Todos tenemos nuevas metas que nos compulsan a ir más allá de nuestras fuerzas actuales. Estos objetivos nuevos casi siempre son desafíos que nos ayudan a crecer y que presuponen grandes dosis de compromiso y trabajo duro. Sin embargo, a veces no alcanzamos estas metas porque nosotros mismos nos saboteamos ya que tenemos miedo al cambio.
Las formas de sabotearnos son diversas pero todas esconden creencias erróneas sobre nosotros mismos o un temor a las transformaciones y al compromiso:
1. “No funcionará…” Siempre que nos planteamos nuevas metas sobreviene la duda de si las lograremos, si somos suficientemente capaces, si contamos con los recursos adecuados… Estas dudas provocan miedo. Y el temor nos hace pensar en términos de blanco y negro; es decir, tan solo pensamos si lograremos o no la meta, si ganaremos o perderemos pero no consideramos todo el camino intermedio que sin lugar a dudas acarrea cambios y crecimiento.
Por ende, cuando te plantees un nuevo objetivo en vez de pensar que esta nueva idea no funcionará, piensa que “aprenderás algo nuevo”.
2. “Es demasiado tarde…” Por supuesto, existen decenas de variaciones de este pensamiento, como por ejemplo: “soy demasiado viejo”, “estoy muy débil”, “ya tuve la oportunidad y la dejé escapar”… Realmente estas no son sino excusas que nos ponemos porque tenemos miedo al cambio.
Es cierto que cada etapa de la vida es diferente pero esto solo quiere decir que enfrentaremos los retos desde una postura diversa. Así, cada vez que pienses en estos términos, debías replantearte esta idea: “voy a tener otra oportunidad”.
3. “No lo puedo hacer, soy demasiado…” El mundo a nuestro alrededor nos ha enseñado a pensar con etiquetas. Es decir, todo lo que vemos tiene una etiqueta, por ende, no nos parece extraño que también nosotros tengamos las nuestras. Así, cuando crecemos ya tenemos nuestras propias limitaciones (muchas veces impuestas por los otros) que nos dicen que somos poco inteligentes, poco perseverantes, poco creativos… y la lista continúa…
Sin embargo, lo cierto es que podemos cambiar en cualquier momento y quizás la persona que sea poco perseverante simplemente necesitará una meta que la motive realmente. Cuando pienses que no puedes hacer algo porque no está dentro de tu área de “competencias psicológicas”, simplemente cambia esta idea por esta otra: “aprenderé a hacerlo”.
4. “Lo haré más tarde…” Probablemente esta es la forma de sabotaje más común: la procrastinación. Cuando un objetivo nos resulta demasiado complejo o tenemos miedo a las repercusiones del mismo, simplemente tendemos a postergarlo.
Sin embargo, debes saber que si postergas ahora probablemente continuarás postergando por toda la vida hasta que llega el punto en que el objetivo que te planteaste pierde su sentido. Cuando pienses de esta forma recuerda la canción de Arjona: “hoy es un buen día para empezar”.
Para dejar de auto sabotearnos, el primer paso es aprender a hacer conscientes nuestros pensamientos y el segundo paso es ser amables con nosotros mismos. No te recrimines si sientes miedo, si dudas o si tienes la tentación de postergar; estas emociones son humanas, lo importante es enfrentarlas como un desafío.
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