Corría el año 1994 cuando un ingeniero informático llamado Jeff Bezos sentó las bases para una verdadera revolución. En aquel entonces, Internet era una herramienta para privilegiados, en gran parte limitada a los círculos gubernamentales y académicos.
Sin embargo, Bezos estuvo estudiándola durante meses y se dio cuenta que muy pronto esta idea se expandiría y pasaría a formar parte de la vida cotidiana de millones de personas. Un fin de semana, mientras conducía su coche, esbozó un plan de negocio para un proyecto que cambiaría la red de redes.
Se trataba de un plan arriesgado, sobre todo porque Bezos y su esposa ya tenían buenos trabajos que le dejaban sólidos ingresos. Sin embargo, decidieron apostar por su idea y crearon “Amazon”. Después de unos meses de prueba y sin ningún tipo de publicidad, la compañía comenzó a vender. Unos años después, Amazon ya vendía billones de dólares y se había extendido a casi todo el mundo.
En la actualidad Amazon es un modelo de innovación y creatividad para miles de emprendedores. Sin embargo, lo cierto es que la creatividad es importante para muchos sectores, desde los psicoterapeutas hasta los chefs o los periodistas. Una idea creativa se puede revertir en un gran empuje a la carrera y en sus correspondientes beneficios económicos.
El secreto está en la hipofrontalidad
Históricamente se ha considerado que la creatividad es un don que beneficia a unos pocos. Sin embargo, los estudios más recientes demuestran que todos tenemos las semillas de la creatividad, solo necesitamos cuidarlas y hacer que crezcan. La clave de la creatividad está en el proceso de generación de ideas, este es el momento en que debemos tener la mente más abierta y abandonar las reglas preestablecidas. Pero… ¿cómo lograrlo?
Sharon Thompson-Schill, un neurocientífico de la Universidad de Pensilvania cree que el secreto radica en entrenar la capacidad de ejercer un escaso control cognitivo. Es decir, en ponerle menos restricciones a los comportamientos y las ideas.
En práctica, la región prefrontal de nuestra corteza regula nuestras acciones, decisiones y pensamientos. Si se nos ocurre una idea, inmediatamente esta pasa por el tamiz de la corteza prefrontal que nos dice si es viable o se trata de una “locura”. Sin embargo, cuando dejas que tu imaginación corra libremente, esta región ejerce un influjo menor, a este fenómeno se le ha llamado “hipofrontalidad”.
En realidad el fenómeno no es nuevo, se descubrió en la década de los ´90 mientras se medía la actividad eléctrica del cerebro de personas que estaban generando nuevas ideas. Cuando una persona debe resolver un problema matemático o decidir en qué sitio va de vacaciones, el cerebro emite las ondas beta, que oscilan en una frecuencia de 15 a 20 hertz.
Sin embargo, cuando las personas están involucradas en un proceso creativo, las ondas alfa son predominantes y estás varían de 8 a 12 hertz. Este estado también se ha visto en quienes practican el yoga y la meditación e indica un estado de conciencia relajado y una atención difusa. Por eso los científicos afirman que el proceso de generación de ideas novedosas está asociado con un escaso control cognitivo.
Thompson-Schill ha continuado profundizando en este fenómeno. En el 2011 realizó otro estudio donde le pidió a las personas que vieran las imágenes de objetos cotidianos. A la mitad de los participantes se les pidió que mencionara sus usos habituales mientras que a la otra mitad se le pidió que indicaran usos poco convencionales.
Una vez más, aquellos que se vieron obligados a pensar de manera más creativa, mostraban una actividad de la corteza prefrontal mínima y una excitación en las regiones posteriores del cerebro, relacionadas con las habilidades visuoespaciales.
En resumen, para fomentar la creatividad sería importante que nos desligásemos de muchas de nuestras experiencias de vida, que dejásemos de criticar cada una de las ideas que acuden a nuestra mente y que tan solo nos concentrásemos en generar la mayor cantidad de ideas posibles. Al principio será difícil pero con un poco de práctica, cada vez será más simple. Un excelente truco es practicar la meditación antes de dejarse envolver por el proceso de generación de ideas.
Fuente:
Thompson-Schill, S. L.; Ramscar, M. & Chrysikou, E. G. (2009) Cognition without Control: When a Little Frontal Lobe Goes a Long Way. Current Directions in Psychological Science; 18(5): 259–263.
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