
Hay acontecimientos que ponen del revés nuestro mundo, haciendo que nos cuestionemos desde nuestros valores más arraigados hasta nuestras decisiones vitales e incluso el sentido de nuestra propia existencia. En otras ocasiones, esa crisis vital se va cociendo a fuego lento, haciendo que las cosas pierdan su sentido y atractivo, sumiéndonos en un periodo de introspección que a veces puede generar auténtica angustia.
¿Cómo superar una crisis existencial paso a paso?
Carl Jung creía que dedicamos la primera mitad de nuestra vida a desarrollar nuestro ego y pasamos la segunda mitad integrando el inconsciente para convertirnos en la persona que somos realmente. De hecho, las respuestas a las preguntas que solemos plantearnos durante una crisis existencial suelen conducirnos por un camino de descubrimiento personal.
La crisis existencial es una oportunidad para profundizar y alinear algunos conceptos importantes en nuestra vida, precisamente esos que pueden verse más socavados, como el sentido vital, la autenticidad y la trascendencia. También es una ocasión para reconocer, aceptar y reconectar con nuestros sentimientos, esos que probablemente hemos dejado aparcados durante demasiado tiempo.
1. Una oportunidad de introspección y cambio
A pesar de que una crisis existencial suele sumirnos en un estado de extrema vulnerabilidad emocional, altera nuestro sentido de la integridad y pone en duda nuestro sentido y propósito en la vida, no es menos cierto que se trata de una oportunidad para renacer y encontrar otros significados más profundos con los que nos sintamos más identificados.
Las personas suelen quedarse atrapadas en la crisis existencial debido a sus esquemas cognitivos. O sea, no son capaces de trascender el sistema de creencias en crisis que le confiere sentido a su mundo e identidad. Sin embargo, en medio de una crisis, los esquemas que antes nos guiaban de manera eficaz, dejan de ser adaptativos, por lo que necesitamos repensarlos y cambiarlos.
A menudo eso implica reestructurar nuestras expectativas para diseñar un proyecto de vida más realista y motivador, pero también puede significar replantearnos nuestros valores pensando en aquellos que realmente nos aportan algo o con los que más nos identificamos en esta nueva etapa vital.
2. Dar tiempo al tiempo
La crisis existencial no es precisamente una experiencia agradable, por lo que es normal que deseemos dejarla atrás cuanto antes. Sin embargo, esa situación encierra un mensaje, por lo que es importante que nos demos un tiempo para comprender lo que sucede, reestructurar nuestro mundo y, solo después, repartir.
Hay que poner orden a las ideas y reflexionar muy bien sobre lo que queremos hacer en el futuro ya que, a fin de cuentas, se trata de nuestra vida. Si no nos damos tiempo y huimos hacia delante, corremos el riesgo de hundirnos todavía más en esa crisis existencial y terminar en los brazos de la depresión.
Por esa razón, es importante no precipitarnos y darnos el tiempo que sea necesario para reencontrar los significados y sentidos que se nos han escapado. Debemos tener mucha paciencia con nosotros mismos y no violentar nuestro ritmo de sanación interior.
3. Superar una crisis existencial encontrando el ikigai
El ikigai es una filosofía de vida japonesa que se puede traducir como «razón de ser» o «propósito en la vida». No se trata de buscar la felicidad sino de encontrar lo que hacemos bien y nos apasiona. Y eso implica un viaje de descubrimiento interior.
Primero debemos pensar en lo que nos gusta hacer: ¿Cuáles son tus aficiones? ¿Qué actividades te emocionan? Luego debemos pensar en lo que somos buenos: ¿Cuáles son tus talentos y fortalezas? ¿Podrías vivir de alguno de esos talentos? En tercer lugar, debemos pensar en lo que el mundo necesita: ¿Qué puedes aportar tú que nadie más pueda?
Este concepto está profundamente vinculado con el estado de flujo, aquello que nos absorbe y disfrutamos. Se trata de las actividades que nos hacen perder la noción del tiempo y emprendemos con entusiasmo. Enfocarnos en esas cosas nos ayudará a reencontrar el sentido de nuestra vida y superar la crisis existencial.
