El término imagen corporal fue acuñado por el gran neurólogo Henry Head para hacer referencia a la representación mental de nuestra apariencia física. Esta representación es construida por nuestro cerebro a partir de las experiencias pasadas y las sensaciones actuales y es vital para nuestra autoconciencia y nuestra identidad. Sin embargo, puede ser alterada por varias condiciones, tal es el caso de las personas que confunden una mano de plástico con una propia.
Pero más allá de estos casos extraños la alteración de la percepción de la imagen corporal también puede observarse en las personas que sufren de anorexia nerviosa o en aquellos que sufren del síndrome del miembro fantasma o del síndrome del miembro supernumeroso, al cual ya he hecho referencia.
Sin embargo, no todas las alteraciones de la imagen corporal son negativas; un nuevo estudio muestra que la distorsión de la imagen corporal en personas que sufren de dolores crónicos pueden disminuir significativamente las sensaciones dolorosas.
Diez personas que sufrían de dolor crónico en uno de sus brazos participaron en este experimento. Se les pidió que miraran sus brazos mientras cumplimentaban un repertorio de diez movimientos estandarizados.
Estas pruebas se llevaron a cabo bajo cuatro condiciones diferentes que manipulaban la visión de las extremidades:
1. Los participantes miraban sus brazos a través de binoculares sin aumento.
2. Los participantes observaban sus brazos a través de binoculares con un aumento de 2x.
3. Los participantes miraban sus movimientos a través de binoculares invertidos que le mostraban sus brazos más pequeños de lo que realmente eran.
4. Los participantes no utilizaban ninguna lente.
Mientras cumplimentaban el test a las personas les pidieron que evaluaran en una escala del 0 al 100 cuanto dolor experimentaban.
Inmediatamente que iniciaban los movimientos en las cuatro condiciones las personas reportaban un aumento del dolor pero… posteriormente el dolor variaba según cómo veían sus brazos. Sentían más dolor aquellos que veían sus brazos a través de los binoculares con aumento mientras que aquellos que se observaban a través de un lente que minimizaba sus dimensiones reportaron sentir menos dolor. Curiosamente este efecto duraba tiempo después del ejercicio. Las personas que vieron sus brazos minimizados regresaban rápidamente al estado inicial de la prueba mientras que aquellos que vieron sus brazos magnificados continuaron experimentando dolor durante un tiempo significativamente mayor.
Cómo la distorsión visual modula la percepción del dolor es un mecanismo que no está suficientemente explorado. Se hipotetiza que magnificar nuestra imagen corporal altera momentáneamente la representación somatosensorial y aumenta la sensitividad. El efecto contrario se obtendría si minimizamos la imagen corporal.
Más allá de los mecanismos explicativos que sin duda alguna serán descubiertos en un futuro lo cierto es que esta investigación tiene enormes repercusiones en el área de la rehabilitación física y para el tratamiento del dolor focalizado en tanto podría disminuir las sensaciones dolorosas sin necesidad de ningún medicamento.
Fuente:
Moseley, G. et. Al. (2008). Visual distortion of a limb modulates the pain and swelling evoked by movement. Current Biology; 18(22).
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