“Es mejor actuar y arrepentirse, que arrepentirse por no actuar”, escribió Giovanni Boccaccio. Sin embargo, lo cierto es que hay tantos tipos de arrepentimiento como personas. Todos nos hemos lanzado a los brazos del pensamiento contrafactual imaginando cómo habrían ido las cosas si no nos hubiéramos paralizado, si no hubiéramos callado, si no hubiéramos estado tan distraídos/ausentes/ocupados…
Y es que vivir implica tomar decisiones prácticamente a cada instante, de manera que es difícil escapar de las garras del arrepentimiento cuando se mira atrás. Entre los errores, las oportunidades que dejamos escapar y las palabras calladas o mal dichas, existe una infinidad de situaciones que van dando forma a esa sensación profunda y perturbadora que llamamos arrepentimiento.
El arrepentimiento, un sentimiento con luces y sombras
El arrepentimiento se produce cuando el resultado no es lo que esperábamos. Es difícil que, sintiéndonos felices y satisfechos con nuestra vida actual, nos dediquemos a hurgar continuamente en el pasado en busca de errores y caminos alternativos.
De hecho, a diferencia de la decepción, el arrepentimiento está profundamente vinculado a la culpa por nuestras decisiones. Eso significa que también puede ser muy peligroso, llegando a consumirnos en el fuego lento de las recriminaciones y los lamentos.
No obstante, a pesar de que el arrepentimiento suele estar revestido de un halo negativo, lo cierto es que no está exento de aspectos positivos.
Aunque puede llegar a ser un sentimiento extremadamente intenso y poderoso que nos hunda, también puede impulsarnos a reparar un error o incluso a implementar un cambio radical en nuestra vida que nos ayude a acercarnos más a la persona que deseamos ser o al punto en el que queremos estar.
De hecho, los estudios han demostrado que cuando pensamos en lo que lamentamos no haber hecho en el pasado, solemos tomar mejores decisiones más adelante en la vida ya que el arrepentimiento promueve el aprendizaje.
Cuando es intenso, también nos ayuda a profundizar en los significados. Es decir, nos motiva a aclarar el propósito de nuestra vida y orientarnos hacia aquellas cosas que consideramos más importantes y significativas.
¿Cuántas clases de arrepentimiento hay? De los remordimientos más comunes a los más dolorosos
El 82% de las personas suelen echar la vista atrás en su vida y desean haber hecho las cosas de manera diferente en cierto punto. Solo el 1% señala no sentir arrepentimiento por nada, son las conclusiones del mayor estudio desarrollado hasta el momento sobre este sentimiento, que también reveló la existencia de 4 grandes tipos de arrepentimiento:
1. Arrepentimientos fundamentales
Esta clase de arrepentimiento está vinculada a los aspectos esenciales de nuestra vida, como la formación académica, la salud, las relaciones o nuestras finanzas. Aparece cuando creemos que no actuamos de manera lo suficientemente consciente y responsable. Estos arrepentimientos se originan cuando nos damos cuenta de que tomamos malas decisiones en el pasado que están afectando nuestro presente.
Para evitar caer en el bucle tóxico que puede generar este tipo de arrepentimiento es importante recordar que no tenemos una máquina del tiempo para volver al pasado. Parece una verdad de Perogrullo, pero lo hecho, hecho está. En cambio, tenemos el presente y el futuro por delante con la posibilidad de tomar nuevas y mejores decisiones para no volver a cometer los mismos errores.
2. Oportunidades perdidas
A lo largo de la vida se nos presentan diferentes oportunidades. Cada vez que tomamos una decisión, lo que hacemos es elegir un camino desechando los otros. Sin embargo, muchas veces estamos demasiado asustados o cómodos en nuestra zona de confort y decidimos no actuar, dejando pasar esas ocasiones. Con el tiempo, esas oportunidades perdidas pueden convertirse en una gran fuente de arrepentimiento.
Al igual que Boccaccio, la mayoría de los psicólogos coinciden en que generalmente es más probable que nos arrepintamos por inacción que por osadía. Por tanto, si cada cierto tiempo nos pensamos “si me hubiera atrevido a correr aquel riesgo…”, será mejor que nos pongamos manos a la obra y en vez de mirar al pasado añorando lo que no fue, miremos al presente para detectar las nuevas oportunidades que tenemos a nuestro alrededor. Es probable que aquel tren no vuelva a pasar, pero pasarán otros.
3. Arrepentimientos morales
Dentro de los diferentes tipos de arrepentimiento, esta categoría encierra esos momentos en los que tuvimos la posibilidad de decidir y no actuamos guiándonos por nuestros valores. Aunque solo representan el 10% del total de los arrepentimientos en la vida, suelen ser los más dolorosos a nivel personal ya que representan un golpe para nuestra autoimagen.
De hecho, aunque en su momento racionalicemos ciertas decisiones, hay elecciones que sabemos, en el fondo, que están mal. Obviamente, se trata de un tipo de arrepentimiento insidioso porque compromete nuestro “yo” y nos deja mal parados delante de nuestro peor juez: nosotros mismos. En ese caso no hay mucho que podamos hacer: simplemente debemos aprender a perdonarnos y darnos una segunda oportunidad. No somos perfectos y es probable que hayamos tomado decisiones injustificables, pero el “yo” del pasado no tiene que definir nuestro “yo” presente. Necesitamos enfocar nuestra energía más en la persona que deseamos ser, que en la persona que fuimos.
4. Arrepentimientos de relación
En la vida nos acompañan personas significativas que nos brindan felicidad y desempeñan un papel fundamental para nuestro sentido de identidad, desde la pareja y los padres hasta los hermanos o amigos. Descuidar el vínculo con esas personas puede conducir al arrepentimiento. Curiosamente, este tipo de arrepentimientos conformaron la categoría más grande. Eso significa que nos sentimos mal y nos lamentamos por las relaciones rotas, distantes o conflictivas. Solemos pensar cosas como “si hubiera estado a su lado” o “si le hubiera comprendido”.
Esta clase de arrepentimientos pueden ser de “puerta cerrada”, casos en los que no podemos cambiar las circunstancias, lo cual deja una sensación profunda y permanente de pérdida. No obstante, también existen los arrepentimientos de “puerta abierta” en los que todavía podemos hacer algo para reparar la relación. Para evitar caer en recriminaciones sin sentido que conducen al callejón de la culpa, lo ideal es enfocarnos en las relaciones que podemos salvar y enriquecer.
Fuentes:
Pink, D. (2022) The Power Of Regret: How Looking Backward Moves Us Forward. Nueva York: Riverhead Books.
McCormack, T. et. Al. (2020) Regret and Decision-Making: A Developmental Perspective. Current Directions in Psychological Science; 29(4): 10.1177.
Sandberg, T. & Hutter, R. (2016) Testing the role of action and inaction anticipated regret on intentions and behaviour. Br J Soc Psychol; 55(3):407-25.
Towers, A. et. Al. (2016) What Makes for the Most Intense Regrets? Comparing the Effects of Several Theoretical Predictors of Regret Intensity. Front. Psychol; 10.3389.
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