Probablemente todos conozcan la existencia de los tics, no es una realidad psicológica ajena; sin embargo, el caso que hoy les traigo a colación es bastante diverso.
Los tics en algunas ocasiones se presentan como movimientos irresistibles y repetitivos que la persona se ve compulsada a realizar para disminuir las sensaciones de displacer; ocasionalmente también alguien experimenta los denominados “tics sensoriales” (sensaciones de presión, calor o frío, golpeteos o cualquier otra extraña sensación a nivel de la piel, muscular o de los huesos). En este caso, sin embargo, la sensación se experimentaba como si ocurriese en objetos externos a la persona.
Se trata de un hombre de 34 años de edad que fue atendido en el National Institute of Neurological Disorders and Stroke de Bethesda en los EUA. Como enfermedad anterior presentaba el conocido Síndrome de Gilles de la Tourette. Estos síntomas hicieron su aparición a la temprana edad de 5 años cuando el pequeño desarrolló la compulsión de morder copas o vasos. Este deseo era tan irresistible que en una ocasión destrozó totalmente un vaso en su boca, con los consecuentes efectos y heridas que esto le ocasionó.
Posteriormente comenzó a experimentar dolorosas y repetitivas extensiones del cuello y encogimientos de hombros. Durante la infancia también comenzó a notar sensaciones de picor y presión en sus articulaciones aunque a veces esta sensación se extendía a su piel, las manos, pies y brazos. Hubo ciertos periodos en los cuales sus rodillas se hallaban tan afectadas por estas particulares sensaciones que se veía en la necesidad de golpear una contra otra en la búsqueda del alivio.
Luego, durante la adolescencia comenzaron a aparecer los tics verbales e hizo su debut un corto periodo de coprolalia. Los tics se extendieron poco a poco por todo el cuerpo y se convirtieron en un impedimento para su desempeño por lo cual debió someterse a terapia medicamentosa.
De esta manera, se fue desarrollando una sensación extracorpórea asociada a la necesidad de rascar o tocar el área donde “sentía” el picor de una manera particular. En palabras sencillas: este hombre “percibía” que los ángulos, las esquinas o algunas superficies experimentaban un tic en forma de comezón por lo cual se veía impelido a rascarlos. La sensación era mayor si tocaba la superficie pero se evidenciaba igualmente si no existía el contacto.
Las sensaciones extracorporales no son poco comunes en la literatura científica, sobre todo después de afectaciones a nivel neurológico. No obstante, también pueden ser reproducidas en personas sanas, tal y como se muestra en el Ebook: Psicología Curiosa, donde las personas viven la ilusión de poseer una mano de plástico que reconocen como propia.
En este caso, las causas de tan extraña percepción permanecen en el misterio. Los médicos hipotetizan que el Síndrome de Gilles de la Tourette disparó estas sensaciones, mostrándonos que los límites de nuestro cuerpo físico no son tan rígidos como presuponemos.
Fuente:
Karp, B. I. & Hallett, M. (1996) Extracorporeal ‘phantom’ tics in Tourette’s syndrome. Neurology; 46(1): 38-40.
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