
En ocasiones creemos que mientras más informaciones le brindemos a nuestro interlocutor mejor nos entenderá; sin embargo, esta idea no es del todo cierta. Compartir mucha información no hace que la comunicación sea más eficaz sino que incluso puede ser una fuente de confusión.
Esta idea la han demostrado investigadores de la Universidad de Chicago quienes han desarrollado un curioso experimento con 40 parejas de estudiantes. El material que estas personas debían comunicar consistía en 32 figuras abstractas que fueron denominadas con palabras inventadas.
En una primera fase los investigadores le mostraban estas figuras a los participantes y los adiestraban para que aprendieran los respectivos nombres. Posteriormente los estudiantes debían emitir la información que habían aprendido a sus compañeros, exactamente, debían hacerle llegar la información de 24 de las 32 figuras.
A su vez, los estudiantes que recibirían la información se dividieron en dos grupos: un primer grupo aprendió solo los nombres de las primeras 6 figuras (baja convergencia en relación con el grupo emisor) y un segundo grupo aprendió los nombres de las primeras 18 figuras (alta convergencia con el grupo emisor).
La fase final consistía en que el estudiante emisor debía comunicar la figura que aparecía en la pantalla a su compañero. A su vez, el receptor visualizaba en su pantalla tres figuras, una de las cuales se correspondía con la imagen que se intentaba poner en común.
Los resultados no dejaron lugar a dudas: las parejas que comunicaban peor eran las que compartían una mayor cantidad de información porque el emisor tendía a utilizar mayoritariamente los datos que solo él conocía.
Obviamente, cuando comunicamos con personas que no comparten algunas de las informaciones que incluimos en nuestro discurso, esto solo puede crear confusión. Esto sucede por dos motivos: 1. Porque pensamos que los otros ya conocen los datos que manejamos y tienen nuestros propios puntos de referencia o, 2. Porque no nos preocupamos por el nivel básico de conocimiento de los otros en el momento de comunicar.
Por una razón u otra, cuando deseamos poner en común ideas, lo mejor es ser objetivos, claros y sencillos. De esta forma se puede llegar a un público más extenso y estaremos seguros de que fuimos comprendidos. Si debemos incluir datos nuevos, lo mejor será dedicar algunos minutos para explicarle al público de qué se trata.
Fuente:
Wu, S. & Keysar, B. (2007) The Effect of Information Overlap on Communication Effectiveness. Cognitive Science; 31: 1-13.
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