Demasiado a menudo nos dejamos llevar por nuestra primera impresión, que generalmente está determinada por los estereotipos sociales y nuestros propios prejuicios. De esta forma nacen malentendidos y podemos cometer el error de tratar injustamente a los demás dejándonos llevar por la imagen que está en nuestra mente.
La primera impresión es un mecanismo ancestral bastante inexacto
Todos realizamos atribuciones en nuestro día a día y nos dejamos llevar por estereotipos. A los pocos segundos de haber conocido a alguien, incluso sin haber intercambiado ni siquiera una palabra, ya estamos elaborando una teoría sobre quién es y cómo es su personalidad.
La primera impresión es una atribución rápida e inconsciente de rasgos estables de la personalidad basándonos en pequeños elementos. No se trata de algo negativo ya que es un mecanismo básico que nos permite guiarnos en las situaciones confusas para valorar rápidamente si una persona completamente desconocida puede representar un peligro.
Es un proceso muy básico de señalización que nos impulsa a acercarnos o alejarnos de un desconocido. El problema es que para atribuir esos rasgos nos basamos demasiado en las experiencias que hemos tenido con otras personas y en los estereotipos sociales.
Por tanto, si bien ese escaneo puede darnos algunas pistas básicas, es importante comprender que no es más que una impresión bastante inexacta, que en muchos casos puede se falsa, como muestra este corto.
Este vídeo, titulado “Antojo”, cuyo director es Andrew Cadelago, que trabaja para Pixar, nos pone frente a frente con nuestra tendencia a relacionarnos a través de los estereotipos.
Tres valiosas lecciones para la vida
1. Tarda en juzgar y sé rápido en corregirte. No podemos evitar el mecanismo de la primera impresión y tampoco podemos deshacernos por completo de nuestros prejuicios, pero eso no significa que debemos dejar que determinen nuestro comportamiento y los juicios que realizamos sobre los demás. Por eso, antes de juzgar a una persona, asegúrate de que no son tus estereotipos los que hablan. Y si cometes un error, reconócelo inmediatamente. Reconocer tu error no te hará parecer más débil sino que es una muestra de inteligencia. Solo quienes piensan y reflexionan son capaces de cambiar sus ideas.
2. No te dejes llevar por los estereotipos sociales. Recuerda que la sociedad suele promover los estereotipos que le resultan más convenientes. No te dejes llevar por ellos. Detrás de cada estereotipo existen personas, y cada una es única y especial. Si te tomas el tiempo necesario para conocerlas, es probable que te sorprendan gratamente.
3. No resaltes la paja en el ojo ajeno si no ves la viga en el propio. Es más fácil dirigir el dedo acusatorio hacia los demás que apuntarse a uno mismo. Sin embargo, antes de juzgar deberíamos recordar que no somos precisamente perfectos, que también tenemos defectos que probablemente molesten a los demás.
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