Una de las frases más generalizadas y asumidas como verdad absoluta es: “dos cabezas piensan mejor que una”. Y normalmente es así, dos perspectivas pueden converger dando lugar a una solución cualitativamente mejor pero… no siempre es así. Un estudio reciente desarrollado por el University College de Londres y la Universidad Aarhus de Dinamarca aborda con profundidad esta creencia.
En este experimento las personas debían tomar una decisión sobre una serie de imágenes; primeramente las personas trabajaron solas, después trabajaron con otra persona. Como es de suponer, si ambas personas del equipo tenían una opinión diferente, debían discutir sus puntos de vista hasta llegar a un acuerdo y a una decisión consensuada.
Posteriormente los investigadores compararon los resultados individuales con los resultados obtenidos a partir de la cooperación.
Una primera mirada a los resultados mostró que, efectivamente, dos cabezas eran mejor que una. Las personas lograron combinar la información y alcanzar puntuaciones mucho más elevadas, que no logró ninguno de ellos por separado. Pero… no todos los equipos lograron tal efectividad.
La clave del éxito fue la comunicación sobre cómo se sentían y cuán confiados se mostraban en sus decisiones. Cuando las personas no eran capaces de comunicarse expresando, especialmente, cuán seguros se sentían respecto a su decisión, entonces la puntuación de la pareja disminuía considerablemente, estando por debajo de las puntuaciones individuales.
Otro efecto que era de esperarse radicó en la seguridad con la cual se transmitía la información en la pareja. Si una de las dos personas no se sentía suficientemente confiada, entonces la otra asumía el mando en la comunicación y usualmente se tomaba la decisión que ésta sugería, independientemente de que fuera o no la mejor.
Así, los investigadores concluyen que dos cabezas son mejor que una siempre que ambas personas sean capaces de expresar en igualdad de condiciones sus razonamientos. No obstante, llegar a este nivel resulta muy complejo.
Por ejemplo, el Efecto Dunning-Kruger nos afirma que la mayoría de las personas que son incompetentes en algún ámbito, usualmente sobrestiman sus habilidades, pensando que se encuentran por encima de la norma; aunque esto sea lógicamente imposible. Como es de suponer, tener a una persona así en el equipo puede causar graves daños en el desempeño.
Otro ejemplo es el Efecto del Exceso de Confianza, la tendencia a tener una confianza que sobrepasa nuestra precisión objetiva. Evidentemente, una persona así en el equipo puede empujar a los miembros hasta llegar a conclusiones erróneas, sin escuchar las opiniones de los demás.
Así, podríamos concluir que, en efecto, dos cabezas piensan mejor que una, siempre que en el equipo se sepa establecer un clima de confianza, escucha activa y respeto a los criterios de la otra persona.
Fuente:
Bahrami, B. et. Al. (2010) Optimally Interacting Minds. Science; 329(5995): 1081-1085.
Noble dice
Muy interesante! Como dices, no debemos generalizar, "dos cabezas son mejor que una" cuando ambas personas están en igualdad de condiciones pues al contrario, la opinión de una prevalece y no existe el intercambio que conduce al enriquecimiento en la solución.
Creo que es una realidad con la cual todos en algún momento hemos chocado en nuestra vida.
Saludos y gracias por compartir