Todos los días, cuando abrimos los ojos en la mañana, nos invade una gran cantidad de estímulos visuales. Los colores y las luces fluyen desde nuestra retina hasta el cerebro, donde los decodificamos. Así podemos saber si hay un día soleado, vemos el color de las cortinas y encontramos la puerta. Sin embargo, dentro de este inmenso cúmulo de información, hay muchos detalles que ignoramos, detalles que no nos resultan significativos.
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