La mayoría de nosotros nos enfrentamos cotidianamente a retos frustrantes en el trabajo que agotan nuestras energías e incrementan nuestros niveles de estrés. El proyecto que parece no acabar nunca, las llamadas que no paran, los jefes pidiendo información constantemente, los compañeros de trabajo que no ayudan, los correos que no nos dejan trabajar… En fin, es como si todo el universo se pusiese en nuestra contra para generarnos tensión e incomodidad.
Es cierto que estos problemas existen y, desgraciadamente, en muchas ocasiones no podemos hacer que desaparezcan con una varita mágica pero podemos cambiar nuestra actitud ante estas situaciones. De hecho, no son las cosas que suceden las que nos afectan, sino la interpretación que hacemos de ellas. Y esta máxima se aplica a toda nuestra vida.
La clave para tener un buen día de trabajo en realidad no radica en ser más o menos productivos sino en cómo manejamos las diferentes situaciones que se nos presentan. Evidentemente, no es algo que se puede lograr de un día a otro pero si eres perseverante y pones en práctica estas estrategias, poco a poco te sentirás mejor y notarás que el estrés te abandona.
¿Cómo tener un buen día en el trabajo?
1. Antes de comenzar, proponte un objetivo para la jornada
La mayoría de las personas enfrentan sus jornadas sin un objetivo claro, simplemente se levantan y esperan a ver qué sucede. Esta falta de metas es como ponerse a merced de los caprichos de los demás. Sin embargo, tener claro cuál es tu propósito durante el día es esencial porque te ayudará a manejar tu lista de prioridades.
De esta forma podrás estructurar mejor tu trabajo y organizar tu tiempo. A la larga, esto mejorará tu productividad y disminuirá la tensión pues no hay nada más preocupante que saber que tienes varias cosas por hacer y no saber por dónde empezar.
2. Reflexiona antes de iniciar un proyecto, una reunión o incluso una conversación
A menudo nos estresamos porque perdemos de vista los objetivos. Por eso siempre es válido preguntarse: «¿Qué pretendo con esto? ¿A dónde quiero llegar?». Tener claro el propósito de cada una de tus actividades laborales te ahorrará tiempo a la vez que te ayudará a encontrar las mejores estrategias para cumplir tu objetivo.
Cuando tengas que enfrentar una tarea que no te agrada, piensa que se trata de una pieza fundamental para conseguir tu objetivo final. Después de todo, para poder ver la belleza de un rompecabezas, primero es necesario encajar todas sus piezas.
3. Al llegar a tu puesto de trabajo, siéntate y relájate por un instante
Lo usual es que lleguemos agitados al trabajo, pensando en todas las cosas que tenemos por delante. Sin embargo, en vez de ponerte inmediatamente manos a la obra, relájate. Escucha los sonidos a tu alrededor, mira todo lo que te rodea con detenimiento y respira profundamente. Si tienes una planta, riégala o simplemente aprecia cuánto ha crecido. Así comenzarás tu jornada laboral cargado de una energía positiva y podrás concentrarte mejor.
4. Practica la amabilidad y la bondad
No hay nada mejor para sentirse bien que comportarse de manera amable. Da las gracias cuando te hagan un favor, elogia a algún compañero de trabajo y ten detalles con las personas con las que sueles trabajar codo a codo. Este comportamiento no solo servirá para sentirte mejor sino que creará un clima de trabajo más agradable y tus colegas también se verán motivados a comportarse de la misma manera.
5. Expresa asertivamente tus ideas y sentimientos
Probablemente no hay nada peor que pasarse todo el día rumiando lo que le podías haber dicho a tu jefe, pero no te atreviste. Esos pensamientos generan sensaciones muy desagradables que afectan tu productividad y dan al traste con tu estado de ánimo. En vez de guardarte lo que piensas y sientes para ti, aprende a expresar estas cosas de manera asertiva.
Si crees que no podrás terminar el proyecto, dilo y da tus razones. Si te sientes mal por algo que ha dicho un compañero, llámalo aparte y explícale que no te ha gustado su comportamiento. Recuerda que el problema no está en lo que dices sino en el cómo lo dices.
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