La infertilidad es un problema que afecta por igual a hombres y mujeres. De hecho, se conoce que un 30% de los casos de infertilidad en la pareja se deben a problemas del hombre, ya sea por patologías en la próstata, por alteraciones en la eyaculación y la erección o debido a problemas que afectan directamente los testículos.
El hombre que sufre de infertilidad lo siente muchísimo, quizás tanto o más que la mujer (si bien hacer comparaciones en este tipo de situaciones siempre es erróneo y lo más adecuado sería decir que ambos viven el problema de una manera diversa).
Los hombres tienden a vivir sus dificultades de manera silenciosa y lo mismo vale para la fertilidad masculina. Normalmente se encierran en sí mismos y no quieren poner en palabras lo que sienten por lo que a menudo estos sentimientos terminan saliendo en forma de ira, resentimiento y frustración.
En algunas culturas los hijos son símbolo de riqueza y prosperidad por lo que los hombres que no tienen descendencia no reciben el mismo respeto que los que son padres. Obviamente, se trata de una concepción errónea pero que de alguna que otra forma aún perdura en nuestra cultura. De hecho, la primera sensación que suele experimentar el hombre que presenta problemas de fertilidad es la disminución de su hombría.
Esto se debe a que en el imaginario popular aún subsiste la relación ancestral entre la fertilidad y la masculinidad. Por eso esta situación tiene un fuerte impacto emocional. El hombre comienza a experimentar sentimientos muy negativos, como la ansiedad, la culpa y la depresión. En algunos casos también se afecta profundamente su autoestima y esto repercute en todas las esferas de su vida, sobre todo en la relación de pareja.
De hecho, algunos de estos hombres comienzan a pensar que no son suficientemente buenos para su pareja puesto que no son capaces de darle lo que esta necesita. Si estas emociones no se manejan asertivamente, la pareja se puede resentir ya que se genera mucha tensión entre ambos y las peleas comienzan a ser el pan nuestro.
En realidad, todos los problemas provocados por la infertilidad masculina se conocen desde hace décadas. Por ejemplo, un estudio realizado a inicios de los años ’90 demostró que los hombres que sufrían de infertilidad tenían más baja autoestima, más ansiedad y también eran más propensos a sufrir enfermedades psicosomáticas, en comparación con los hombres fértiles.
¿Cómo enfrentar la infertilidad de forma asertiva?
En primer lugar, se debe puntualizar que la frustración, la ira y el reproche son normales en la primera etapa, sobre todo en las semanas posteriores a la noticia. Sin embargo, eso no significa que el hombre deba vivir con estos sentimientos negativos por siempre.
Debe tener presente que cuando hay amor, la infertilidad de uno de los miembros de la pareja realmente es un problema de dos. Por tanto, es importante compartir las emociones y los pensamientos. Hablar con la pareja es fundamental porque así ella sabrá cómo se sienten y qué piensan. Podrá ser más comprensiva e incluso ayudarles.
También es importante ponerse en el lugar del otro. A menudo, como los hombres piensan que el problema es únicamente suyo, se encierran a cal y canto en su mundo y olvidan brindarle apoyo a la mujer, que también se siente triste y preocupada. Conversar los problemas permite que no se cree un muro entre los dos y que ambos puedan buscar la solución más adecuada.
Finalmente, si el hombre tiene serios problemas para enfrentar la infertilidad, es recomendable que visite a un psicólogo. Básicamente, en estas sesiones se trabajará sobre la autoestima, se intentarán cambiar las creencias erróneas que identifican la infertilidad con la masculinidad y se le brindarán técnicas para expresar sus emociones de una manera asertiva.
Fuente:
Kedem, P. et. Al. (1990) Psychological aspects of male infertility. The British Journal of Medical Psychology; 63(1): 73-80.
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