Muchas veces, la causa de la infelicidad se encuentra en nuestra manera de comprender el mundo y, sobre todo, en todas las cosas a las que nos aferramos. Ese apego excesivo nos genera dolor, estrés y sufrimiento, aunque generalmente no nos damos cuenta, por lo que en vez de practicar el desapego, nos aferramos aún más a lo que nos hace daño. Por eso, si quieres ser más feliz, o al menos mantener cierto equilibrio psicológico que te permita disfrutar más de la vida, es conveniente que dejes ir todas las cosas que te están dañando y no te aportan nada.
Renunciar no es perder sino abrirse a nuevas oportunidades
1. Renuncia a la necesidad de tener siempre la razón
«A la mayoría de las personas, prefiero darles la razón rápidamente, antes que escucharlas«, dijo Montesquieu. Se refería al hecho de que muchas discusiones comienzan y se prolongan solo porque nos aferramos al deseo de tener la razón. Sin embargo, en muchas ocasiones conviene preguntarse si es más importante tener la razón, con todo el desgaste psicológico que ello conlleva, que mantener la serenidad. A veces, simplemente debemos deshacernos de esa urgente necesidad de saltar de una discusión a otra batallando para ver quién está equivocado. Cuando logramos renunciar a la necesidad de tener razón, viviremos mucho más ligeros.
2. Renuncia a la necesidad de controlarlo todo
«Cuando ya no podemos cambiar la situación, no nos queda sino cambiar nosotros mismos«, dijo Viktor Frankl para referirse a que a menudo, lo único que podemos controlar son nuestras reacciones. Por eso, es importante renunciar a la necesidad de controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor, tanto las situaciones como las personas. Soltar el control puede resultar muy extraño al inicio, sentirás que no tienes asideros, pero muy pronto te darás cuenta de que es la mejor manera para deshacerse del estrés. Permite que los demás sean ellos mismos y aprende a adaptarte a las circunstancias.
3. Renuncia al impulso de quejarte
«Los que se quejan por la forma como rebota la pelota, son aquellos que no la saben golpear«, dijo José Ingenieros. Por nuestro equilibrio mental, es fundamental que renunciemos a esa necesidad constante de quejarnos por todo, del jefe, la pareja, el empleado de turno, el tiempo, los políticos… Cuando las quejas no conducen a ninguna parte, no nos llevan a un plan para cambiar lo que nos molesta, generalmente solo sirven para generar aún más malestar. No se trata de que sufras pasivamente todo lo que te sucede, pero si quieres cambiar algo, ¡hazlo! No te quedes sentado lamentándote.
4. Renuncia a criticar
«Nuestra crítica consiste en reprochar a los demás el no tener las cualidades que nosotros creemos tener«, dijo Jules Renard. Por desgracia, para muchas personas, la crítica es como respirar, algo natural que se ha instaurado en su forma de pensar. Sin embargo, la crítica suele ser uno de los hábitos más desgastantes que tenemos ya que generalmente no nos conduce a ninguna parte. Criticar a los demás significa que estamos destinando demasiados recursos a valorar lo que hacen o dejan de hacer, en vez de concentrarnos en cómo podemos mejorar nosotros mismos.
5. Renuncia a la necesidad de impresionar a los demás
«¿En qué crees que gasta su vida la mayoría de la gente? ¡En impresionar a los otros!» dijo Anthony de Mello. No obstante, si existe algo que te hace infeliz, es vivir según los cánones de los demás, deseando impresionarlos. Ese tipo de pensamiento te alejará de tu esencia, hasta tal punto que puede terminar vaciando tu vida de sentido. En su lugar, debes esforzarte por ser auténtico y mejorar cada día tu versión. En ese momento ocurre un pequeño milagro: cuando dejas de esforzarte por impresionar a los demás, realmente les impresionas con tu naturalidad.
6. Renuncia a las etiquetas
«La forma más elevada de ignorancia es cuando rechazas algo de lo que no sabes nada«, dijo Wayne Dyer. Es cierto que las etiquetas nos facilitan relacionarnos con el mundo ya que nos permiten encasillar todo, desde las situaciones hasta las personas. Sin embargo, precisamente por ello, también se convierten en un arma de doble filo ya que representan una visión extremadamente reduccionista de la compleja realidad. Cuando etiquetas a alguien o a ti mismo, inmediatamente pierdes de vista toda la riqueza que no cabe en esa etiqueta. Por tanto, asegúrate de usar la menor cantidad de etiquetas posible.
7. Renuncia a vivir siguiendo las expectativas
La paz comienza cuando terminan las expectativas«, así de simple lo explicó Sri Chinmoy. Por desgracia, muchas personas no logran deshacerse de su influjo y viven amargadas debido a que alimentan expectativas irreales. Así, pasan toda su vida saltando de una desilusión a otra y de una decepción a la siguiente. El problema radica en que esperan demasiado de los demás o de sí mismos, por lo que cada dosis de realidad es un duro golpe.
8. Renuncia al odio
«El odio es un sentimiento que solo puede existir en ausencia de toda inteligencia«, escribió Tennessee Williams refiriéndose a que en realidad, el odio es un veneno que te tomas pensando que le hará mal al otro. Tanto el odio como el rencor son sentimientos extremadamente dañinos para quien los experimenta, por lo que lo más sabio es dejarlos ir. En su lugar, deberíamos alimentar sentimientos de amor, compasión y comprensión.
9. Renuncia a la resistencia al cambio
«Sigue tu dicha y el universo abrirá puertas donde solo había muros«, afirmó Joseph Campbell. A veces solo es necesario aprender a fluir con el curso de la vida, manteniéndonos abiertos a las oportunidades que se presentan. No debemos olvidar que el cambio es bueno y es la única constante de la vida. Resistirse implica aferrarse a algo que ha quedado obsoleto, además de someterse a un estrés completamente innecesario. Solo cuando aceptamos el cambio, logramos abrir puertas donde antes había muros.
10. Renuncia a la culpa
«Casi toda la infelicidad de la vida proviene de la tendencia a culpar a alguien más«, dijo Brian Tracy. Renunciar a la tendencia a culpar a los demás por lo que tienes o no tienes, por lo que se sientes o no sientes, por lo que te ha pasado o no te ha pasado, es la mejor manera para tomar las riendas de tu vida. Desarrollar un locus de control interno, asumir la responsabilidad por tus decisiones, es la mejor manera de lograr lo que deseas.
Octavio Huerta dice
Excelente artículo para aplicarlo diariamente.