En los últimos tiempos el número de redes sociales ha aumentado de manera exponencial. Tal pareciera que alguien tiene una varita mágica que, al moverla, crea como por encanto una nueva red social. Facebook, Twitter, Google Plus, LindedIn, Youtube y Pinterest son solo algunas de las más conocidas pero existen decenas de sitios prácticamente idénticos entre los cuales dividimos nuestra atención.
Todas las redes sociales se venden y promocionan como sitios donde uno puede compartir, conectar con los otros y controlar lo que sucede. Es tan sencillo escribir un mensaje, releerlo y, si no está bien, simplemente oprimir la tecla “Delete” para volverlo a reescribir de la manera más adecuada. Sin embargo, esto nos hace mostrar una faceta construida. Nuestro perfil online es una imagen idílica de nosotros , de lo que desearíamos ser y de lo que queremos que los demás sepan de nosotros.
¿Han visto en alguna ocasión en Facebook una foto de alguien llorando o triste? Y es que a nuestro perfil subimos las imágenes de esos momentos idílicos, las vacaciones en familia, la fiesta con los amigos… Pero una parte de nuestra intimidad se queda oculta. El problema es que realmente no solo queremos ocultar esa faceta a los demás sino a nosotros mismos. De esta forma, no nos permitimos crecer como personas. Y es que las redes sociales son un gran agujero negro por donde no solo se escapa nuestro tiempo sino también nuestra propia identidad.
El fantasma de las redes sociales
Parafraseando a Carlos Marx podríamos decir que “un fantasma recorre al mundo, el fantasma de las redes sociales”. Y este espectro nos seduce con tres falsas premisas:
1. Podemos centrar la atención donde queramos, en el hecho y el lugar del mundo que deseemos. Sin embargo, realmente no nos percatamos que somos personas con limitaciones físicas, que nuestra memoria tiene una capacidad limitada al igual que nuestra atención y, por ende, de las decenas de historias o tweets que leemos al día, con mucha suerte, al pasar de un mes recordaremos tan solo uno o dos.
Entonces… ¿de qué sirve manejar tanta información si la olvidaremos apenas pasen unos días? ¿de qué sirve emplear tanto tiempo consumiendo datos y noticias si estas no tienen ninguna repercusión en nuestra persona, si no nos sirven para crecer?
2. Tenemos el control de lo que sucede. Es cierto, controlamos lo que escribimos y las fotos que subimos pero no controlamos lo que está sucediendo en nuestra vida real. Pasar más tiempo en las redes sociales implica relacionarse menos con las personas que nos circundan y dedicarle menos tiempo a la reflexión. Por ende, mientras más controlamos en el mundo online, más descontrolada queda nuestra realidad offline.
Cuando estamos en una reunión con los amigos o en una cena de trabajo y en vez de comunicar con las personas presentes nos dedicamos a enviar mensajes de texto con el móvil, estaremos cediendo una parte de nuestro control. Pero lo peor es que ni siquiera nos damos cuenta de que somos víctimas de la ilusión del control, desgraciadamente, la imagen de las parejas que salen a cenar pero que en vez de hablar están pendientes de su móvil es cada vez más frecuente.
3. No estaremos solos. Desde hace décadas han sido numerosos los psicólogos que se han referido al miedo a la soledad. Y es que somos seres sociales que necesitamos de las relaciones interpersonales para desarrollarnos. De hecho, nos construimos como personas a través de la imagen que tienen los otros y de la retroalimentación que estos nos brindan. El mecanismo es bastante simple: nos equivocamos, otros nos muestran el error y quizás nos indican una parte de la solución y nosotros crecemos. Es la idea básica de la Zona de Desarrollo Próximo.
Sin embargo, si nuestras relaciones se restringen cada vez más a las redes sociales y en ellas solo mostramos nuestra faceta más positiva, ¿cómo podemos crecer? De cierta forma, esto nos atemoriza y por eso evitamos reflexionar. De esta manera, nos rodeamos de cientos o miles de seguidores con los cuales mantenemos “conversaciones” intrascendentes que no nos permiten crecer y nos mantienen en la zona de confort propia de la adolescencia.
Por otra parte, cada vez tenemos más miedo a la intimidad por lo que nos vanagloriamos de poseer seguidores o fans pero evitamos las relaciones de amistad profundas. Pero… ¿conoces profundamente tan solo a diez de las personas con las cuales compartes información a diario? ¿sabes cuáles son sus problemas, cuándo fue la última vez que lloró? ¿estarías dispuesto de manera incondicional a ayudarle?
Puede sonar como un contrasentido pero la verdad es que si no aprendemos a estar solos, cada vez estaremos más solos.
