo de las sesiones, es conveniente que lo hables con tu psicólogo para que podáis explorar qué está sucediendo. De hecho, no es terapéutico que la persona se culpe por la falta de habilidad de su terapeuta. No obstante, se debe aclarar que hay casos en los que ese sentido de culpabilidad se debe a una resistencia o transferencia, en todo caso, es tarea del psicólogo evitar que suceda.
7. No te fías de las técnicas. Desgraciadamente, alrededor de la Psicología se han creado numerosos mitos populares por lo que muchas personas acuden a terapia con recelo. Por ejemplo, una de las creencias más comunes consiste en pensar que durante la hipnosis, la persona queda a merced de la voluntad del hipnotizador. En realidad no es así pero si la persona tiene esta idea, no se sentirá cómoda sometiéndose a esta técnica, percibirá que están violando su intimidad. Lo mismo puede ocurrir con técnicas como el tapping, la EMDR, la terapia de grupo o la visualización.
Por eso, un buen psicólogo debe ser capaz de convencer a la persona de la eficacia de la técnica y, si esta se resiste, debe recurrir a otras técnicas. No debe presionar para que el paciente se someta a técnicas con las que no se siente cómodo.
¿Buscar otro psicólogo?
El hecho de que la psicoterapia no esté yendo bien no significa que no se pueda corregir el rumbo. Lo más recomendable es hablar con el psicólogo al respecto y tomar juntos una decisión. Debes tener en cuenta que el 70% de las personas abandona entre la cuarta y la décima sesión simplemente porque los resultados no llegan tan rápido como esperaban. Por tanto, antes de interrumpir el tratamiento, debes preguntarte si lo estás haciendo porque la psicoterapia realmente no funciona o porque tenías expectativas irreales sobre los resultados.
Si decides cambiar de psicólogo, busca concienzudamente y valora el perfil de los diferentes profesionales antes de elegir. Existen plataformas como Doctuo, en la cual podrás encontrar a psicólogos y centros médicos de más de una decena de países, entre ellos España, México y Argentina. Además de acceder a sus fichas para conocer su especialidad y métodos de trabajo, podrás leer opiniones de otros pacientes y realizar preguntas online sobre temas específicos que te preocupen.
Fuente:
Castro, A. (2001) ¿Son eficaces las psicoterapias psicológicas? Psicodebate; 3: 59-90.
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