Más de medio siglo después de su muerte, todavía los neurocientíficos están en busca de los secretos del genio de Albert Einstein. Casi inmediatamente después de su fallecimiento en 1955, el cerebro del famoso físico fue extraído, disecado y fotografiado para su posterior estudio. Quien lo hizo fue el patólogo que realizó la autopsia, Thomas Harvey. Es muy probable que Harvey no tuviese permiso legal para retirar el cerebro y conservarlo (y mucho menos para mantenerlo en su sótano durante décadas) pero lo cierto fue que les facilitó el camino a los científicos que vendrían detrás.
Buscando la clave en el cuerpo calloso
Ahora investigadores de la Universidad Estatal de Florida han vuelto a examinar las fotografías del cerebro de Einstein y creen que han encontrado la clave de su genio. Estos neurocientíficos compararon su cuerpo calloso (el haz de fibras que conecta el hemisferio derecho y el izquierdo del cerebro) con el de las personas comunes y corrientes.
Como Einstein murió con más de 70 años, los investigadores compararon las fotografías de su cerebro con datos de la fMRI de los cerebros de 15 hombres que tenían entre 70 y 80 años. También analizaron los cerebros de 52 hombres de entre 24 y 30 años, que es la edad en la cual los cerebros suelen alcanzar su peso máximo y se asocia con el periodo de máximo esplendor creativo.
El cuerpo calloso de Einstein era más grueso en muchas subregiones que aquellos que presentaban las personas de su edad e incluso que los jóvenes, lo cual sugiere que su cerebro podía haber tenido una excelente conectividad entre ambos hemisferios.
Para que se comprenda la importancia del cuerpo calloso, baste decir que este desempeña un papel fundamental en la creatividad. Mientras que un hemisferio es más creativo y fantasioso, el otro es más lógico y analítico. Como la inteligencia no es nada más que la capacidad para buscar soluciones originales que tengan una aplicación práctica, es lógico pensar que mientras mejor sea la conexión entre ambos hemisferios, más facilidad tendremos para hallar soluciones creativas.
Hablando de neuronas y células gliales
Por supuesto, este no es el único estudio que ha intentado desvelar el secreto de la inteligencia de Einstein analizando su cerebro. En el pasado algunos investigadores habían analizado el número de neuronas y no habían encontrado nada inusual pero más tarde, otro estudio desveló que el cerebro del genio contenía un número inusualmente alto de como células gliales. Exactamente, neurocientíficos de la Universidad de California hallaron que el hemisferio izquierdo de Einstein, precisamente el que está vinculado con el análisis lógico, contenía un 73% más de células gliales y que estas también estaban muy presentes en la corteza de asociación, un área involucrada en la integración de la información que proviene de diferentes partes del cerebro.
Vale aclarar que las células gliales sirven de soporte a la actividad de las neuronas y recientemente se ha descubierto que pueden regenerarse con mayor rapidez para ocupar el lugar de las neuronas que han muerto o se han dañado por lo que, una gran cantidad de células gliales, no solo mejoraría nuestro funcionamiento cerebral sino que nos ayudaría a prevenir las enfermedades neurodegenerativas.
Es obvio que la inteligencia no se explica completamente a través de los volúmenes corticales de determinadas zonas del cerebro y que la extraordinaria mente de Einstein no se debe exclusivamente a la arquitectura de sus neuronas. La explicación más plausible es que Einstein tenía ciertas aptitudes para las ciencias porque, dicho sea de paso, no es cierto que hubiese desaprobado matemáticas cuando estaba en la escuela elemental y tampoco es cierto que tuviese Síndrome de Asperger u otra patología psiquiátrica. Con la estimulación justa, su cerebro logró desarrollarse mucho más que el del resto de los mortales. De hecho, en la actualidad hay varias personas que tienen un CI mayor que el de Einstein pero eso no implica que hayan logrado crear algo significativo para la humanidad.
Por tanto, de cierta forma, los estudios en el cerebro de alguien al que normalmente consideramos tan alejado de nuestra realidad, nos infunden una dosis de esperanza porque nos hablan de la increíble capacidad de nuestras funciones cognitivas y de cómo el entrenamiento constante y la pasión pueden moldear nuestro cerebro acercándonos un poco más a nuestras metas.
Fuentes:
Men, W. et. Al. (2013) The corpus callosum of Albert Einstein‘s brain: another clue to his high intelligence? Brain; 37(4): e268.
Anderson, B. & Harvey, T. (1996) Alterations in cortical thickness and neuronal density in the frontal cortex of Albert Einstein. Neuroscience Letters; 210(3): 161-164.
Diamond, M. C. (1985) On the brain of a scientist: Albert Einstein. Experimental Neurology; 88(1): 198-204.
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