Sin extremismos
Todas estas ideas no nos obligan a obviar las redes sociales o a dejar de usar el teléfono móvil. Estamos en la era de la tecnología y, ya sea por trabajo o para mantenernos en contacto con amigos en el otro lado del mundo, las redes sociales son una excelente herramienta.
Lo importante es reflexionar sobre el lugar que ocupan en nuestras vidas y redimensionar su importancia. Aprendamos a vivir más en nuestra realidad, a enfrentar nuestros miedos y a disfrutar de cada momento que pasamos con las amistades o la familia.
Y, lo que es aún más importante: cuando sientas la necesidad de acudir a las redes sociales es porque algo anda mal en tu realidad. Las redes sociales no son una cura para tus problemas, son un síntoma de algo más profundo.
Anónimo dice
Es un tema que me parece muy nuevo y fascinante, jovenes que se reunene y que esta cada uno con su movil relacionandose con gente pero a la vez obviando a las que tenemos al lado.
No creo que chatear sea tampoco algo horrible o superfluo… yo en muchas ocaciones siento que es mas facil abrir mi intimidad a alguien o que alguien se abra a la tuya cuadno hay confianza… no son solo charlas superfluas.
Jennifer Delgado Suarez dice
Pues si, creo que ningún fenómeno se debe "demonizar". Obviamente, las redes sociales no siempre se utilizan para charlas superfluas e incluso cumplen una función social y política importantísima.
Sin embargo, todo tiene sus límites. Las redes sociales deben ser un complemento de nuestro día a día y no un aspecto central del mismo.
He visto muchísimas personas que mientras cenaban con un grupo de amigos se mantenían casi todo el tiempo conectados a las redes sociales. En estos casos existe un problema de base. Obviamente, estar con estos amigos, por una razón u otra, ya no es gratificante por lo que la persona prefiere abstraerse en otra realidad. Pero… ¿esta presencia-ausencia no es acaso una falta de respeto para con los otros?
En fin, sobre este tema hay muchísima tela por donde cortar y, sobre todo, muchísimas historias que contar.
Marjorie dice
Jennifer tiempo sin saludarte. Me parece exacta la descripción que haces sobre las redes sociales y es la misma percepción que tengo yo al respecto. Yo las utilizo para publicitar mis trabajos de manualidades. Dispongo de hora y media para revisar y subir las fotos a mis páginas. Sin embargo, si veo a personas que viven conectadas todo el tiempo y su día a día son las redes. A mi me gusta más el contacto persona a persona, el contacto físico que te da un abrazo. Gracias a Dios cuento con personas a mi alrededor con las cuales compartir. Por momentos he estado tentada a cerrar mis páginas y mis blogs, por aburrimiento o el trabajo que da el mantenerlas activas, pero no cambiaría el contacto físico por una red social.
Gracias por compartir tu experiencia. Un abrazo
Marjorie Arte y Papel
http://mararteypapel.blogspot.com
Anónimo dice
Me parece un post de utilidad para aquel que considera la red social como algo vital o como un reflejo o sucedaneo de su sociedad real. Pero para aquellos que consideramos que la red social no es una sociedad, si no un canal de comunicacion todo esto carece de transcendencia. Somos muchos los que comprendemos que la red social no tiene nada que ver con la sociedad y que solo es un medio como lo puede ser el telefono o una fiesta en un parque para obtener feedback de nuestros conocidos
Pablo Fernández Juárez dice
Estimada Jennifer:
Antes que nada te felicito por tu página de psicología
He consultado algunos artículos de tu blog sobre redes sociales. Soy Pablo Fernández Juárez y me dedico desde hace varios años a impartir clases de psicología a nivel universitario en México. Actualmente inicio un estudio sobre el uso u abuso de las redes sociales con jovenes y adultos mexicanos: me interea compartir estos temas de actualidad.
Estoy de acuerdo con varios de tus comentarios y punto de vista. En México hay una percepción (por lo menos de inicio) de que realmente se abusa de las redes y espero investigar más al respecto
Te mando un cordial saludo
Psic. Pablo Fernández
Ignacio Fernández Alberti dice
Hola Jennifer,
He leído con atención tu artículo y pienso que, aunque comparto algún punto de vista, estamos algo en desacuerdo.
En cuanto a las tres premisas que mencionas:
1. Claro que no tenemos memoria suficiente… pero tenemos el disco duro. ¿De que sirve manejar tanta información? ¿Que no nos sirve para crecer? Me extraña esta opinión… Durante mis tiempos de universitario manejaba más información al día que ahora ¿crees también que no me sirvió para crecer?
