
En el campo de la parapsicología el aura se define como un campo energético que rodea a las personas o a los objetos. Sería algo así como una especie de halo de diferentes colores que resulta invisible para la mayoría de las personas. Según los estudiosos de este fenómeno, el color del aura varía en dependencia de nuestro estado físico y emocional e incluso hay quienes utilizan esta variación cromática para realizar diagnósticos.
En el mundo científico este fenómeno aún es objeto de acaloradas discusiones. Los defensores de la existencia del aura se basan fundamentalmente en las imágenes tomadas con la cámara Kirlian que, básicamente, utiliza una descarga eléctrica con un voltaje muy elevado pero una potencia muy baja y así logra captar ese “efecto corona”.
Sin embargo, los físicos ya han explicado que realmente lo que capta esta cámara es una humedad residual y es esta la responsable de crear el halo alrededor del objeto. Por ende, en ausencia de humedad, electricidad o aire, no se evidencia el aura. Esto significaría que el aura no es intrínseca a las personas, animales u objetos sino que se trata de una condición peculiar debido a una conjunción de factores.
Entonces… ¿cómo se explica que existan personas que supuestamente ven el aura?
Una reciente investigación realizada por investigadores españoles ha intentado desvelar el misterio de estas personas aduciendo que probablemente sufren un problema de índole neuropsicológica denominado “sinestesia emocional”.
En artículos anteriores hice referencia a la sinestesia del Toque Espejo y en el ebook Psicología Curiosa retomo otros casos aún más sorprendentes pero puede decirse, a groso modo, que las personas con sinestesia “mezclan” los cinco sentidos. Es decir, son capaces de saborear un sonido o de escuchar un color. Esto se debe al hecho de que las áreas del cerebro encargadas de procesar los diferentes estímulos, se hayan interconectadas.
Pues bien, ahora investigadores de la Universidad de Granada se han lanzado a estudiar este fenómeno en la búsqueda de una explicación científica a este fenómeno. Para llegar a sus conclusiones entrevistaron a personas afectadas por sinestesia y a otras personas que afirmaban ver auras, entre estos últimos se encontraban cuatro “curanderos” (incluido Esteban Sánchez Casas, más conocido como “El Santón de Baza”).
El problema radica en que, obviamente, la muestra es muy pequeña como para llegar a conclusiones definitivas y, los métodos de estudio son extremadamente subjetivos. En práctica, estos investigadores compararon las experiencias de las personas con sinestesia y las vivencias de curanderos y gurús.
Al inicio, los investigadores barajaban la hipótesis de que los curanderos padecían de algún que otro tipo de sinestesia. Es decir, que manifestaran la combinación cara-color; lo cual implicaría que la zona del cerebro relacionada con el reconocimiento de los rostros está interconectada con el área de los colores). Por ende, cuando estas personas miran el rostro de alguien, este aparece rodeado de un color que ellos toman por aura.
Sin embargo, al concluir, los investigadores afirman que ambos fenómenos son diferentes y que no existen pruebas rotundas de que la sinestesia pueda ser una explicación razonable para los casos de los curanderos y gurús que afirman ver el aura de las personas. Una conclusión que ha sido malinterpretada en numerosas revistas y blogs de cierto prestigio, probablemente porque ni siquiera se han tomado el tiempo de leer el artículo de investigación original.
Además, lo más curioso es que esta hipótesis que relaciona la sinestesia con el aura ni siquiera es nueva. En el 2004 ya se había reportado un caso muy interesante en el cual el afectado asociaba colores con personas a las cuales se sentía conectado emocionalmente. Sin embargo, como esta persona no tenía creencias místicas, en ningún momento pensó que se tratase del aura.
De hecho, la investigación de este fenómeno también se dificulta ya que es muy poco usual. De todas las experiencias relacionadas con lo parapsicológico, esta es una de las más raras ya que se presenta en menos del 6% de la población. Lo que si queda claro es que aunque nuestro cuerpo pueda estar rodeado de un campo electromagnético o electrostático, no existe una evidencia empírica que demuestre irrefutablemente la existencia del aura.
Fuentes:
Milán, e. G. et. Al. (2012) Auras in mysticism and synaesthesia: a comparison. Consciousness and Cognition; 21(1) 258-268.
Ward, J. (2004) Emotionally-mediated synaesthesia. Cognitive Neuropsychology; 21 (7): 761 – 772.
Meiga dice
Yo creo que el aura si que existe, independientemente de que nunca la haya visto, tampoco he visto los rayos uva, ni los ultravioleta o los infrarojos, pero ahí están. Somos energía y emitimos energía, que unas personas puedan verla y otras no, es, en cierto modo, irrelevante. Aunque también es cierto que cara el desarroyo de las artes, ser sinestésico es algo realmente interesante (aunque yo tampoco lo soy)
Jennifer Delgado Suarez dice
Meiga,
La existencia de los rayos UVA y ultravioletas está demostrada científicamente, no así con el aura.
Sin embargo, el hecho de que un fenómeno aún no se haya podido demostrar desde el punto de vista científico no significa que no exista, quizás se debe a que nuestros instrumentos no son capaces de medir y detectar una parte de la realidad que nos circunda.