En los últimos meses, cuando la situación económica de Europa se ha hecho particularmente difícil de sobrellevar, la presión fiscal se ha hecho más fuerte. Como resultado, estamos viviendo un fenómeno social muy curioso en el cual sentimos que pagamos unos impuestos injustos mientras que los demás son evasores que deberían pagar mucho más para ayudar a todos a salir de la crisis.
Paradójicamente, este “sentido de justicia” conduce a muchas personas a cambiar su comportamiento evadiendo aquí y allá. Por supuesto, esta evasión está “justificada” porque estas personas creen realmente que están siendo víctimas de una injusticia colosal y deciden tomar el karma por los cuernos.
El problema es que todo comienza con infracciones pequeñas como descargar algunas canciones u omitiendo algunos impuestos. Pero poco a poco todo se va incrementando y el engaño adquiere proporciones mayúsculas. Esa pequeña porción de justicia que decidimos suministrarnos se convierte en una forma de vida.
Por supuesto, todo ocurre de manera subrepticia, casi por debajo de nuestra conciencia porque realmente nos permitimos más “engaños” de los que estaríamos dispuestos a reconocer. Así, un buen día, nos despertamos y nos damos cuenta de que también nosotros estamos en ese “lado oscuro” del cual pretendíamos defendernos. Y claro, es que cuando se trata de características negativas, tendemos a subestimar cuánto tenemos en común con los otros.
A comprobar la idea de que mentimos y engañamos sin ser conscientes de las repercusiones acude un experimento muy interesante desarrollado en la Universidad de Duke. En práctica, a los estudiantes se les dio la oportunidad de engañar en un test de conocimiento general. A un grupo se les pidió que transfirieran sus resultados a una hoja donde ya aparecían las respuestas correctas marcadas en color gris (supuestamente, el investigador se habría equivocado al facilitarles una hoja con las respuestas adecuadas).
Así, se pudo apreciar que las personas cambiaron aproximadamente el 20% de sus respuestas para hacerlas coincidir con las correctas y obtener una mayor puntuación. Pero lo curioso es que estas personas no reconocieron la magnitud de su engaño. Es decir, sabían que habían estafado al investigador pero creían que este engaño no tendría consecuencias mayores.
En resumen, que nos daños licencia para engañar porque asumimos (probablemente como un mecanismo de defensa) que nuestro comportamiento no tendrá consecuencias importantes sobre los otros.
Por supuesto, mientras más injustas percibamos las normas, más nos veremos tentados a romperlas. Por eso, probablemente detrás de una persona que descarga ilegalmente un libro, se esconde la idea de que “la cultura es un derecho de todos”.
El problema radica en que con este autoengaño solamente nos causamos daños los unos a los otros y terminamos creando una situación socialmente insostenible. Recordemos que cada persona tiene sus propios motivos (que pueden ser más o menos justos) pero al margen de ellos, existe una moral social que regula las relaciones. Por ende, la próxima vez que intentemos autoengañarnos para estafar o mentirle a otra persona, detengámonos un momento para pensar en las consecuencias.
Fuente:
Ariely, D. (2008) Predictably Irrational. The Hidden Forces That Shape Our Decisions. New York: Harper Collins Publishers.
Elisa-María dice
Si la ley es tan injusta que la mayoría de las personas no podamos acceder a la cultura, las consecuencias de infringir esa ley puede hacer que nos beneficiemos de la justicia todos.
Jennifer Delgado Suarez dice
Elisa,
No entiendo muy bien por dónde va tu comentario. Supongo que se refiere a las descargas de libros.
Desde tu perspectiva, las descargas le permiten a las personas que no tienen recursos, acceder a la cultura.
Sin embargo, ¿qué le sucede al autor? Es decir, detrás de cada libro hay una persona que ha invertido mucho tiempo y es justo que reciba una recompensa económica por ello. Hay escritores que pasan años para escribir un libro.
