La única constante en nuestra vida es el cambio. Hay cambios acumulativos, de los que prácticamente no nos damos cuenta, y hay cambios que llegan como un huracán y ponen nuestro mundo patas arriba. En cualquier caso, lo mejor es no resistirse y aprender a adaptarse a las nuevas circunstancias, aprovechando al máximo las ventajas que nos pueden aportar.
En muchas ocasiones, los cambios radicales provienen de eventos inesperados que provocan verdaderas crisis existenciales, puntos de inflexión en nuestro camino. Esos cambios son más dolorosos y difíciles de aceptar, sobre todo porque nos toman por sorpresa. Sin embargo, podemos prepararnos para afrontarlos generando pequeñas transformaciones en nuestro interior que nos vayan convirtiendo en personas más resilientes.
Tenemos el poder de cambiar, crear nosotros mismos las oportunidades que deseamos e irnos preparando para las sorpresas (buenas y malas) que nos trae la vida. Si quieres lograrlo, necesitas abrazar algunos hábitos que tienen el potencial de transformar tu forma de ver el mundo e incluso la manera en que te relacionas contigo mismo.
Pequeños cambios, todos los días, nos llevan lejos
1. Encontrar un sentido a tu vida. Hay personas que pasan por la vida sin saber que han vivido. Y hay otras que abrazan la vida con tantas ganas que su alegría y entusiasmo son contagiosos. Cuando finalmente puedas responder a preguntas como ¿Qué quieres lograr? ¿qué te ilusiona? o ¿qué te hace verdaderamente feliz?, podrás darle un propósito y una dirección a tu vida. No significa que no te perderás por pequeños callejones a lo largo del viaje, pero podrás reencontrar rápidamente la vía principal porque ya no estarás vagando sin rumbo, esperando a que los demás determinen tu dirección.
2. Escribir tus sueños. Cuando éramos niños teníamos muchos sueños, pero generalmente se van quedando a lo largo del camino, como si se tratase de piedras que pesaban demasiado. Sin embargo, vivir sin sueños es como morir un poco cada día. Por eso, una de las técnicas más antiguas de la filosofía budista consiste en escribir nuestros deseos, aunque nos parezcan imposibles. Y cuantos más, mejor. De hecho, la mayoría de las personas solo logra escribir cinco o siete deseos, pero lo verdaderamente interesante y transformador de esta idea llega cuando vas más allá, porque te obligas a mirar dentro de ti y preguntarte qué es exactamente lo que quieres, no lo que se supone que debes querer.
3. Plantearte objetivos. Plantearse objetivos es un arte: no es difícil de aprender, pero a menudo el inconsciente juega en nuestra contra. De hecho, no hay nada peor que plantearse los mismos objetivos continuamente (como las personas que siempre quieren perder peso) y no lograrlos. La sensación de frustración es tan grande que se convierte en una losa extremadamente pesada sobre tu autoestima. Por eso, los objetivos deben ser precisos y mensurables, no importa si son a corto o a largo plazo. Cuando las metas que te plantean son demasiado vagas, generalmente esconden una resistencia, es porque algo dentro de ti te lleva en el sentido opuesto y no quiere que se cumplan. Descubrir esta dinámica te cambiará la vida por completo porque te convierte en una persona proactiva, finalmente artífice de su destino.
4. Deshacerte de los remordimientos. Los remordimientos son piedras pesadas que cargas en la mochila de tu vida. No te dejan avanzar porque te obligan a mirar continuamente hacia el pasado y te roban la fuerza cuando lo que necesitas es proyectar tu futuro. Aprender a asumir las consecuencias de nuestras acciones y decisiones, sin remordimientos, es extremadamente liberador porque nos ofrece una seguridad que no conocíamos. Esa confianza nos brinda más libertad y coraje para emprender nuevos caminos. Un buen ejercicio para deshacerse de los remordimientos consiste en escribirlos en un globo y simplemente dejarlos ir con el viento. Y mientras los veas alejarse, siente como te liberas.
5. Enfrentar tus miedos. A medida que crecemos, el listado de las cosas que nos atemorizan aumenta. Nos dejan de dar miedo los monstruos debajo de la cama o dentro del armario pero su lugar lo ocupan monstruos peores, monstruos que nos paralizan, como el miedo al fracaso. Por eso, un excelente ejercicio consiste en elegir alguna de las cosas que más nos atemorizan y atrevernos a hacerla. Enfrentar nuestros miedos y darnos cuenta de que la mayoría de ellos son infundados nos genera una sensación de empoderamiento increíble. En ese momento te das cuenta de que los principales límites están en tu mente, no en el mundo.
6. Amarte incondicionalmente. Quizá el ejercicio más difícil de todos consiste en amarnos tal como somos, aceptar que cometemos errores, que no somos perfectos y que en algunas ocasiones incluso tenemos actitudes tóxicas con las personas que más queremos. Sin embargo, aún así, en vez de recriminarnos, elegimos amarnos. Y se trata de amarnos, que no es lo mismo que aceptarnos. De hecho, el amor es un sentimiento mucho más profundo que existe independientemente de los errores y de la razón. Se trata de convertirnos en nuestro mejor aliado cuando nos equivocamos para evitar vapulearnos y, en su lugar, darnos ánimos y tratarnos con amabilidad, una actitud radicalmente diferente a la que nos han enseñado en una sociedad donde solo se premia el logro y se castiga el error.
7. Vivir el momento. A menudo nos concentramos tanto en ser felices que perdemos la oportunidad de ser felices. Parece un trabalenguas, pero es así. De hecho, hace poco leí una frase que me hizo resonancia: “desde que no me busco me encuentro mejor”. Y es que aunque debemos tener objetivos y saber hacia dónde nos dirigimos, también es fundamental aprender a disfrutar del aquí y ahora, sin más pretensiones ni expectativas que experimentar lo que está ocurriendo. Cuando aprendes a vivir el momento, algo cambia para siempre dentro de ti porque quieres sacarle el zumo a la vida, y te das cuenta que para lograrlo basta con estar plenamente presente, disfrutando de todas esas cosas que antes no veías porque tu propia velocidad te confundía.
Recuerda que cada día es una decisión. Está en tus manos elegir una u otra dirección.
Anabel Luciano dice
Algunas ya las he practicado, y si, me cambiaron la vida. Muy buen articulo.
Jennifer Delgado dice
Hola Anabel,
Gracias por compartir tus experiencias.
En efecto, son cosas aparentemente muy sencillas pero que cuando las aplicas bien, pueden cambiar tu visión de la vida y tu forma de vivir para siempre.
Felipe Toconas dice
Como hacer un video comentando
Sobre este Tema??
Me parencen interesantes para postear en Youtube