4. Dejar ir la necesidad de tener certezas absolutas
Cuando nos aferramos demasiado a nuestra necesidad de certeza y control, nos volvemos rígidos e inflexibles. Somos incapaces de adaptarnos al cambio y no estamos dispuestos a correr riesgos. Perdemos oportunidades y experiencias que de otro modo podrían enriquecer nuestras vidas. Cuando eso ocurre en medio de una crisis vital, es como una condena a vivirla en bucle.
Aprender a dejar de lado nuestra necesidad de certezas no significa resignarnos o volvernos pasivos, sino dejar de luchar contra lo que está sucediendo. Cedemos ante lo que ocurre para poder sacar provecho de ello. Significa aceptar que la vida está llena de incertidumbre y abrazar lo desconocido, no con temor sino con curiosidad.
De esta manera aprenderemos a mirar al futuro de manera más relajada y los nubarrones de la crisis existencial comenzarán a disiparse – o al menos ya no resultarán tan atemorizantes. Lo que debe ser, será a su debido tiempo.
5. Redescubrir la magia de los pequeños momentos
En ocasiones, las preguntas que nos plantea la crisis existencial nos genera el vértigo de quien se para al borde del abismo, haciéndonos pensar que el sentido de la vida es una experiencia compleja e iluminada, pero no tiene que ser así. El propio Kierkegaard sugirió que el primer paso para superar la crisis existencial es disfrutar de la belleza.
El filósofo se refería a la satisfacción sensual de los sentidos, afrontando la vida con el mismo asombro, interés y curiosidad de un niño pequeño. La esfera estética y todos los pequeños detalles que contiene es un mundo apasionante, divertido y motivador lleno de posibilidades que nos pueden arrancar de los brazos de la anhedonia.
Puede ser un paseo por el bosque, compartir una botella de vino o una cena deliciosa, disfrutar de un concierto en vivo o experimentar la euforia de bañarse desnudo en el mar. Estas experiencias pueden ser embriagadoras, extraordinariamente interesantes y nos harán sentir más vivos. Se trata, en definitiva, de explorar nuestra faceta más hedonista para lograr que nuestra vida sea más interesante y placentera.
El problema, según Søren Kierkegaard, era que vivir sin pasión equivale a no existir. El filósofo estaba convencido de que las raíces más profundas de la crisis existencial se deben buscar en la sociedad. Creía que demasiadas personas se sienten alienadas por una sociedad que enfatiza demasiado la objetividad, el éxito y los resultados en términos de beneficios, productividad y eficiencia a expensas de las experiencias humanas personales, apasionadas y subjetivas.
Por tanto, para superar una crisis existencial no debemos limitarnos a afrontar las grandes preguntas de la vida con el ceño fruncido, también podemos permitirnos ser más impulsivos, vivir más el momento, comenzar a plantar las semillas para nuevos proyectos, dejar espacio a la arbitrariedad y la incertidumbre, disfrutar de las experiencias de manera disruptiva y diferente… Se trata de encender la vela de la vida sin remordimientos porque, finalmente, podemos y queremos hacerlo.
Libros para superar la crisis existencial
Por último, existen algunos libros para superar la crisis existencial particularmente valiosos que vale la pena leer. Tal es el caso de «Ante el vacío existencial», una obra en la que el psiquiatra Viktor Frankl se refiere a la voluntad de sentido y a unos tiempos cargados de frustración existencial y un gran sentimiento de vacío.
Del mismo autor, vale la pena leer «El hombre en busca de sentido», un libro que no deja indiferente a nadie y brinda las pautas concretas para hallar el significado vital en las circunstancias más adversas, cuando creemos que ya no hay esperanzas y todo se vuelve gris.
Otro libro para superar la crisis existencial muy recomendable llega de la mano del antropólogo Miguel Ángel Montero. En «El hombre que tenía miedo a vivir» explora el hecho de que existir no es lo mismo que vivir, y brinda claves para salir de la indiferencia en la que nos suele sumir una crisis vital.
Fuentes:
Fonseca, J. (2011) Ageing-towards death: phenomenology of finitude during old-age. Existential Analysis: 22(2): 325-343.
Pinquart, M. (2002) Creating and maintaining purpose in life in old age: A metaanalysis. Ageing International; 27: 90–114.
Debats, D. L. et. Al. (1995) Experiences of meaning in life: A combined qualitative and quantitative approach. British Journal of Psychology; 86(3): 359–375.
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