
Les traigo a colación un estudio realizado en el 1976 que estuvo implicado en fuertes discusiones éticas pero más allá de estos cuestionamientos hoy forma parte de una curiosa Historia de la Psicología que nos muestra una idea experimental bastante bizarra. Inmediatamente comprenderán el porqué.
Middlemist y sus colaboradores diseñaron un estudio donde medían la velocidad con la cual orinaban los hombres en los lavados públicos. ¿Cuál era el propósito? Evaluar si esta velocidad se veía afectada por la invasión del espacio personal.
Para obtener algunos datos preliminares los investigadores estacionaron un observador en un baño público de una universidad norteamericana. El observador tenía una instrucción precisa: mientras fingía que estaba orinando debía tomar los datos de cuál era la posición de los baños seleccionados por los hombres que llegaban y cuáles eran sus patrones comportamentales.
Reloj en mano este intrépido y bizarro investigador de baños públicos medía el tiempo que demoraban los hombres en orinar y la persistencia de su orina. Si se les ocurre preguntarse cómo se medía la persistencia de la orina pues les diré que en aquel momento las investigaciones científicas no eran muy precisas (menos aún las que se realizaban encubiertos) así que simplemente se realizaba a oído.
De una forma u otra, esta investigación, pseudo científica si se quiere, pero seguramente muy cuestionable desde la invasión de la privacidad, mostró que los hombres prefieren alejarse lo más posible de otros hombres mientras orinan estableciendo una distancia social. El tiempo que estuvieran delante del baño dependía de la distancia existente entre el resto de las personas, cuando estaban muy cercanos se demoraban más en su emisión urinaria y ésta se realizaba más rápido.
No obstante, y como podrán imaginar Middlemist no quedó satisfecho con estos resultados, porque además, jamás se los publicarían en una revista científica; así que se dio a la tarea de diseñar y aplicar «como la ciencia manda» el experimento.
Así, los voluntarios (totalmente desconocedores del objetivo del estudio) iniciaban a producir datos investigativos cuando sentían la necesidad de ir al baño, éste estaba totalmente predispuesto para tal eventualidad. Existían tres orinatorios. En algunos casos un investigador se encontraba ya en el orinatorio del centro, por lo cual quedaría inmediatamente al lado de cualquier voluntario que llegase; en otros casos se ubicaba al final por lo cual la persona tendría la opción de escoger un orinatorio más alejado. Finalmente, en algunos casos el baño estaba libre pero… escondidos detrás de la pared se hallaban otros experimentadores que llevaban las cuentas.
Estas nuevas pruebas confirmaron los resultados previos. Cuando no había nadie presente en el baño los hombres tardaban una media de 4.8 segundos en iniciar a orinar. Cuando había un investigador en el extremo del baño los hombres tardaban 6.2 segundos. Finalmente cuando el investigador se hallaba en el centro, es decir, muy cerca del voluntario, éste se demoraba una media de 8.4 segundos.
¿Qué conclusiones nos reporta este experimento?
1. Que todos deseamos preservar lo que consideramos una adecuada distancia social, sobre todo si debemos desnudar nuestras partes más íntimas.
2. Que nos sentimos particularmente tensos cuando consideramos que alguien está invadiendo nuestro espacio vital. (Ejemplos muy variados sobre la distancia social se discuten en el libro Psicología Curiosa).
Pero claro, esto ya lo sabíamos. Entonces, para que no les quede el sabor a pérdida de tiempo en la boca, les propongo adoptar esta singularísima investigación como un ejemplo de la Historia de la Ciencia de la Psiquis. Una historia que nunca termina de asombrarme.
Fuente:
Middlemist, R., Knowles, E., & Matter, C. (1976) Personal space invasions in the lavatory: suggestive evidence for arousal. Journal of Personality and Social Psychology, 33: 541-546.
Guaname dice
Creo que el experimento es interesante. Pero todas las variables tomadas en cuenta son de tipo social y no de tipo psicológico. Ahora bien, habrá que tomar en cuenta que esta distancia social se deriva de ciertas condiciones culturales… ¿sucede lo mismo con otros grupos culturales?
Jennifer Delgado Suarez dice
Guaname, coincido contigo: los datos analizados en este experimento son del tipo eminentemente social, pero… ¿es posible desligar al hombre de su ser social? ¿dónde termina lo social e incia lo psicológico?
Vygotski, uno de los más grandes psicólogos que he leido (al menos desde mi perspectiva) decía que en la persona lo social y lo psicológico se funden en una sola esfera.
No obstante, la inclusión de otras variables como las características de personalidad sin lugar a dudas le habría aportado una mayor solidez a una investigación que no es sino un estudio descriptivo correlacional, sin más pretensiones.
Gracias por dejarnos tus impresiones y… bienvenido al Rincón!
Anónimo dice
"cuando estaban muy cercanos se demoraban más en su emisión urinaria y ésta se realizaba más rápido"
¿Osea que si me tardo más en mear, terminaré más rápido?
"Cuando no había nadie presente en el baño los hombres tardaban una media de 4.8 segundos en iniciar a orinar. Cuando había un investigador en el extremo del baño los hombres tardaban 6.2 segundos. Finalmente…"
¿Por qué dentro de menor distancia social más se tardaban en orinar?
¿Que no por estar más tenso entran ganas de acabar más rapido para poder irse?
O releyendo, ¿a menos distancia social más tardaban EN EMPEZAR a orinar pero se apresuraban A LA HORA DE VACIAR?
Jennifer Delgado Suarez dice
Djlenneryds,
Tanto el experimento realizado encubierto como el segundo brindaron los mismos datos: mientras más cerca se encuentra un hombre del otro, más se demoran en comenzar a orinar.
La lógica, como bien dices tú, diría que lo mejor es orinar lo más rápido posible para salir de esta situación un tanto embarazosa; sin embargo, el bloqueo que se produce por la cercanía de otra persona se los impide.
Muchos hombres sufren este problema en carne propia e incluso hay algunos que ni siquiera usan los baños públicos.