Hace algún tiempo se publicó en la British Medical Journal un caso verdaderamente asombroso que nos muestra el poder de la mente humana y los trucos que suele jugarnos.
Se trata de un constructor de 29 años que ingresó en urgencias del hospital debido al gran dolor que experimentaba después de que un clavo de 15 cm penetrase en su bota. Como el más mínimo movimiento del clavo resultaba doloroso para el paciente los doctores decidieron sedarlo. El clavo fue removido e imaginen el asombro de los médicos cuando retiraron la bota y observaron que el clavo había pasado justo entre dos dedos y el pie estaba totalmente intacto.
Evidentemente el dolor inmenso había sido totalmente psicológico, producto de un overreacted ante la posibilidad de que el clavo verdaderamente hubiese penetrado en el pie. ¿Una especie de efecto placebo a la inversa? ¿Quizás una manifestación del efecto nocebo? Los médicos apuestan por llamarle simplemente: desorden de somatización: aparece un dolor sin ninguna causa física o ambiental evidente.
De una forma u otra, lo cierto es que el hombre experimentó el mismo pánico y dolor que si el clavo hubiese penetrado efectivamente en su pie, de lo cual no lo culpamos si tenemos en cuenta la imagen a continuación.
Este caso excepcional da una nueva vuelta de tuerca a la comprensión del dolor ya que nos hace preguntarnos hasta qué punto el dolor que percibimos es totalmente físico o producto de nuestra mente.
Fuente:
Fisher, J.P.; Hassan, D.T. & O’Connor, N. (1995) Minerva. British Medical Journal; 310:70.
Jorge Mux dice
Desde la primera vez que leí este artículo quedé bastante fascinado con esta idea, porque se contrapone a muchas de las afirmaciones que escucho en mi ámbito de estudio. Soy profesor de filosofía, y últimamente trabajo en filosofía de la mente. Es usual suponer que uno no puede equivocarse con respecto a sus propias sensaciones. Sin embargo, este y otros muchísimos casos desconcertantes parecen decirnos que sí, que es posible el error, y que no se trata de un error pequeño, sino considerable.
Mi pregunta es: ¿cuál es tu opinión? ¿Crees que el trabajador de verdad sintió dolor, o más bien tenía una especie de "impresión" que juzgaba dolorosa a raíz de lo que veía (el clavo en la bota), pero que quizás no era dolor en todo su aspecto cualitativo? ¿Qué quiere decir un dolor "producto de nuestra mente", en el contexto en que ponés el ejemplo?
Aprovecho para felicitarte por la seriedad con la que trabajas en este blog. Es muy estimulante leer lo que escribes.
Jennifer Delgado Suarez dice
Estimado Jorge:
También yo hace bastante tiempo pensaba que lo que percibíamos era real y que las inexactitudes eran muy pequeñas pero de un tiempo a esta parte estoy considerando que somos lo que nuestro cerebro sea capaz de procesar y brindarle sentido.
Un ejemplo muy clarificador de cuan relativa es nuestra percepción, puede hallarse en la experimentación del dolor. Si leemos estas investigaciones, por poner solo dos ejemplos:
http://rincon-psicologia.blogspot.com/2009/12/distorsionar-la-imagen-corporal-afecta.html
http://rincon-psicologia.blogspot.com/2009/12/empatia-ante-el-dolor-ajeno-truco-de-la.html
veremos que la percepción del dolor puede ser manipulada a nivel mental, entonces, si no siento el dolor, no existe; al contrario, si siento dolor, para mi será real.
Por otra parte, es muy interesante tu pregunta sobre si la persona experimentó un verdadero dolor o una "impresión". Considero que el trabajador lo que experimentó inicialmente fue un fuerte shock psicológico pero no me atrevería a negar que posteriormente no sufriese un dolor físico una vez que se activaron las zonas cerebrales relacionadas con el procesamiento del dolor en las extremidades inferiores.
En fin, creo que el cerebro muchas veces nos juega malas pasadas pero en ocasiones son las percepciones quienes engañan a nuestro cerebro.
Desde mi perspectiva, un dolor producido por nuestra mente no tiene un estímulo objetivo que lo provoque, entendiendo como objetivo aquello que es aceptado por la mayoría como doloroso (desgraciadamente para diagnosticar, debemos regirnos por el poder de la mayoría). Sin lugar a dudas, este es un tema con amplias implicaciones a nivel psicologico y filosofico, con mucha tela por donde cortar.
Muchas gracias por tus apreciaciones sobre mi trabajo en el blog. En mi busqueda de informacion siempre intento hallar fuentes confiables y dejar el camino abierto para que cada persona extraiga sus propias conclusiones.
Espero encontrarte por acá más a menudo ya que tus ideas nos ponen a reflexionar con profundidad.
Un saludo
Anónimo dice
a mi pensar (q no soy entendida del tema…) el cerebro controla absolutamente todo, desde q sentir hasta cuando enfermarnos. Hace bastante tiempo ya, mientras cursaba el secundario, un profesor nos propuso como emprendimiento la fabricacion d tizas. Como no me entusiasmaba la idea, le dije q me provocaba alergia el polvillo q desprendia la tiza (obviamente, era una mentira) El profesor No me creyo como era d esperarse, asi q me obligo a ser parte del proyecto. Me sorprendi a mi misma al ver q el polvillo d la tiza habia provocado q se me dificultara la respiracion y me apareciera una especie d urticaria en el brazo. Segun los analisis q me he hecho, no soy alergica a nada.
Ahi me di cuenta q el cerebro maneja absolutamente TODO lo q sentimos, desde las emociones hasta las enfermedades.
Muy bueno el blog, siempre hallo cosas interesantes para leer!