En este sentido, creo que la mejor opción para todos es sacar los libros en formato digital porque así se abaratan los costos, el libro puede tener un precio asequible y todos ganan: el lector y el escritor.
Anónimo dice
Todas las decisiones tienen que ser vistas en su entorno; cuando hay un divorcio entre legalidad y legitimidad, el engaño pasa a ser visto como un mecanismo de defensa frente a otros que engañan mucho más.
En el terreno ético, el imperativo categórico de Kant queda muy bien pero tiene un efecto secundario: Deja cara de tonto cuando uno se compara con otros (políticos y asimilados).
Jennifer Delgado Suarez dice
Según este razonamiento, ¿tenemos licencia para cortarle la pierna a alguien solo porque quienes están a nuestro alrededor los suelen matar? ¿Somos mejores porque tan solo le cortamos una pierna?
Es un ejemplo extremo pero creo que representa bien mi punto de vista.
Obviamente, esto nos remite a pensar que "en casa del ciego, el tuerto es rey".
En fin, mi idea es: ¿debemos imitar los comportamientos deshonestos de los otros solo porque nuestro comportamiento es "menos deshonesto"? ¿No terminaríamos así en la barbarie más total?
Elisa-María dice
Jennifer, resulta que para muchísima gente no existe un precio asequible pues bastante con vivir, y mas aún ahora que las leyes satisfacen al que mas tiene y condenan a los demás. Mi pensamiento es que hay que cambiar la forma de hacer las cosas y a veces es necesario que comience por los ciudadanos de a pié porque está visto que las personas que gestionan los frutos del trabajo están perdidos en la avaricia. No es que esté permitido delinquir a los demás porque ellos delincan, es que no es posible apuntarse a sus leyes sin faltar a la justicia. La honestidad es clara cuando se pretende el bien común, y cuando para obtenerla hay que decir NO a la clara intención de abuso de aquellos que deben proteger a los mas necesitados.
Respecto de los derechos de autor; pienso que deben conformarse con vender una sola vez su producto y no intentar sacar rédito cada vez que alguien lo utilice. Eso no ocurre con ningún trabajo de los que otros hacemos, luego es claro que hay enormes privilegios para algunos que detentan la élite.
El escritor,por ejemplo, ya sea rico o pobre se alimenta de leer a otros autores con lo que si prohibimos leer a los que menos tienen perdemos como sociedad autores de gran valía que quedan en la mas absoluta oscuridad.
Un saludo.
Elisa-María
PD: Cuando quieres ver la vista previa, tienes que volver a demostrar que no eres robot. Una pérdida de tiempo pues es algo que ya habías realizado.
Jennifer Delgado Suarez dice
Hola Elisa,
En este tema cada persona tiene sus propias opiniones y las respeto. Por supuesto, yo abogo por un cambio porque las leyes actuales me parecen muy injustas pero creo que debemos ser capaces de cambiar echando mano a otros instrumentos que nos hagan más honor.
Creo que uno de los principales problemas que tenemos es que vemos las cosas en blanco y negro sin percatarnos de toda la gama de colores intermedia.
En el caso de los libros, existen muchos que son gratuitos puesto que los derechos de autor han expirado. Sin embargo, creo que esta es una industria bastante desconocida para la mayoría de las personas que piensan que porque escribes un libro ganas automáticamente un montón de dinero.
En el caso de la editorial, el autor realmente gana una media de 1 ó 3 euros sobre cada libro que vende porque el resto se va a la editorial, los distribuidores y las librerías. Entonces puedes comprender por qué, para sacar una ganancia digna, es necesario publicar el libro al menos en dos o tres ediciones. Claro, como ya dije anteriormente, una excelente opción son los Ebooks ya que de esta forma el autor llega directamente al lector ofreciéndole un producto a un precio asequible sin tener que pasar por toda la retahíla de intermediarios, que son los que encarecen el precio del producto.
Gracias por la puntualización sobre la vista previa. como soy psicóloga, no programadora, a veces se me escapan algunos detalles, intentaré solucionarlo.