2y3. Hablas aquí de casos particulares, extremos, de gente que mal usa las redes. Hay que combinar el online y el offline en un punto de equilibrio, cada uno, según su actividad, deberá encontrar el suyo, no creo en "recetas".
Por ejemplo, yo me paso horas y horas en las redes por mi trabajo, lo que no hago es usarlas luego a destajo para mi vida personal…
Un saludo
Manuel J.Díaz dice
Hola Jennifer.
Una vez más te felicito por tus post.
La verdad es que yo no me he fiado mucho de las redes, siempre la he visto más para uso comercial, pero como bien dices, no hay que endemoniarla y hay que ver para qué nos sierve y para qué es perjudicial.
Yo creo que lo de las redes se pasa con otras circunstancias de la vida que ya ocurrio (pensemos en la Tv, radio, móvil, etc.) tiene su lado positivo y negativo, y como todo en la vida hay que saber cuándo puede perjudicarnos y cuándo no.
La verdad que este comentario es interesante para que recordemos que debemos tener cuidado y que empleemos aquello que tenemos a nuestro alcance son sabiduría.
Saludos y hasta pronto.
Jennifer Delgado Suarez dice
Hola Marjorie,
Que gusto que vuelvas por este rinconcito. Ya veo que tu proyecto ha crecido muchísimo, te felicito por ello.
También yo uso las redes sociales principalmente para difundir lo que escribo, no estoy muy ligada a ellas en el plano personal, siempre que sea posible, prefiero el contacto cara a cara.
Un abrazo.
Jennifer Delgado Suarez dice
Anónimo,
Tu reflexión es muy interesante. Yo utilizo las redes sociales como un medio y esencialmente son eso pero el problema comienza cuando este medio cambia la forma en la cual nos relacionamos.
Obviamente, hay muchísimas personas que utilizan Twitter o Facebook como si fuese un teléfono pero hay muchas más que los usan como una forma para construir una imagen más gratificante de sí mismos hasta el punto que prefieren estar conectados que compartir con los amigos que tienen a mano. En este caso, las redes sociales dejan de ser un medio para convertirse en un problema social.
Al menos esta es mi opinión.
Jennifer Delgado Suarez dice
Hola Pablo,
Muchas gracias por tus apreciaciones.
Particularmente, no estudio las redes sociales pero intento mantenerme al tanto de las nuevas investigaciones que se realizan en esta área.
Me gusta comparar las redes sociales con el alcohol. Si lo bebes en la justa medida incluso puede hacer bien para la circulación pero si te pasas puedes caer en la adicción. Con las redes sociales sucede algo parecido. En realidad no es la cosa en sí sino el uso que le damos.
Desgraciadamente, nuestra sociedad ya hemos identificado al alcohol como un posible "enemigo" (en el sentido de que somos conscientes que se puede desarrollar una adicción) pero las redes sociales tienen un status "cool". Así, el desconocimiento de los peligros que encierra es precisamente lo que alimenta el problema social.
Pangui dice
Hola, un gusto pasar por aquí nuevamente =)
…las imágenes de esos momentos idílicos, las vacaciones en familia, la fiesta con los amigos… Pero una parte de nuestra intimidad se queda oculta. El problema es que realmente no solo queremos ocultar esa faceta a los demás sino a nosotros mismos. De esta forma, no nos permitimos crecer como personas.
Muy cierto, pero no me parece para nada una crítica exclusiva hacia las redes sociales, sino a cualquier interacción social de "poca profundidad". Quiero decir que este aparentar se puede dar tanto en Facebook como en una reunión con conocidos. Así como hay gente que vive sumergido en redes sociales, hay personas que se les hace imposible hablar de algo que no sea el fútbol, la fiesta del fin de semana o sus vacaciones. Por cualquier medio (digital o social directo) se puede fingir, evadir los problemas e impedir la reflexión que lleva al crecimiento personal.
Habría que preguntarse, pienso yo, cuánto de lo que vemos de "superficialidad" en las redes sociales no es más que un reflejo de lo que se hace día a día.
Saludos! =)
Jennifer Delgado Suarez dice
Manuel,
Creo que has captado perfectamente la esencia del mensaje que deseaba transmitir 😉
Jennifer Delgado Suarez dice
Pangui,
Tu reflexión es muy profunda. Sin lugar a dudas, las redes sociales no solo nos cambian sino que de cierta forma también reflejan lo que somos.
Cuando en Psicología se habla de dos factores, estos siempre se determinan mutuamente.
De ahí que diga que el problema no son las redes sociales en sí sino que estas pueden fungir como un amplificador de nuestras peculiaridades más negativas o, si se quiere, menos favorecedoras.